Aunque respetuoso de la figura de Hugo Moyano –“hizo mucho por el movimiento obrero”, dijo– critica su estilo de gestión. Afirma que comparte su agenda de reclamos y que prefiere bajar su candidatura si eso garantiza la “unidad”.
Entre la decena de cuadros y fotos clásicas de la simbología peronista que decoran su oficina en el noveno piso de Alsina 485, sede central de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), sobresale un añejo banderín de San Lorenzo que lleva sus iniciales y que de alguna forma anticipa las metáforas futboleras que empleará para graficar algunos aspectos de la interna de la CGT. “Hoy hay tres grupos en la CGT, los independientes, los que están con Moyano y los que están con Barrionuevo. Es difícil congeniar con los tres. Es como juntar al hincha de Boca, al de River y al de Independiente para que hinchen todos para Argentina. Este es el grave problema que tenemos”, asegura Antonio Caló, líder de la UOM y candidato –aunque con reticencias– a pelear por la conducción de la CGT.
–¿Usted es el candidato del gobierno, como sostienen algunos críticos?
–Nunca nadie del gobierno me vino a hablar para ver si yo quería ser candidato de la CGT, al contrario.
–¿Por qué se lo identifica como el candidato del oficialismo?
–Porque pertenezco a un gremio industrial que apoya este plan económico, se identifica con él. Y lo dice y lo mantiene. Yo mantengo la coherencia de apoyar este plan económico desde la primera hora. Siempre dije que cuando Kirchner empezó éramos muy pocos dirigentes gremiales los que estábamos a su lado. No había muchos. Después se hicieron todos kirchneristas. Yo antes de ser kirchnerista soy peronista, y por eso defiendo este modelo económico. Cuando empezó el compañero Kirchner nosotros veníamos de la época de los noventa, en la que no podíamos discutir convenios, no podíamos corregir el salario familiar ni la jubilación. El compañero Kirchner puso en vigencia todo lo que nosotros reclamábamos en los noventa. Entonces, ¿cómo vamos a estar en contra de eso? Tenemos que estar a favor. Nos dio la herramienta que más necesitan los trabajadores: discutir convenios.
–Falta menos de un mes para la elección de la CGT. ¿Cuál es hoy el escenario?
–Actualmente hay tres grupos: los independientes, el grupo de Moyano y el de Barrionuevo. Es difícil congeniar con los tres grupos. Es como juntar al hincha de Boca, al de River y al de Independiente. Es difícil hinchar todos juntos para Argentina. Este es el grave problema que tenemos. Hay muchos compañeros que todavía seguimos bregando para que haya unidad. Si me lo preguntan, honestamente, lo veo difícil. No veo que todos quieran aportar para la unidad. Yo pertenezco al grupo de los independientes, y se nos hace difícil congeniar con todos los grupos.
–Uno podría especular con que dentro de una estructura sindical peronista les cueste ponerse de acuerdo con radicales o trotskistas, o incluso que surjan diferencias en base al recambio generacional. Pero todos ustedes son peronistas, se reconocen como tales y casi todos tienen muchos años al frente de sus sindicatos. Con esa base en común, ¿por qué les cuesta tanto acercar posiciones?
–Siempre fue difícil la unidad del movimiento obrero, porque hay distintos matices, distintos pensamientos de los compañeros para enfocar los problemas gremiales. No tenemos todos los mismos criterios para enfocar los temas, entonces se hacen grupos. Tengo 40 años en esto y siempre hubo grupos, hasta cuando estaba Perón. Ahora, esta vuelta, si me preguntan por qué razón se desmoronó todo esto así de golpe, yo no le encuentro explicación. Hace siete meses todos íbamos a la Casa de Gobierno, nos peleábamos para ver quién se sentaba primero, no soltábamos la silla, y después en seis meses los muchachos estaban en contra del gobierno. Bueno, yo eso no lo entiendo. Por eso, ahora tenemos este problema, esta diversidad de opiniones en la CGT. Muchos compañeros míos representamos gremios industriales y nosotros estamos subsistiendo por este plan económico que puso en vigencia Néstor Kirchner y que lleva adelante Cristina.
–Históricamente, la CGT tiene una tradición de fracturas. ¿Hay alguna chance de unidad actualmente?
–“Nos une el espanto” (risas). Uno siempre tiene que bregar por la unidad. Yo siempre digo: si la unidad de la CGT depende de que Caló se baje de la candidatura, yo ya estoy bajado. Que venga otro muchacho que trate de unirlos a todos y yo voy detrás de él. No me marea ser secretario general de la CGT. Si podemos lograr la unidad del movimiento obrero y la UOM tiene que estar afuera, la UOM se queda afuera, que quede claro.
–¿Cómo debe ser la relación de la central obrera con el gobierno de turno?
–Cualquier CGT tiene que mantener la independencia de cualquier gobierno. Por más que yo sea peronista, kirchnerista, menemista, o lo que sea, todos tenemos que mantener la independencia de los reclamos de los trabajadores. Podemos tener distintos matices al reclamar, pero los reclamos son todos iguales. Va en la inteligencia del dirigente gremial conseguir lo que quieren los trabajadores. Unos lo consiguen peleando, haciendo paros, cortando rutas, otros lo consiguen dialogando. El asunto es ver el final del partido.
–No parece haber grandes diferencias en la agenda de los distintos grupos de la CGT.
–Hoy justamente estaba revisando las planillas de afiliados de la UOM. Éramos 50 o 60 mil, hoy tenemos 250 mil. Yo voy a defender a muerte este plan económico. Hay otros compañeros que no lo quieren defender, bueno, por eso está este problema de la división dentro de la CGT. Porque después la agenda es la misma para todos: mínimo no imponible, salario familiar, APE, obras sociales. Todos tenemos la misma carpeta: no hay nadie que no reclame lo que puede reclamar Moyano. Cualquier dirigente gremial va a reclamar lo mismo.
–¿Cómo debe ser la conducción de la CGT?
–Los compañeros a los que les toque conducir la CGT tienen que entender que no es un sindicato, es un secretario general de secretarios generales, es algo muy distinto a ser el secretario general de un sindicato. Bueno, eso es lo que hay que tratar de imponer en la CGT, que todos somos pares, todos somos compañeros, y nos debemos el respeto de secretario general a secretario general.
–Muchos dirigentes critican el personalismo en la conducción de Moyano.
–Sí, esa fue la crítica que le hacen todos los compañeros a Moyano. Son personalidades, cada uno tiene la suya. Si me preguntan qué personalidad tengo yo, la de trabajar en conjunto, no existe otra cosa. Acá no hay nadie que sepa más que otro, no hay omnipotencia, todos necesitamos de todos. Esto es como un equipo de fútbol, está el arquero, está el wing izquierdo y el centrohalf. Al que le toque conducir la CGT tiene el equipo, él será el centrohalf que reparta el juego, pero tiene que hacer jugar a todo el equipo.
–¿Por qué se alejaron algunos dirigentes del lado de Moyano?
–No sé por qué se fueron, es complejo. Pero yo tengo un concepto de la vida, de sentido común. Si uno tiene cinco hijos y cuatro andan mal y se van, algún problema tuvo uno. Si yo tengo en la UOM once secretarios, estoy conduciendo, y se me van nueve, en algo me equivoqué.
–Más allá de que compiten por el mismo cargo, hay un respeto recíproco entre Moyano y usted.
–Yo lo respeto a él y se lo dije en persona. “Hugo, vos hiciste un montón de cosas por el movimiento obrero”, le dije. Jamás me vas escuchar hablando mal de su persona, si bien tiene una forma de conducir… Después, algunos muchachos pueden decir que yo soy el candidato del gobierno, pero porque no tienen otra cosa que achacarme. Yo tengo la conciencia tranquila en eso.
–¿Hay pases de factura entre los dirigentes?
–Sí, y queda feo. “Que vos fuiste menemista, que vos estuviste con Rodríguez Saá”. Queda feo, a los trabajadores comunes no les interesa eso. Cuando vas a una fábrica, el trabajador lo que te dice es “solucioname este problema”.
–Por último, ¿el 12 de julio va a haber una batalla campal como dijo Oscar Lescano?
–No, no creo en eso. Hoy en día no podemos pelear. La sociedad nos repudiaría. Yo no voy a pretender eso, si hay pelea no me presento, no voy a llevar a mi gente. Eso ya pasó de moda.
De bajo perfil e hincha de San Lorenzo
Con más de cuatro décadas en el ámbito gremial, Antonio Caló reconoce a Lorenzo Miguel –a quien conoció siendo muy joven– como la figura que más lo marcó en el sindicalismo. Inició su carrera en la fábrica de Pirelli, en Mataderos, durante la década del sesenta.
Con fama de mesurado y dialoguista, se jacta de su bajo perfil y dice que una de las cosas por las cuales se mostró reticente a aceptar estar al frente de la CGT es el alto grado de exposición implícito. “Hoy salgo a almorzar con mi familia o a caminar y nadie me toca bocina ni me reconoce”, asegura. Tiene 65 años, vive en el barrio de Flores con su familia y es fanático de San Lorenzo.
“Me parece que este año no zafamos, estamos en el horno”, asegura, en relación al flaco promedio del equipo del bajo Flores.
Tierra del Fuego y Lanata
Aunque no formaba parte de la conversación, hacia el final de la entrevista Caló pidió referirse al programa periodístico que conduce Jorge Lanata, particularmente a su última emisión referida a la producción electrónica en Tierra del Fuego.
“Dice que todo proviene de China. Sí, puede ser, el tema es que antes venía todo armado desde China. Ahora se arma todo en Tierra del Fuego. Desde que la presidenta sancionó esa ley –se refiere a la Ley de Promoción Industrial, de noviembre de 2009– nosotros crecimos en 8 mil puestos de trabajo. Quedé muy caliente con eso, porque creo que no es justo”, señaló Caló. Y agregó: “Yo he viajado a China y a Tierra del Fuego. Hay una fábrica de celulares que tenía 30 trabajadores, hoy tiene 500.”
Viviendas y horas extras
–¿Cómo tomaron el plan de viviendas que anunció la presidenta Cristina Fernández la última semana?
–Muy bueno. En todos los años que tengo es la primera vez que escucho un plan de vivienda con la claridad que tiene este. Lo que hubo siempre son préstamos para comprar viviendas, esto es un préstamo para hacer la vivienda. Hacer 100 mil viviendas da trabajo a mucha gente.
–¿Se sintió la desaceleración económica del último trimestre al interior del gremio metalúrgico?
‑No, todavía no se ha sentido el impacto. Lo que se ha sentido en el gremio es un poco lo que es la caída de horas extras. Pero hasta el momento no hubo suspensiones ni despidos, sólo se ha resentido un poco en algunas empresas son las horas extras.