Cambio de opinión: cuatro de cada cinco mendocinos ven con buenos ojos la minería
Sitio Andino - Por Matías Malagoli
Mendoza está cambiando de opinión respecto del desarrollo de la minería. Esa es la conclusión de una serie de mediciones realizadas por la consultora de Enrique Bollati, que arroja un resultado contundente: el 82% de los mendocinos acepta, con ciertas condiciones, el avance de esta actividad económica.
Según Bollati, el debate se enriqueció después del corte que le dio Paco Pérez a la discusión sobre San Jorge. En aquel momento el hoy gobernador, atemorizado por el impacto que producía en la opinión pública el análisis de la Declaración de Impacto Ambiental y que podía capitalizar la UCR (que por esos días se probó el traje antiminero), le pidió a los legisladores que zanjaran la discusión.
La decisión, entonces, fue archivar la iniciativa. El tema se enfrió (aunque recrudeció con menor fuerza durante algunos episodios) y el debate es hoy bastante más sereno que por aquel entonces. “Hoy la gente se está cuestionando seriamente el manejo del agua, pero no sólo el de la minería y el de la industria, sino que cuestiona el derroche de la agricultura que consume el 82% del líquido desaprovechándolo con sistemas de riego obsoletos”, observa Bollati.
Otro punto sobre el que hay bastante coincidencia entre los encuestados es la necesidad de un organismo de control integrado por las universidades (UNCuyo y UTN) y el Cricyt. “La gente no cree, y con argumentos, en la capacidad de control del Estado”, explica el encuestador.
El otro aspecto sobre el que llaman la atención los encuestados es el “derrame” de la actividad sobre la economía de los mendocinos promedios: “la gente quiere que la plata se quede en Mendoza”, explica Bollati, que considera que la Empresa de Energía y la posible creación de la de Minería son buenas herramientas para que la provincia no deje fugar esos recursos.
El cambio de opinión es muy elocuente: a mediados del 2011 más de dos tercios de los mendocinos se manifestaba reacio al desarrollo de la minería. Hoy, la situación es radicalmente inversa y el 82% de los encuestados se muestra favorable a la minería.
Dentro del 18% que rechaza la actividad, Bollati diferencia dos grupos: los antimineros más extremos, que rechazan la minería en cualquiera de sus formas (sin diferencias si es metalífera, si son megaemprendimientos, si es a cielo abierto, etc) y los más moderados, que pueden virar su opinión en el caso de que el Estado les ofrezca garantías de que puede ejercer férreos controles ambientales.
“Por primera vez empieza a discutirse más en serio, sin ese dramatismo exacerbado previo a las elecciones. Igualmente se trata de una opinión que recién está tomando cuerpo, que puede cambar si el Gobierno o los sectores empresarios hacen las cosas mal”, advirtió Bollati.