La pieza "Mineros", versionada y dirigida por Javier Daulte, llega a la cartelera porteña protagonizada por los actores Hugo Arana, Darío Grandinetti, Juan Leyrado y Jorge Marrale, el mismo elenco que ya impactó al público en “Baraka”, obra que trajinó los escenarios durante más de tres años.
Lejos de aquellos hombres que en “Baraka” se enredaban en sus lazos de amistad, Marrale, Arana, Leyrado y Grandinetti, vuelven a reunirse para darle carnadura a un grupo de trabajadores atravesados por el arte, un recurso poderoso para el cambio y una herramienta para pintar su aldea.
"Trabajamos juntos desde hace 11 años, es el cuarto espectáculo compartido y, como todos conforman un viaje actoral diferente, es imposible no transformarse mientras lo realizamos”, explica Jorge Marrale en charla con Télam.
Su compañero de aventuras teatrales Hugo Arana agrega que "hicimos `Baraka` -también a cargo de Daulte- hasta octubre de 2011 y ya en noviembre comenzamos a ensayar `Mineros`, de lunes a sábados por cuatro o cinco horas diarias".
El dueño del camarín está sentado en una silla plegable, descalzo, y juega con los pies sobre la alfombra. Indudablemente a Darío Grandinetti el sorteo de camarines lo favoreció, pero como el lugar es amplio Jorge Marrale, Hugo Arana y Juan Leyrado decidieron invitarse y compartir el piso. “Ya estamos grandes, nos conocemos demasiado y nos pareció una boludez andar separados. Los tengo a todos acá, vamos a ver cuánto duran”, apuesta el privilegiado quien tiene además el placer de contar con su hijo, Juan, como un compañero de elenco más.
Así están los cuatro, compartiendo, por primera vez en una temporada porteña, la intimidad de un espacio clave para las mañas y vicios de cualquier actor. Y en la puerta, como desafío al paso del tiempo y a los límites de la perdurabilidad, pegaron sus caras en la primera obra que los reunió, Los mosqueteros del rey, allá por el ‘91. Se ve un cuarteto de rostros en blanco y negro, con mirada a futuro, plastificados y joviales. Uno abre la puerta, entra al camarín y se produce un fugaz viaje en el tiempo. Indudablemente, Marrale mantiene un parecido a su foto de un par de décadas atrás. Y Hugo Arana parodia el paso de los años: “Che, me siento extraño sin el suero. ¿Podemos hacer las fotos más agachados? Me jode la espalda si me paro derecho.” Luego de cuatro temporadas con Baraka , exitazo nacional, vuelven el martes con Mineros , texto del inglés Lee Hall, versionada y dirigida por Javier Daulte. Es una obra basada en hechos reales ( ver recuadro ), pero nada que ver con lo sucedido en la mina chilena. “Esto es lo opuesto a Baraka -dice Leyrado-. Ahora los personajes, si bien no son amigos, se conocen de muchos años de trabajo en la mina. Los atraviesa otro vínculo, que no es amistad, pero es algo muy visceral para todos.” El relato nos introduce en un grupo de mineros ingleses que, durante la década del ‘30, decide tomar clases de apreciación del arte. Y el instructor nota que sus alumnos con las imágenes de Tiziano y Da Vinci que les muestra no sólo no se emocionan, sino que les importan un pomo. Entonces, decide ponerlos a pintar y ellos hacen famosos con sus cuadros. “A ninguno de los cuatro el mundo de la intelectualidad ni siquiera los roza, son gente de trabajo brutal y físico -dice Arana-. En Baraka uno veía claramente a cuatro neuróticos que se eligieron amigos en la adolescencia. A estos personajes, en cambio, los eligió la compañía para la que laburan desde la infancia. Están juntos en una tarea muy riesgosa, donde el cuidado por el otro es muy importante. Esto se ve todavía en el campo, donde uno sabe que el vecino te cuida y te protege. Y este profesor que llega los enfrenta con un tema riquísimo: el de la expresión y el arte como posibilidad para todos.” Arana va con George, un burócrata que se atiene a todo lo que dice el sindicato. Leyrado con Harry, un marxista ortodoxo, ex minero y ahora dentista, que repite consignas a rajatabla: ”Tuve que comprarme un par de libros de Marx para refrescar -dice-. Leí un poco y después lo abandoné”. Grandinetti es Oliver, quien prácticamente no tiene pensamiento propio, tampoco familia y depende totalmente del grupo. Finalmente, Lyon, el profesor, es Marrale. “Es una especie de abrelatas -cuenta el actor-, porque indaga en uno de los puntos centrales de la obra: qué nos pasa cuando alguien nos permite descubrir lo más creativo que tenemos. Además, la pieza también tiene un aspecto contradictorio, porque en un momento aparece la vanidad como contrapeso de lo grupal.”
¿Cómo digieren ustedes la vanidad de la que habla la obra?
Grandinetti: Como el orto.
Leyrado: Somos como los Beatles.
Arana: Es algo que se ve en el escenario cuando uno trata de tapar al otro. Todo lo nuestro es muy sutil.
Leyrado: Hay una cosa de nuestra relación que nos sirvió entender: no conformamos un grupo. Si hay un grupo, de alguna manera se fue haciendo. En realidad cuando hacíamos Mosqueteros había más pertenencia, pero nunca hubo reglamento, sino una suma de individualidades. Con el tiempo esa unión de individualidades nos dio más gasolina para seguir.
Pero seguro existen códigos implícitos que los hace estar juntos.
Grandinetti: Creo que el humor es nuestro mejor código ...
Leyrado: Y tener ganas de estar juntos. Otra cosa que hacemos siempre es sortear el camarín. Pero no lo hacemos como reglamento, sino porque nos parece que es la mejor forma de resolverlo.
Arana: Creo que ahora es la primera vez que decimos la palabra “código” entre nosotros, porque eso no existe acá. Yo detesto esa palabra porque suena a Al Capone y a la mafia. Pienso que nuestro mejor reglamento es no tener código
Grandinetti: Puede ser, pero hay cosas en común que tenemos sí tenemos. El humor es una ... y el mal humor, también.
Estuvieron cuatro temporadas juntos, hicieron largas giras. ¿No llega un momento en que se pudren de compartir tanto?
Arana: Cuando estamos en gira y nos toca comer, y uno decide tirarse un pedo es algo que de golpe debemos reflexionar. Y lo hacemos.
Grandinetti: La gira nos divierte mucho, estuvimos en España y en muchos lados, pero nunca tuvimos que trabajar para la relación.
Hubo elencos y compañías que para mantener el vínculo han llegado a la terapia de grupo.
Marrale: Nosotros necesitaríamos todo un grupo de analistas.
Grandinetti: Puede ser, pero no existen tantos grupos de trabajo como el nuestro, que tiene gente trabajando hace muchos años. Por ejemplo, a Chapu, el maquinista, lo conocemos hace treinta años.
¿Qué momentos de la gira de “Baraka” fueron inolvidables?
Leyrado: Cuando estuvimos en Cartagena. Pero Hugo no pudo venir porque estaba grabando.
Arana: ¡Ahí está la traición! Si hubiera espíritu de grupo no se van los tres a Cartagena y a mí me dejan de garpe.
Grandinetti: Con verdadero espíritu de grupo, el tipo manda al carajo las grabaciones, con las que seguramente gana un pedazo de guita, y se viene con nosotros. Pero éste nunca tuvo el más puto código.
Leyrado: En Cartagena éramos tres pibes, bien turistas. A la noche alquilamos un mateo, comimos afuera y nos rompieron la cabeza con la cuenta. Pero estuvo bárbaro.
¿Todavía tienen capacidad para sorprenderse por lo que haga alguno de los cuatro?
Arana: Nos conocemos mucho, ya nada nos sorprende. Lo que pasa es que nos une un escenario, el deseo singular de actuar y contar un cuento. Eso es un tema muy convocante, porque uno le dedicó la vida al teatro. Y si la pasamos bien es algo muy potente
Grandinetti: Desde Los Mosqueteros muchos se preguntan cómo hacemos, es como si fuera imposible que algo así funcionara armónicamente. Algo extraño tenemos, sí. Es más, estamos convencidos que juntos nos quieren mucho, separados no sé si tanto.
¿Es posible pensar en un marketing de la amistad como clave del éxito?
Grandinetti: Si han decidido comprar ese marketing, está bien, pero no fue hecho por nosotros.
Leyrado: Mi hijo, que nos conoce y acompañó desde siempre, cuando vio Baraka , me dijo que los amigos de su edad le decían “me gusta cómo estos tipos se animan a hacer, a su edad, algo tan jugado.” Ahí aparece el resultado de nuestra amistad, no como marketing.
Marrale: Ahora todo pasa muy rápido. Cuando la gente ve que cuatro personas siguen eligiéndose los conmueve, quizá porque añoran hacerlo y verlo más seguido.
Mineros: Marrale, Arana, Leyrado, Grandinetti
La Nación - Por Laura Ventura
Descienden por una escalera sin luz y se hunden en una habitación subterránea y oscura. Conocen el camino de memoria. Allí abajo se sienten seguros. Ese es su refugio. Como un grupo de mineros, cuatro actores andan y desandan este camino hacia su camarín, pero respiran aire puro cada vez que emergen a la superficie y regresan a su hábitat natural: el escenario.
Por orden alfabético, Hugo Arana, Darío Grandinetti, Juan Leyrado y Jorge Marrale regresan este martes, tras el éxito de Baraka , con Mineros ( The Pitmen Painters ), un texto de Lee Hall (el mismo autor de Billy Elliot ), con una versión y dirección de Javier Daulte. Esta pieza está basada en un hecho real. En la tercera década del siglo XX, un grupo de mineros ingleses comenzó a tomar clases de arte y se convirtió en una sensación mundial con sus creaciones. Aún hoy se exhiben sus obras en la ciudad donde ocurrió el hecho, Ashington, en el norte de Gran Bretaña. También integran el elenco Patricia Echegoyen, Juan Grandinetti (hijo de Darío) y Milagros Almeida.
Juan Leyrado ofrece su silla y se sienta en el piso, contra la pared. En un círculo, los cuatro festejan esta reunión con una nueva obra. No se trata de un reencuentro, porque son amigos en la vida real y porque esta pieza ya estaba en sus planes cuando aún llenaban teatros durante su última gira.
-¿Cuál es el gran atractivo de Mineros ?
Juan Leyrado: -Hay un tema central: el arte puede ser para todos, escapando de lo intelectual. A partir de nosotros mismos podemos hacer arte desde aquello que queremos contar. Me interesa que el público pueda ver el proceso de estos mineros, cuya vida está muy alejada de lo artístico, y que le sirva de motivación. No digo que salgan del teatro con ganas de pintar, pero que sientan que crear es un derecho.
-El personaje de Marrale contrasta con el resto. Es el único que no es minero.
Jorge Marrale: -Es el maestro que ve cómo los alumnos lo pueden superar sin que haya una construcción intelectual en ellos. Hay un prejuicio para quienes piensan que quienes hacen arte están en un plano de calidad, conocimiento superior o pertenecen a una elite. Se descarta la posibilidad de que las clases obreras puedan hacer arte. Y coincido con lo que plantea el texto: cuanto más se abran las posibilidades de la educación, más talento va a aparecer.
-Además de ustedes cuatro, regresan al trabajo junto a Daulte. ¿Cómo funciona esta química?
J.M.: -Un poco como los mineros y su profesor, con Javier empezamos a trabajar con el texto y a ver qué nos pasaba mientras emprendíamos esa tarea. Hay un símil entre el proceso creativo del profesor y el de nuestro director. La idea es sencilla: no hablemos por hablar; hagamos, dediquémonos a crear.
- En Baraka , el arte también era protagonista y había un retrato del universo masculino.
Darío Grandinetti: -Pero la diferencia entre Baraka y Mineros es que en la primera los personajes eran amigos, y estaba presente la traición, a pesar de su vínculo. Aquí son muy compañeros, viven en un lugar pequeño. En Mineros hay una relación más leal. Y además esta historia ocurrió, esto es lo interesante. Quiero señalar que esto fue posible porque el sindicato impulsaba a que pudieran crecer a través de la educación.
¿Qué les dejó Baraka a nivel personal y profesional?
Hugo Arana: -Fue un gran ejercicio de actuación porque era una obra de grandes contrastes de colores y de actuación. A mí me permitió caminar por caminos sinuosos y el público lo recibió a manos llenas. Eso siempre es alentador. Eran personajes muy neuróticos, así que pudimos hacer un recorrido por nuestra propia alma y psiquis.
-¿Cómo se describirían como grupo?
D.G.: -Todos nos hemos visto crecer como personas y profesionales. Y nos seguimos eligiendo. Somos buena gente, por eso es todo más fácil. Acá no hay dobleces. Lo que se dice se dice por eso, y nada más.
H.A.: -Hemos logrado un equilibrio de egos. Porque a veces la mesa renguea o la bicicleta va por el empedrado. Acá, cada uno equiparó al otro.
J.L.: -Pero hemos trabajado para equiparar los egos. Partimos sobre la base del amor y el afecto. No es que hay algo que nos ilumina y tuvimos suerte de trabajar juntos. No es casual. Hay una tarea de escuchar al otro y hacernos escuchar. Y cuando nos va bien, no aflojamos, laburamos. No cambiamos la letra, venimos mucho antes de la función al teatro... esa rigurosidad nos da derecho a sentirnos orgullosos de nosotros mismos.
J.M.: -Nos conocemos hasta las memorias emotivas de cada uno.
HABLEMOS DE JORGE MARRADE
Arana dixit: "Es una gran mentira porque uno ve a un tipo formal, delicado, jamás una grosería, pero es muy divertido. Está recontra recubierto de talento".
Grandinetti dixit: "Tiene mucho más humor de lo que parece. Es desopilante por el momento y el lugar en el que aparecen cosas en él que nos sorprenden".
Leyrado dixit: "Eligió en su vida eso que le hacía bien. Ver aquel proceso, y el éxito que tiene, me alienta. Tiene una gran capacidad analítica y sabiduría sobre la vida".
Su personaje (Lyon): Profesor, académico y pintor. Descubre de modo sorpresivo un nuevo mundo a través de sus alumnos.
HABLEMOS DE HUGO ARANA
Grandinetti dixit: "Para mí siempre fue el experimentado. Por eso lo escuché siempre. Tiene eso de patriarcal y de nobleza de campo, no de barrio. Es un tipo confiable en el escenario".
Leyrado dixit: "Es un universo inabarcable de historias. Parece que hubiese vivido más años de los que vivió. Tiene una gran capacidad de juego. Es como un cielo lleno de fuegos artificiales".
Marrale dixit: "Tiene una mirada de reflexión muy rica. Posee un mundo sensible dentro y a flor de piel. Lo escucho mucho. Tiene una mirada obsesiva y es agudo: sabe dónde poner el estilete"
Su personaje (George): Es el delegado gremial. Es un gran coordinador, cuida al grupo y el orden para que las cosas funcionen.
HABLEMOS DE JUAN LEYRADO
Arana dixit: "Tiene un gran capital que es su humor. Eso habla de su capacidad para observar al otro. Es un ser racional y un actor con un amplio abanico".
Grandinetti dixit: "En la actuación, Juan es un poco más caótico y desde allí aparece algo siempre algo increíble, generalmente desde el humor. Le da alegría al grupo".
Marrale dixit: "Está siempre ávido de investigar un poco más. Está dispuesto a buscar. Su rol es el de anfitrión y el de hacer sentir bien y cómodo al otro".
Su personaje (Harry): Luchó en la Primera Guerra Mundial. Allí tuvo un accidente y abandonó la minería. Es mecánico dental y socialista.
HABLEMOS DE DARÍO GRANDINETTI
Arana dixit: "Es siempre la sensatez. Siempre tiene razón, y por eso lo admiro. Es mitad sesos y mitad quebracho. Obliga por su constitución, al otro actor a ser un acróbata".
Leyrado dixit: "Es un tipo de una nobleza y de una integridad en sus convicciones que pocas veces he visto. Tiene un objetivo claro y hacia allí marcha siempre. Es un faro".
Marrale dixit: "Tiene un mundo del afecto y del trabajo muy consistente. Es brillante y nunca especula: dice lo que siente. Es un quebracho: sin vueltas, pero siempre da calor".
Su personaje (Oliver): Trabaja desde niño en las minas. Tiene grandes carencias afectivas y es el más talentoso del grupo.
UN GRUPO CON HISTORIA
Tres sucesos y una promesa
1 - Los mosqueteros del rey fue el primer trabajo. Cuando Miguel Angel Solá dejó el grupo, se sumó Marrale
2 - En Los lobos tuvieron a Jorge D'Elía como actor invitado, en 1996
3 - Baraka se estrenó en 2009 y estuvo dos temporadas en cartel
4 - Mineros es el nuevo desafío, que aspira a convertirse en una de las mejores propuestas de la temporada
PARA AGENDAR
Mineros: de Lee Hall, con dirección de Javier Daulte. Miércoles, jueves y domingos, a las 21; viernes, a las 21.30; sábados, a las 20.15 y a las 22.45. Metropolitan I (Corrientes 1343)..