El crecimiento sostenido de la economía argentina durante los últimos años y el contexto favorable para el desarrollo de los países de la región favorecen el clima de negocios a nivel local. Sin embargo, el país podría aprovechar mejor ese sustrato si no fuere por la incertidumbre que genera a los inversores la baja calidad institucional, la burocracia, la inflación, las dificultades de acceso al crédito y, en especial, las trabas al comercio. En resumidas cuentas, así lo estipula el informe de Competitividad Global 2011-2012 difundido ayer por el World Economic Forum, según el cual el país subió dos posiciones –desde la 87 a la 85–, pero aún está lejos, por caso, de Chile, el país latinoamericano mejor ubicado, en el puesto 31.
“El extraordinario potencial competitivo del país, que se beneficia de un amplio mercado interno y una población con un nivel educativo elevado, con una de las tasas de matrícula de educación superior más altas en la región, sigue sin cumplirse tanto por la falta de confianza en sus instituciones y grandes ineficiencias en la asignación de los bienes, así como el trabajo y los recursos financieros. Más precisamente, la baja confianza pública en los políticos, la incertidumbre y el favoritismo en las decisiones de los funcionarios del gobierno”, sostiene el informe con respecto a la Argentina. Entre los puntos a resolver también menciona la excesiva burocracia que beneficia “la expansión de la economía informal” y las “altas barreras al comercio, que provocan una asignación ineficiente de recursos en los bienes de mercado”.
“El informe muestra qué atractivos tienen las economías para hacer negocios. La Argentina suele estar en la mitad de los indicadores internacionales. El país podría estar mucho más arriba en ese ránking si no fuese por la discrecionalidad de algunas políticas”, explicó Fausto Soptorno, del estudio Ferreres. Apunta, por ejemplo, a las trabas al ingreso de productos que impone, sin documentos ni explicaciones mediante, el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno.
Una mirada similar tiene Mariano Lamothe, del estudio Abeceb. “Es una visión de la competitividad estructura, no de costos. Ayuda a la Argentina el crecimiento sostenido de la economía y el mantenimiento del empleo. Pero nos penalizan por cuestiones como el financiamiento y la discrecionalidad en las relaciones comerciales o en el Indec”, sostuvo.
Para el Word Economic Forum, según el cual Suiza ocupa el primer lugar del ránking de competitividad, la estabilidad macroeconómica de la Argentina arroja dudas sobre la sostenibilidad de su crecimiento económico.