China planea realizar una inmersión ultra profunda con un sumergible tripulado en el Pacífico, con la cual aventajaría a Estados Unidos en su carrera para explotar los potencialmente vastos recursos minerales de las partes más hondas de los océanos.
El Jiaolong —el nombre de un mítico dragón marino— partió de China a bordo de un barco de investigación oceanográfica el 1 de julio. Llegó el sábado a su destino en el Pacífico nororiental, entre Hawai y Norteamérica, donde intentará sumergirse a 5.000 metros, según informes de medios estatales.
En declaraciones a la agencia de noticias estatal Xinhua el sábado Liu Feng, director de las pruebas de inmersión, dijo que el mar estaba demasiado agitado como para intentar la primera de las cuatro inmersiones que planeaba antes del miércoles.
En su primera inmersión, el Jiaolong alcanzó los 4.027 metros de profundidad a las 5:26 a.m. del jueves, hora de Beijing, según la Oficina Estatal Oceánica de China. Los medios oficiales del país indicaron que el siguiente intento, esta vez a 5.000 metros, se llevará a cabo el viernes por la mañana.
La inmersión será el más reciente hito para China en una carrera tecnológica que EE.UU. solía dominar, alcanzando su mayor éxito en 1960, cuando envió a dos hombres al fondo de la fosa de las Marianas —el punto de mayor profundidad oceánica del mundo, a 11.034 metros— en el batiscafo Trieste, el cual ya no se encuentra en funcionamiento.
EE.UU. lideró la exploración submarina y los intentos de explotación minera del lecho oceánico a lo largo de las décadas posteriores, pero el interés comercial se desvaneció en las décadas de 1980 y 1990 porque los precios internacionales del níquel, el cobre y otras materias primas que se pensaba que podían extraerse con mayor facilidad, no alcanzaban precios lo suficientemente altos.
Ahora, muchos expertos dicen que EE.UU. se arriesga a rezagarse ante competidores comerciales y militares en momentos en que los crecientes precios de las materias primas hacen más rentable la explotación minera submarina, y China y Rusia solicitan derechos para explorar depósitos recientemente descubiertos en aguas profundas, que se cree contienen cantidades importantes de plata, oro, cobre, zinc y plomo en particular.
La carrera tiene implicaciones comerciales, científicas y militares comparables a la exploración espacial, en la cual China es también ahora una potencial mundial como uno de solo tres países —junto con EE.UU. y Rusia — capaces de lanzar vuelos espaciales tripulados.
Aun cuando funcionarios chinos dicen que el Jiaolong es solo para fines civiles, expertos militares extranjeros dicen que la nave podría usarse para interceptar o cortar cables submarinos de comunicaciones, recoger armamento extranjero del lecho marino, o reparar o rescatar submarinos militares.
Sin embargo, su propósito principal es explorar reservas submarinas potencialmente enormes pero antes inaccesibles de metales y otros recursos naturales que China necesita para que su economía crezca, dijeron expertos chinos y extranjeros.
Un sumergible difiere de un submarino en que típicamente depende de una nave nodriza y tiene uso muy limitado en la superficie pero puede descender a grandes profundidades y es muy maniobrable bajo el agua. El Jiaolong tiene 8,2 metros de largo y tiene un casco redondeado de titanio para proteger de la enorme presión marina al máximo de tres tripulantes que puede transportar.
El sitio de pruebas del Pacífico fue elegido porque la Asociación de Investigación y Desarrollo de Recursos Minerales Oceánicos de China, conocido como Comra, firmó un contrato en 2001 con la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA, por sus siglas en inglés), organismo de las naciones Unidas que supervisa la minería en aguas internacionales.