Por Jorge Omar Chemes DIPUTADO NACIONAL (UCR, ENTRE RIOS)
En septiembre de 2010, el gerente general de Aerolíneas, el doctor Mariano Recalde, decía que la empresa tenía una previsión de déficit para el 2011 de US$ 200 millones. En mayo de este año está avisándonos que el déficit va a ser del doble.
Sin inmutarse siquiera, asume que le erró en un 100%. Me gustaría saber si manejaría de la misma manera -y con la misma frescura adolescente- una empresa propia. Me gustaría saber si podría ir con la misma soltura a pedir un crédito al banco de su pueblo y decirle tan suelto de cuerpo al gerente que “el déficit es el doble del que le dije por escrito, pero es manejable”. En el caso de esta gestión de Aerolíneas, este gerente general lleva ya dos años y un déficit acumulado de más de US$ 1.000 millones y que llegará a US$ 1.400 millones contando este año: es un joven funcionario que nos está costando caro.
Su gerente financiero, Axel Kicillof – un notable economista-, explicó, con similar alegría, que “ en los hechos, lo que estamos haciendo es subsidiar el precio de los pasajes a través del déficit.
Es un subsidio indirecto”. No parece ni muy indirecto ni muy razonable que el IVA que pagan los trabajadores y hasta los desocupados vaya a subsidiar pasajes de avión para que las clases acomodadas puedan ir a Miami.
Otra de las zonceras, bien propias de su autor, es la defensa del déficit de Aerolíneas. Señor Jefe de Gabinete: no es lo mismo el déficit de una empresa pública en 1974, con pleno empleo y sin pobreza, que en 2011, con desempleo, inflación y pobreza que difícilmente disimulan con el INDEC intervenido y acallando los datos que lo contradicen.
El déficit de US$ 486 millones en 2010 es equivalente a lo que el Gobierno pidió prestado al Banco Mundial, también en 2010, para sostener la asignación universal por hijo.
Esos $ 220 por hijo de hace un año perdieron poder de compra. Estamos hablando de familias que tienen trabajos mal remunerados y pocos con obra social. Y son los que más sufren la inflación. Si Aerolíneas hubiera tenido la mitad del déficit, las asignaciones por hijo podrían ser de $ 330. O podría haberse hecho universal en serio. O podrían haberse hecho planes para primer empleo, por ejemplo. O escuelas. O viviendas. Muchas viviendas.
El problema de dos muchachos rifando los ingresos de los más pobres transfiriéndolos a los más ricos para que puedan ir a Miami es grave . Tener una línea de bandera no quiere decir no hacer viviendas. Queremos una línea de bandera y las viviendas. Ambas. Es de necios defender una medida por la medida en sí sin ver el contexto histórico.
Curioso que el país tenga que endeudarse para pagar planes sociales mientras subsidia a los pudientes.
Si la empresa se manejara con los parámetros de eficiencia de las otras empresas latinoamericanas y fuera rentable como TAM, LAN y Gol, los viajes de los argentinos a Miami ayudarían a solventar – y no a achicar- los planes sociales.
No queremos más declamaciones, ni siquiera a manos de preparadísimos jóvenes que dicen perseguir grandes revoluciones sociales. Los que ya tenemos horas de vuelo encima no somos tan fáciles de empaquetar. Espero que los que recién se asoman a la política puedan ver que los grandes discursos muchas veces tienen pies de barro.
