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WEF: Cinco claves geopolíticas para 2025
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En 2025, los líderes se enfrentarán a una variedad de desafíos geopolíticos. Diversas dinámicas y cuestiones deberían configurar la agenda geopolítica del próximo año

07/11/2024

SAMIR SARAN

Si 2024 fue el año de las elecciones, 2025 será el año de los interrogantes. A principios de año, los gobiernos de todo el mundo se verán obligados a responder con rapidez a los crecientes desafíos económicos, sociales, de seguridad, ambientales y tecnológicos.

Se trata de cuestiones que serían difíciles de abordar en cualquier momento, pero hoy se dan en un contexto geopolítico turbulento, en el que se está produciendo una desintegración del orden internacional de posguerra.

Como resultado, los líderes no sólo tendrán que abordar desafíos específicos, sino hacerlo al mismo tiempo que encuentran un acuerdo para construir un marco global para promover la paz y la prosperidad en lugar de la agresión y la incertidumbre económica que estamos experimentando actualmente. ¿Cuáles son entonces las dinámicas que deberían orientar las acciones de los líderes?


¿CUÁLES SON LAS TRES DINÁMICAS QUE DEBERÍAN ORIENTAR LAS ACCIONES DE LOS LÍDERES EN 2025?
En primer lugar, los líderes deben tener en cuenta el aumento de las respuestas aparentemente irracionales entre sus electores y sus homólogos.

Los líderes ya no pueden dar por sentado que los actores nacionales e internacionales se guiarán por intereses identificables, porque la política nacional y global polarizada puede llevar a decisiones que parezcan contraproducentes para el público externo. De hecho, algunas de las fuerzas que configuran esas decisiones son el resultado no sólo de una polarización cada vez más profunda, sino también de niveles crecientes de desinformación.

En segundo lugar, los líderes deben estar preparados para que aumente la incoherencia. Los compromisos externos se hacen en función de la ubicación del Estado y de sus intereses internos. El efecto de la geografía sobre las conciencias es claramente visible en las respuestas divergentes a Gaza, Ucrania y Sudán. La aceptación de dobles raseros en torno a la aplicación de los derechos humanos y la responsabilidad o el deseo de protegerlos son ahora más normales que la aspiración a valores universales, como los propugnados por la Carta de las Naciones Unidas y la Declaración Universal de Derechos Humanos.

Por último, los líderes deben estar preparados para un aumento de las voces influyentes. Los líderes tendrán que tener en cuenta y escuchar a nuevos actores, desde líderes empresariales hasta personas influyentes en las redes sociales y estados emergentes, muchos de los cuales no están dispuestos a adherirse al status quo.

El consenso "liberal" de posguerra está siendo cuestionado tanto desde dentro como desde fuera; incluso aquellos estados que fueron el baluarte del orden de posguerra contienen fuertes fuerzas políticas internas que ahora lo cuestionan.

Con esta dinámica como telón de fondo, ¿cuáles son las preguntas geopolíticas más urgentes que los líderes deberán responder en el próximo año?


¿CÓMO AVANZAR EN LA SEGURIDAD DENTRO DE UN ORDEN GLOBAL FRAGMENTADO?
La cooperación global está en un punto bajo y el conflicto se está intensificando. Los líderes e instituciones tradicionales, como la OMC y la ONU, han demostrado recientemente su ineficacia a la hora de generar un amplio consenso global o de servir de plataforma para resolver disputas.

Los países y bloques emergentes de todo el Sur Global aún no han aclarado si servirán como un freno saludable a un orden de seguridad global liderado por Occidente en decadencia o simplemente desempeñarán un papel disruptivo.

Equilibrar esta dinámica también será tarea de Beijing, dado que está en el centro de múltiples nuevas geometrías, como la propuesta Iniciativa de Seguridad Global, la Organización de Cooperación de Shanghái, el Foro de Cooperación China-África (FOCAC) y un posible eje Rusia-Irán-China.

Los dos conflictos más divisivos en 2024 (la guerra en curso de Rusia en Ucrania y el conflicto entre Israel y Hamás en Gaza) surgieron de fricciones de larga data. El hecho de que esos conflictos se hayan intensificado repentinamente es una señal de que el orden de seguridad global está demasiado fragmentado como para mantener o negociar la paz.

En este contexto, cuando la adhesión a valores universales es una imposibilidad y el orden existente se está desintegrando, los líderes se verán obligados a reconocer las limitaciones de su influencia y las restricciones de sus alianzas.

Los dirigentes tendrán que preguntarse: ¿Cuáles son las formas de superar las divisiones para evitar más conflictos? ¿Es posible que los dirigentes acepten más limitaciones a su poder y asuman la tarea de lograr la paz? ¿Cuáles son los puntos mínimos de acuerdo que pueden generar progreso y contrarrestar las acciones regresivas?


¿CÓMO ENTENDER LA SOBERANÍA EN EL MUNDO CONTEMPORÁNEO?
El ideal de un orden basado en normas, preservado con esmero desde 1945, está más lejos de ser practicado ahora que en las últimas ocho décadas. Sin normas compartidas, instituciones fuertes y un compromiso con el derecho internacional, es difícil crear un entorno estable y pacífico.

Sin embargo, los defensores del orden basado en normas han llegado a comprender que, para muchos países, el papel y la estabilidad de las instituciones y los acuerdos políticos nacionales son esenciales.

Si bien el hecho de que los ejércitos crucen las fronteras físicas es una afrenta evidente a la soberanía, las medidas económicas perversas, la manipulación de los sistemas políticos y la regulación del acceso a los mercados, los acuerdos comerciales y los sistemas de pago pueden violar la Carta de las Naciones Unidas y pueden vulnerar los aspectos más importantes de la soberanía.

En las últimas décadas, se consideró vital que los países cedieran la soberanía y la capacidad de tomar decisiones independientes sobre ciertas políticas a las instituciones de gobernanza global, con el fin de construir un orden global "cohesivo".

Los opositores iliberales a este orden han destacado durante mucho tiempo la importancia, según ellos, de mantener la soberanía como piedra angular de las relaciones internacionales. Hoy, incluso los defensores de un orden global a menudo entienden que no se pueden diseñar ni aplicar reglas en un mundo donde no se respeta la soberanía estatal. Porque sin Estados fuertes que puedan hablar en nombre de sus poblaciones y defender sus derechos, ¿cómo puede florecer un orden basado en reglas?

En 2025, por tanto, los líderes se preguntarán: ¿Es posible abordar y revitalizar la independencia del Estado en paralelo con el fortalecimiento de las estructuras transnacionales que ofrecen seguridad a sus poblaciones?


¿CÓMO RESTAURAR (Y REDISEÑAR) LA GLOBALIZACIÓN COMERCIAL Y ECONÓMICA?
La era dorada del comercio parece haber llegado a su fin. En 2023, el comercio de bienes se contrajo alrededor de un 2%, más que en cualquier otro momento de este siglo, salvo durante una recesión global. El aumento de los conflictos y la constatación de que los valores globales son esquivos se han manifestado en desafíos a la política comercial, industrial y financiera.

Ahora es más difícil proteger las cadenas de suministro y hay nuevas presiones sobre la integridad de los sistemas de pago. Los nuevos puntos de estrangulamiento, desde el mar Rojo hasta el mar Báltico, dan una idea del caos que seguiría, por ejemplo, al estallido del conflicto en el estrecho de Taiwán.

Mientras tanto, las políticas industriales proteccionistas han vuelto debido a las circunstancias políticas internas y a la perversión de las cadenas de valor globales, lo que hace necesario repensar el sistema de comercio global. Después de décadas de advertir a los países en desarrollo que la intervención gubernamental era peligrosa, los economistas occidentales han pasado sin miedo a prescribirla para sus propias sociedades.

La Ley de Reducción de la Inflación de los Estados Unidos ha suscitado reclamos de proteccionismo y desagrado por parte de varios socios comerciales clave. La UE ha aprobado el Mecanismo de Ajuste Fronterizo de Carbono, lo que ha suscitado preocupaciones similares, a pesar de que China ha estado aplicando esa política proteccionista durante años.

Aunque las economías emergentes perciben estas medidas como hipócritas, son el resultado de presiones internas reales para asegurar la competitividad, más que un mero deseo de intensificar la competencia.


¿ES POSIBLE APORTAR NUEVAS ENERGÍAS A LA ACCIÓN CLIMÁTICA?
Las sociedades se enfrentan a un estrés térmico sin precedentes. En 2023, el mundo superó por primera vez la barrera de aumento de temperatura promedio de 1,5 °C establecida por el Acuerdo de París, y sus implicaciones son ampliamente visibles: desplazamientos forzados, pérdida de biodiversidad, malnutrición y más están descontrolándose.

Estas consecuencias están teniendo efectos inequitativos, que a menudo afectan más a las comunidades que menos contribuyen al calentamiento global. Esta discrepancia ha puesto de relieve los fracasos de los numerosos marcos globales que se diseñaron para movilizar fondos para frenar las emisiones y ayudar a la adaptación (por ejemplo, la provisión de 100.000 millones de dólares anuales al mundo en desarrollo para 2020). En cambio, la financiación climática tiende a recaudarse en una geografía para satisfacer las necesidades de esa geografía.

Se han propuesto múltiples ideas: reformar los bancos multilaterales de desarrollo para que puedan realizar mayores inversiones en infraestructura y energía, canjes de deuda por medidas climáticas y otros instrumentos de política basados ​​en el mercado. Los líderes deben trabajar menos en las ideas y más en la implementación y la rendición de cuentas.

El año que viene, todas las miradas estarán centradas en las promesas hechas durante la COP28 y en si se cumplirá el compromiso de destinar entre 5 y 7 billones de dólares anuales a ecologizar la economía mundial para 2030 y la promesa de reducir el uso de combustibles fósiles.

Los líderes preguntarán y se les preguntará: ¿Cómo se puede destinar suficiente capital de manera eficiente a sectores y geografías donde pueda marcar la mayor diferencia?


MIRANDO HACIA EL FUTURO
En 2025, los líderes de todo el mundo tendrán que buscar respuestas a estas cinco preguntas. Sus respuestas no tienen por qué ser idénticas, pero lo más probable es que, si están en clara disonancia entre sí, los problemas que el mundo intenta resolver se agraven.

En medio de la irracionalidad, la inconsistencia y la abundancia de voces, encontrar un consenso frágil es más importante que nunca.


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*La información y las opiniones aquí publicados no reflejan necesariamente la línea editorial de Mining Press y EnerNews

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