La minería juega un papel fundamental en la transición energética. Para empezar, otorga los metales necesarios para que este proceso se materialice y su cadena de producción puede abaratar costos a través de las energías limpias. No es de extrañar entonces que este sea un tema de discusión en Perú, el segundo productor de plata, cobre y zinc a nivel mundial.
Por ejemplo, para Evelyn Serrano, gerente de Logística de la minera Nexa Perú, la minería debe “moverse” con el mundo, pero avanzando a favor de demandas sociales. Con el objetivo de alcanzar el año 2050 con cero emisiones de carbono, esta visión es un desafío, sobre todo si la logística de la minería involucra un 70% de emisiones. Un escenario así requiere decisiones drásticas, pero sostenibles a largo plazo.
“Hemos cambiado algunos proveedores por otros que estén más cerca de la unidad minera. Es algo lógico, porque así reducimos la cantidad de flota y el kilometraje que recorremos. Entonces, esto nos ayuda a disminuir también la cantidad de emisión. Otro punto importante es que en Nexa tenemos un área especial que analiza cuántas emisiones tenemos, ya sea de alcance uno, dos o tres”, declaró Serrano en el panel de discusión “La minería y la movilidad del futuro”, de la convención “Transporte sostenible” realizada en Lima.
Asimismo, desde la óptica del sector transportista, Luis Barthé, gerente general de Transportes Sol del Pacífico, destacó la importancia de cambiar la matriz energética en los vehículos pesados. Aunque para la empresa, dedicada al transporte de materiales de mineras como Las Bambas y Volcan, es un proceso aún en fases iniciales.
“Hoy día ya utilizamos Euro 5, pero sigue siendo diésel. Y uno de los mayores impactos que tenemos frente a las comunidades es la contaminación, a pesar de que sea mínima. En este caso, el uso de gas natural licuado (GNL) es importante”, sostuvo Barthé.
Por su parte, José Estela, superintendente de Proyectos Energéticos de la Minera Poderosa, declaró que para la empresa, el transporte representa el 50% de la huella de carbono. Además de este porcentaje hay un reto adicional que involucra el alto coste logístico de trasladar minerales desde la localidad de Pataz, en la sierra del norte peruano a 4.000 metros sobre el nivel del mar, hasta la ciudad de Trujillo, en el litoral.
Supone un viaje mayor a diez horas, que puede incrementarse en temporadas de lluvia. Además, la subestación eléctrica más cercana queda a más de 50 km de distancia, por lo que Poderosa se vio obligada a recurrir a la autogeneración eléctrica.
“El año pasado, autogeneramos el 14 y 15% con grupos térmicos. Este año subimos a cerca de 20%, generando electricidad con diésel y eso porque las operaciones crecen cada día. Actualmente producimos 1.800 toneladas métricas de mineral seco en dos plantas concentradoras y vamos a crecer a 3.000 toneladas para 2030, lo que significa más transporte, así como más consumo de energía fósil y electricidad”, sostuvo Estela.
Por su parte, Serrano reafirmó la idea que el principal obstáculo para la transición energética en la minería peruana se encuentra en la geografía accidentada del país.
“Pretender convertir la mayoría de vehículos pesados a la electromovilidad es complicado. Quizás puede ser una alternativa alcanzable en cinco años ,pero no podemos esperar, así que debemos recurrir a aquellas tecnologías que ya existen como el GNV, GLP e hidrógeno verde”, afirmó la vocera de Nexa.
Para ilustrar cómo se impulsa una estrategia de sostenibilidad, Serrano expuso el programa ESG de Nexa, que incluye metas como reducir a 52.000 toneladas el CO2 producido para 2030. Uno de los primeros pasos consiste en usar camiones operados con GNV, así como equipos para minas subterráneas y montacargas eléctricos. Estos últimos también sirven para reducir la contaminación sonora, típica de los yacimientos mineros.
Mientras tanto, en Sol del Pacífico, Barthé asegura que la transportista ha decidido abandonar su apuesta por el GNV, debido a la “poca autonomía” del combustible y el peso elevado: un tanque de gas en vapor abarca el 10% de la masa total de un camión de carga,
“Así que nos lanzamos a importar camiones a GNL y hoy ya contamos con una flota importante que ha tenido una respuesta positiva en nuestros clientes, que saludan el hecho que usemos un combustible mucho más limpio”, declaró.
No obstante, en otros casos, el cambio puede ser resistido, incluso por socios de confianza. Como muestra, Estela cuenta que la Minera Poderosa introdujo un primer bus eléctrico y una estación de carga eléctrica a la electrolinera, aunque con una resistencia inicial.
“Realmente nos ha costado convencer a uno de los contratistas de que se sume a este reto, porque toda nuestra flota es de terceros. Nos decían que no teníamos experiencia operando buses eléctricos, así que decidieron no invertir y tuvimos que cubrir con todos los gastos del vehículo. No creían que un bus eléctrico pueda aguantar recorrer tramos a 3.000 metros sobre el nivel del mar, pero se equivocaron”, explicó.