LUCIANA PAZ
Las economías emergentes han impulsado cada vez más la evolución del mercado agrícola mundial en los últimos 20 años y se proyecta que seguirán haciéndolo en la próxima década, pero con cambios regionales vinculados a cambios demográficos y nueva afluencia económica, según un informe publicado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
El informe Perspectivas agrícolas 2024-2033 de la OCDE y la FAO es la referencia mundial clave para las perspectivas a mediano plazo de los mercados de productos básicos agrícolas que incluye los biocombustibles.
El informe proyecta que la demanda de cereales seguirá estando encabezada por el uso alimentario. En 2033, el 41% de todos los cereales serán consumidos directamente por los seres humanos, el 36% se utilizará para animales, mientras que el resto se procesará para producir biocombustibles y otros productos industriales.
Se prevé que la producción mundial de etanol y biodiesel aumente a 155.000 millones de litros y 79.000 millones de litros, respectivamente, para 2033. En 2023, la materia prima total del etanol estaba compuesta por 59% de maíz, 24% de caña de azúcar, 6% de melaza y 2% de trigo, con el 9% restante es una mezcla de cereales variados, yuca y remolacha azucarera. La materia prima total del biodiesel consistía en un 65% de aceites vegetales (30% aceite de palma, 20% aceite de soja, 11% aceite de colza) y un 27% de aceites de cocina usados, mientras que el otro 8% estaba compuesto por aceites no comestibles y grasas animales.
El continuo aumento del uso mundial de biocombustibles depende de dos factores clave: la creciente demanda de combustible para el transporte y el apoyo sostenido de las políticas públicas. En general, se espera que los biocombustibles sigan siendo importantes alternativas renovables a los combustibles fósiles dentro del sector del transporte, y se prevé que la demanda aumentará un 1,2% anual durante la próxima década. Esta tasa de crecimiento es menos de la mitad que la de los últimos diez años.
La desaceleración del crecimiento de la demanda se atribuye a un crecimiento económico más lento en los países de altos ingresos, donde se espera que el crecimiento de la demanda de biocombustibles se cuadruplique, cayendo al 0,6% anual. Esta reducción se debe principalmente a la disminución de la demanda de combustible para el transporte, que es resultado de la creciente prevalencia de vehículos eléctricos y de las mejoras en la eficiencia de los vehículos.
Sin embargo, se espera que los países de ingresos medios compensen esta disminución aumentando su demanda de biocombustibles, logrando una tasa de crecimiento anual promedio del 1,9%. Este aumento se debe principalmente a una mayor demanda de combustibles para el transporte, las crecientes preocupaciones sobre la seguridad energética y los objetivos de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Para 2033, la cantidad de biodiesel comercializada a nivel internacional disminuirá del 13% al 11% de la producción total, mientras que la cantidad de etanol comercializado internacionalmente se mantendrá igual en torno al 8% de la producción total.
El precio tanto del etanol como del biodiesel se ha reducido en 2023 debido a los menores precios del petróleo y la amplia oferta de materias primas. Posteriormente se espera un aumento en términos nominales durante todo el período de proyección, con una ligera disminución en términos reales para el etanol y un ligero aumento para el biodiesel. Las políticas seguirán compensando el mayor coste de producción de los biocombustibles en comparación con los combustibles fósiles.
El foco prioritario se desplaza hacia la sostenibilidad, lo que hace que los biocombustibles avanzados o el combustible de aviación sostenible (SAF) sean cada vez más atractivos. Sin embargo, todavía se requieren inversiones significativas para aumentar la producción, gestionar la certificación sostenible de las materias primas y permitir la comercialización.
Las políticas que garanticen el suministro de materias primas sostenibles son imperativas, particularmente a medida que crece el enfoque en encontrar alternativas para el uso de residuos y subproductos de la producción agrícola para promover un enfoque de economía circular en la producción de biocombustibles.
Las fluctuaciones en los precios de los combustibles fósiles impactan directamente en la competitividad de los biocombustibles, a menudo vinculadas a subsidios para el sector. El documento determina que sí no se establecen sistemas de producción y consumo más sostenibles mediante la reutilización de desechos y recursos residuales, existe el riesgo de que el biodiésel renovable enfrente una escasez de suministro de materia prima si persisten las tendencias actuales.
Una de cal y otra de arena. Pese a que las metas net zero impulsen la electromovilidad e impacten sobre la demanda de combustibles fósiles y biocombustibles, actualmente las ventas no están siendo como las proyectadas.
Según las estimaciones del informe, el stock mundial de vehículos eléctricos ha aumentado constantemente desde mediados de la década de 2000, con más de 20 países comprometiéndose a eliminar gradualmente las ventas de vehículos con motor de combustión interna y ocho países más la Unión Europea prometiendo vehículos con emisiones netas cero en los próximos 10 a 30 años. Sin embargo, los vehículos eléctricos están experimentando actualmente una reducción de las ventas en los Estados Unidos en comparación con la reacción inicial del mercado, posiblemente atribuible a un progreso más lento de lo esperado en el desarrollo de infraestructura.
