DANIEL NACHTIGALL
A medida que pasamos página sobre el año más caluroso registrado, las comunidades de todo el mundo enfrentan los impactos cada vez más acelerados del cambio climático. En 2023 se produjeron fenómenos meteorológicos extremos sin precedentes, desde olas de calor hasta incendios forestales, inundaciones y huracanes.
Desde el ciclón Daniel en Libia hasta los devastadores incendios forestales en América del Norte y las lluvias torrenciales en España y Europa, las señales son muy claras: estamos en medio de una emergencia climática.
Implementar una acción climática eficaz es clave para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y alcanzar los objetivos de cero emisiones netas y los objetivos de temperatura del Acuerdo de París.
Limitar el calentamiento global a 1,5°C o 2°C es primordial para evitar puntos de inflexión que podrían conducir a cambios irreversibles en el clima. La carga de no empujar a la humanidad fuera de este espacio operativo seguro recae en gran medida en los gobiernos y los tomadores de decisiones políticas.
¿Qué han hecho realmente los gobiernos para luchar contra el cambio climático? El Monitor de Acción Climática 2023, un resultado del Programa Internacional de Acción sobre el Clima (IPAC) de la OCDE, proporciona información importante sobre cómo evolucionó la acción climática de los gobiernos en las últimas décadas.
El análisis del Monitor se basa en el Marco de Medición de Políticas y Acciones Climáticas (CAPMF), que proporciona un seguimiento consistente y armonizado de las políticas climáticas.
Con más de 300.000 puntos de datos, el CAPMF rastrea el 75% de los tipos de instrumentos políticos mencionados por el IPCC para 50 países de la OCDE y socios de la OCDE y la Unión Europea desde 1990 hasta 2022. Estos países representan en conjunto dos tercios de las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI).
CRECIMIENTO DE LA ACCIÓN CLIMÁTICA SE DESACELERÓ SIGNIFICATIVAMENTE EN 2022
El CAPMF muestra que el ritmo de crecimiento de la “acción climática” se desaceleró en 2022, medido por el número de políticas adoptadas y su respectiva rigurosidad.
Si bien la acción climática ha crecido un 10% anual entre 2000 y 2021, esta tasa de crecimiento cayó a solo el 1% en 2022, lo que marca una ruptura significativa con la tendencia anterior de crecimiento constante observada por el CAPMF.
Esta desaceleración de la acción climática en 2022 es el resultado de una combinación de shocks geopolíticos y macroeconómicos combinados con circunstancias nacionales.
Por un lado, la crisis energética llevó a los gobiernos a aumentar el apoyo a los combustibles fósiles a niveles sin precedentes, al tiempo que pospusieron acciones climáticas planificadas, como aumentos en el precio del carbono o la eliminación gradual de la infraestructura de combustibles fósiles.
Además, la capacidad financiera de muchos gobiernos para seguir invirtiendo en tecnologías bajas en carbono se vio limitada debido al mayor gasto gubernamental en planes de recuperación de la COVID-19 y al aumento de las tasas de interés destinadas a controlar la inflación.
Por otro lado, la crisis energética también impulsó una mayor acción climática. Algunos países aprovecharon la ocasión para adoptar objetivos más ambiciosos en materia de energías renovables y eficiencia energética, en medio de preocupaciones sobre la seguridad energética y la dependencia de los combustibles fósiles. Sin embargo, el equilibrio general entre los 50 países seguidos por el CAPMF resultó en una desviación notable de la tendencia agregada anterior al alza.
DIFERENTES GRADOS DE ACCIÓN CLIMÁTICA ENTRE PAÍSES
La tendencia agregada también oculta diferencias significativas entre países e instrumentos de política. De hecho, 30 de los 50 países monitoreados por el CAPMF (que representan el 29% de las emisiones globales de GEI) ampliaron su acción climática en 2022, aunque en un grado mucho menor que la expansión de años anteriores.
El crecimiento observado en 2022 se debió en gran medida a compromisos nuevos o mejorados con las emisiones netas cero, acciones regulatorias más sólidas y avances en los marcos de políticas climáticas internacionales.
Por ejemplo, India presentó su Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC) con un objetivo de cero emisiones netas para 2070, Chile promulgó su objetivo de cero emisiones netas en su legislación y la Unión Europea amplificó significativamente sus esfuerzos climáticos a través del paquete 'Fit for 55'.
Este paquete abarca, entre otros elementos, revisiones de su régimen de comercio de derechos de emisión (ETS), así como nuevas normas para reforzar la eficiencia energética y el uso de energías renovables.
GOBIERNOS DEBEN HACER MÁS PARA DOBLAR LA CURVA DE EMISIONES
Los crecientes impactos del cambio climático observados en 2023 deberían ser un fuerte llamado de atención para que los líderes intensifiquen la acción climática para impulsar el cambio transformacional necesario para alcanzar los objetivos de temperatura del Acuerdo de París.
Esto es aún más importante ya que se espera que las emisiones globales de dióxido de carbono sigan aumentando, habiendo alcanzado el nivel más alto jamás registrado en 2023, según el reciente informe Global Carbon Budget.
La buena noticia es que todos los países todavía tienen múltiples opciones políticas disponibles para doblar su curva de emisiones nacionales. El CAPMF puede ayudar a los formuladores de políticas a identificar brechas políticas o áreas de políticas en las que se pueden fortalecer las políticas existentes.
Además, el trabajo en curso de la OCDE en el marco del Foro Inclusivo sobre Enfoques de Mitigación de Carbono puede brindar a los gobiernos recomendaciones clave al informar sobre qué enfoques políticos son más efectivos para reducir las emisiones.