Chile apunta a acelerar el incipiente repunte de su producción de cobre en los próximos años, lo que ayudaría a llenar un anticipado déficit de suministro a medida que la transición energética estimula la demanda del metal para cableado.

El gobierno del presidente Gabriel Boric se puso como meta aumentar la producción de Chile en 1.04 millones de toneladas métricas para 2026. Si bien el punto de partida del aumento no estaba claro, representa un alza de 20% con respecto a los niveles del año pasado y sería el equivalente a agregar otra Escondida, la mina de cobre más grande del mundo administrada por BHP Group.

Una disminución de la calidad del mineral, restricciones de agua e interrupciones relacionadas con la pandemia han provocado una caída de la producción chilena en los últimos años. Eso ha ayudado a compensar una desaceleración de la demanda en medio de las medidas para combatir la inflación.

Pero la demanda se acelerará en los próximos años junto con el crecimiento de las tecnologías de energía limpia cuando la construcción de minas se vuelva más complicada y costosa.

La Comisión Chilena del Cobre (Cochilco) estima que la producción nacional aumentará un 1% a 5.4 millones de toneladas este año y un 4.3% a 5.6 millones de toneladas el próximo año.

La agencia ha identificado una cartera de proyectos para 2022-2031 de casi US$ 74,000 millones, y Codelco, Anglo American, Antofagasta y BHP se encuentran entre aquellos que desembolsarán fondos.

BloombergNEF dijo en un informe de octubre que, para 2028, Chile podría sumar alrededor de 1.5 millones de toneladas a su producción anual. “Un aumento de un millón de toneladas parece factible, pero 2026 parece un poco anticipado”, dijo el analista de metales y minería de BNEF Sung Choi.