Roberto Cacciola, presidente de la Cámara, señaló que el sector "está listo para crecer" en el país con todo su potencial
GUSTAVO ARGAÑARAZ
Las estadísticas actuales de la industria minera argentina muestra al sector con un crecimiento consecutivo en generación de empleo, mientras que las exportaciones para el presente año están proyectadas en el orden de los US$ 4.300 millones, contra los US$ 3.878 millones del 2022. Se trata de dos claves para obtener una radiografía de la actividad.
Ante datos fríos positivos, Roberto Cacciola -presidente de Cámara Argentina de Empresas Mineras (CAEM)- explicó la realidad del sector en una entrevista exclusiva cedida a La Opinión Austral analizándola desde el presente del litio, el cobre, el oro y la plata, además de la exploración y las definiciones macroeconómicas que subyacen en la República Argentina.
- La Secretaría de Minería informó que esta industria sigue con crecimiento por 30 meses consecutivos en empleabilidad. ¿Cuál es el análisis del empresariado?
- Hay que ser claros. Hay un proceso que va hacia adelante a pesar del contexto: el litio. En este segmento se generó el mayor empleo y si bien no cayó en el sector del oro, plata y cobre, se mantiene estable. Puede haber mejoras en el servicio de perforación por alguna exploración en el cobre y litio.
Pero no hay un avance conjunto, hay una parte de la actividad que está estancada, la metalífera. El litio tiene tres proyectos en producción, seis más en etapa de construcción y una docena en exploración avanzada. Las buenas noticias vienen de ahí. De no suceder cambios radicales, Argentina se ubicará en una posición única a nivel internacional. Hoy el país está en cuarto lugar, y posiblemente avanzará al tercer lugar, para ubicarse en el segundo puesto del ranking. Hoy los líderes son los australianos.
El resto de la actividad muestra un leve declino. En lo que va del año salió de producción una de las operaciones, Manantial Espejo, ubicada en Santa Cruz. Esto muestra que no toda la minería atraviesa un buen momento.
- ¿Qué demanda el sector para robustecer la competitividad?
- El litio hoy tiene un precio muy bueno, es fluctuante, creció mucho el año pasado e inicios de este pero ahora declinó un poco.
Sin embargo, tenemos que analizar a la actividad en su conjunto para que la minería crezca y haya avances en la exploración en oro y plata que hoy está totalmente estancada sin nuevos proyectos y se revitalice con el cobre. No podemos mirar solo el litio.
Esta industria está lista para transitar el camino del crecimiento y no necesita de muchas definiciones, sino de cosas claras.
Lo primero es el respeto irrestricto a la Ley de Inversiones Mineras, hay que resolver temas del pasado para que las empresas afectadas en devolución de impuestos quede saldado.
Segundo, Argentina debe garantizar de forma permanente un tipo de cambio (peso – dólar) competitivo. Claramente, si se toman los últimos doce años estuvimos sometidos a un valor de dólar que no representaba la relación real con los costos. Esto afectó a la caída de forma sistemática de metales y que sigan paralizados los proyectos de cobre. Se trata de promover un marco de seguridad jurídica para todos los inversores.
El tercer aspecto es que deben desaparecer todos los problemas vinculados al comercio exterior y a la posibilidad de hacerte de insumos, repuestos, bienes de capital y servicios que no hay en el país. Es una porción pequeña en relación a lo que la actividad genera. El sector automotor cayó en su nivel de exportaciones por falta de estos elementos. Hay que evitar que suceda lo mismo en la minería, hasta aquí lo manejamos razonablemente, pero el comercio exterior afecta a la producción.
Estos aspectos se deben resolver de forma inteligente, sino seguiremos hablando de potencialidades y no de realidades.
- La minería, ¿tiene superávit comercial?
- Definitivamente si. Este año hubo mejoras en los precios internacionales y con la entrada en producción de yacimientos de litio, terminaremos el año con un nivel de exportaciones que se ubicará entre los US$ 4.300 y 4.400 millones. Mientras tanto, el sector importa por menos de US$ 400. Es decir que cada US$ 100 exportados, se importa unos US$ 8, menos del 10% de lo que se genera.
El escenario se agrava con el echo que hubo muchos años de un control de cambio que no permitió que las operaciones fueran rentables, esencialmente en el oro y plata, independientemente que hubo restricciones para pagar dividendos. El problema es que no se generó dividendos.
Así, no hubo interés en la exploración y ahora se generó que no haya reemplazo de las minas. Eso es lo que sucede en la minería metalífera. No hay nuevas operaciones a la vista. Está solamente el gran proyecto de Chubut, Navidad, que está paralizado.
Lo grave es que no hay proyectos nuevos, en el hipotético caso que surgiera uno se tardaría por lo menos cuatro años para ponerlo en marcha.
Hay que resolver la macroeconomía para estimular que haya exploración fuerte. Todos los que estamos operando seguimos explorando para extender la vida útil de la actividad. Pero esta ecuación no es la que va a resolver el futuro. Puede dar un poco de oxigeno temporal, pero se necesita una exploración revitalizada y recursos en el país hay.
Espero que a partir del 10 de diciembre se trabaje muy fuerte con los gobernadores para que pongan en la mesa lo que se necesita para que haya un despegue.
El litio se desarrolló a pesar de las condiciones macroeconómicas de Argentina. Hoy tenemos dos aspectos favorables de este segmento. El primero es el precio favorable, y el segundo es que nuestros vecinos tomaron medidas contra la inversión. Chile nacionalizó el recurso y Bolivia viene con sus propios dilemas de cómo manejarlo y no prosperan a pesar que tiene depósitos interesantes.
Entonces, tenemos que ser inteligentes y tomar medidas que nos hagan competitivos. Para el inversor externo estamos competitivamente mejor que los vecinos latinoamericanos.
En el cobre tenemos cinco proyectos factibilizados que en condiciones normales ya estarían construyéndose. Hay mucho dinero en juego, representan alrededor de US$ 25.000 millones en inversiones. En en exportaciones garantizarían alrededor de US$ 8 y 9 mil millones.
- Las oportunidades son hoy, las condiciones pueden cambiar en el corto plazo
- Es así, hay que aprovechar las condiciones actuales. El cobre y litio son imprescindibles para las energías renovables. El escenario actual es bueno y esto puede cambiar.
- Independientemente de quién gobierno Argentina a partir del 10 de diciembre, ¿la actualidad indica que se debe trabajar de forma urgente en la actividad?
- Lo positivo es que no se necesita legislación nueva, se demanda definiciones macroeconómicas y seguridad jurídicas para atraer inversiones.
Una vez que se demuestre que no habrá problemas con los dólares, que el tipo de cambio competitivo y que las utilidades se podrán pagar, las inversiones llegarán. Mientras eso no ocurra los proyectos no avanzarán. El cobre es un claro ejemplo de esa actualidad.
En Argentina hay consenso que en el país hay cinco sectores que pueden revertir la realidad en términos de inversión: energía renovable, economía del conocimiento, minería, turismo y campo. Hay que trabajar para que estos sectores funcionen por que son los que atraen los dólares.
Sin embargo, es necesario prestar atención a la capacitación de la mano de obra para continuar impulsando las economías regionales. En el litio hay problemas para conseguir mano de obra calificada en Catamarca, Jujuy y Salta. Esto es un factor en el que se debe trabajar, habrá gran migración dentro del país.
De esta manera, CAEM avanza en el desarrollo de una única agenda federal que le permitirá mantener encuentros en los distritos mineros del país y avanzar en el diálogo con las provincias para reforzar las gestiones que se deban realizar en el plano nacional buscando que el sector redefina su competitividad que le permita aprovechar las ventanas de oportunidades que ofrece el contexto internacional antes que las condiciones cambien.
Con el balotaje en las próximas semanas, la minería es consciente que más allá de quién gobierne cuenta con la capacidad para transformarse en el polo de desarrollo y progreso para las provincias y para la Nación. Sólo falta consensuar las políticas que conduzcan a ese camino virtuoso que permita poner al servicio de la sociedad el extraordinario potencial existente.