EMILIO APUD *
Evidentemente la energía no es un tema de interés electoral, aunque será crucial para el próximo gobierno. En el conjunto de problemas que heredará quién finalmente gobierne a partir del 10 de diciembre, el de la energía será relevante porque su solución es clave para la recuperación de la economía.
Resolver los problemas que afectan al sector no es compatible con el status quo de la política energética del kirchnerismo que durante 20 años lo ha postergado y transformado en una carga para nuestra economía y un obstáculo para el desarrollo del país. Tampoco lo es la parafernalia de leyes decretos y resoluciones que se introdujeron durante ese período en pos de mayor intervencionismo.
Argentina necesita disponer de energía económica, abundante y confiable para su mercado interno, y aprovechar las oportunidades globales para exportar los cuantiosos excedentes en un período ya iniciado y acotado en no más de 40 años por el proceso de transición energética hacia le emisión cero de CO2. Ambas exigencias están indicando a las claras la necesidad de un cambio profundo y rápido.
Entre los energéticos que más demandará la transición se encuentran el gas natural y los renovables en base a las energías del viento y del sol, recursos de magnitud a escala internacional, por ende, superabundantes en relación con la demanda local y regional accesible. En todos estos recursos energéticos nuestro país podría ser competitivo internacionalmente si contara con el capital necesario para ponerlos en valor y con las habilidades comerciales necesarias para penetrar los mercados globales.
Pero, atraer inversores para el sector requiere de una macroeconomía equilibrada y de una rápida recuperación de la confianza del mundo respecto a la Argentina.
El sector energético podrá hacer un aporte significativo a la recuperación económica del país, siempre y cuando la economía resuelva antes sus problemas, en particular de la macro. Todo esfuerzo sería en vano con tasas de riesgo país como las actuales, fruto de los desequilibrios estructurales de nuestra economía.
Para ayudar a recuperar la confianza externa también será indispensable que el próximo gobierno termine con las indefiniciones y ambigüedades en el contexto internacional a las que condujo el kirchnerismo en cuanto a nuestra identidad y pertenencia geopolítica que, a mi criterio, debe ser claramente occidental.
La implementación de estas acciones exógenas al sector es condición necesaria para transformar la inmensa riqueza de nuestros recursos energéticos de potencial a efectiva.
Las propuestas energéticas de los finalistas Massa y Milei son muy distintas. Mientras que Massa propone la continuidad de la política del kirchnerismo aplicada al sector, Milei, al igual que la que proponía el equipo de energía de Bullrich, basa su desarrollo en eliminar el intervencionismo estatal y promover la competencia.
Si se quisiera cumplir con los requisitos generales antes enunciados para un desempeño razonable del sector, un eventual gobierno de Massa no calificaría, salvo que realizara un cambio copernicano en lo que viene haciendo ausente hasta el presente en su propuesta.
No imagino que un nuevo gobierno peronista, ahora en versión massista, vaya a aplicar medidas como, eliminar los subsidios que hoy operan en el mercado energético, sincerando las variables económicas e introduciendo una mayor competencia en todos los segmentos de la industria energética o definir una Tarifa Social que no esté comprendida en los cuadros tarifarios energéticos o promover la libre competencia o limitar la regulación estatal exclusivamente a aquellas actividades que se desarrollen al amparo de monopolios legales o realizar permanentes monitoreos de la porción del precio de los energéticos que se apropia el Estado vía impuestos, regalías y distorsiones macroeconómicas o liberar a la máxima competencia posible los mercados mayoristas de la energía o desactivar la concentración monopólica que detenta YPF S.A. en combinación con ENARSA, en la comercialización mayorista y el transporte del gas natural o liberar la importación de bienes de capital e insumos para la industria.
Ojalá que el ganador reconozca que la energía requiere de cambios profundos, que el tiempo juega en contra, que la ideología no cabe en las decisiones y que es necesario recrear un razonable clima de negocios en el sector para poder monetizar la mayor cantidad de nuestros abundantes recursos energéticos,mientras tengan valor.
* Ingeniero Consultor, ex secretario de Energía y Minería