Tras confirmarse la adquisición de Newcrest Mining (ASX, TSX, PNGX: NCM) por parte de Newmont (NYSE: NEM, TSX: NGT), Tom Palmer, director ejecutivo de la canadiense, dijo que "este hito representa un momento histórico y fundamental en nuestra estrategia para crear la principal compañía de oro y cobre del mundo mediante la consolidación de activos de Nivel 1 en las jurisdicciones mineras más favorables del mundo".
Las declaraciones de Tom Palmer se dan luego de alcanzar el Plan de Arreglo entre ambas mineras y tras la presentación de órdenes del Tribunal Federal de Australia ante la Comisión Australiana de Valores e Inversiones, luego de que los accionistas de Newcrest votaran a favor del Plan.
“Una vez completado, nuestro negocio combinado contará con 10 operaciones de Nivel 1 que respaldarán décadas de producción de oro y cobre segura, rentable y responsable, con el mejor desempeño de sustentabilidad de su clase. Apreciamos el voto de confianza de los accionistas de Newcrest y Newmont en nuestra estrategia centrada en el valor, modelo operativo probado y equipo directivo experimentado”, agregó Palmer.
Además, Newmont informó que se han obtenido todas las aprobaciones regulatorias, legales y de accionistas para la adquisición propuesta de Newcrest, con el objetivo de que la transacción se cierre a principios de noviembre.
EL ACUERDO
El 14 de mayo de 2023, Newmont anunció su acuerdo definitivo para adquirir Newcrest. La combinación crearía una cartera de activos de clase mundial con la mayor concentración de operaciones de Nivel Uno, principalmente en jurisdicciones mineras favorables y de bajo riesgo.
Tras el cierre de la transacción, la empresa combinada ofrecería un perfil de producción de varias décadas a partir de 10 operaciones de Nivel 1 grandes, de larga duración y bajo costo, y una mayor producción anual de cobre, principalmente de Australia y Canadá.
Se prevé que el negocio combinado genere sinergias anuales antes de impuestos de 500 millones de dólares, que se espera lograr en los primeros 24 meses, al tiempo que apunta a al menos US$ 2.000 millones en mejoras de efectivo a través de la optimización de la cartera en los primeros dos años después del cierre.