Con el impulso de Quellaveco, el sector creció 10% de enero a julio, siendo el que más aporta al PBI. Sin embargo, en el largo plazo, no hay nuevos proyectos a la vista
Solo la producción de Quellaveco tendrá un aporte de 0,6 puntos porcentuales al crecimiento total de la economía peruana este año. La relevancia de la mina operada por Anglo American sostuvo el desempeño de la inversión privada del 2022 y la primera parte del 2023, cuando terminó su etapa de construcción. Actualmente del total de proyectos mineros brownfield con los que cuenta Perú, el 80% está enfocado en cobre.
Según Pablo Nano, subgerente de Estudios Económico de Scotiabank, la magnitud de su aporte es tal que sin ella el PBI del 2023 sería negativo. “Si consideramos que nuestra proyección es que el PBI crecerá 0,5% [este año], sin Quellaveco el PBI hubiera caído 0,1%”, recalca.
El avance del 2023 revela que, frente a otros sectores golpeados por eventos climáticos, la minería se posiciona como el principal motor para la economía. Entre enero y julio, acumuló un crecimiento de 10% colocándose como el primer sector con mayor aporte al crecimiento. Internamente, solo la minería metálica tiene un avance del 12,11% y el cobre registra un incremento de 19% en producción.
En el mediano plazo, el panorama minero refleja una moderación de dicho impulso. “El gran salto de producción minera de cobre ya se dio en el 2023. Y para el próximo año, el crecimiento de producción estaría en alrededor de 3%. La minería dejará de ser el principal motor del crecimiento el próximo año”, explica Nano a El Comercio.
EL 80% DE PROYECTOS MINEROS BROWNFIELD ESTÁN ENFOCADOS EN COBRE
Actualmente del total de proyectos mineros brownfield con los que cuenta Perú, el 80% está enfocado en cobre. Este tipo de emprendimientos son muy relevantes para la economía del país no solo para sostener la capacidad productiva minera del país, sino también para garantizar su continuidad en el tiempo.
Así lo considera Zetti Gavelan, Líder de Operaciones y Empresas Conjuntas - Sudamérica, Glencore, quien indica que la cartera de proyectos brownfield en nuestro país asciende a más de US$ 12.000 millones, que representan un 23% del total de inversiones del portafolio de proyectos mineros del país.
“De esos 12,100 millones, 80% está focalizado en cobre; 13%, en oro y plata; 4%, en fosfatos, 2% en zinc y 1% en hierro. Se estima que ejecutando la inversión total de los proyectos brownfield se podría no solo mantenerse el nivel actual de producción, sino aumentarse entre 10 a 15% dependiendo del mineral”, indicó Gavelan en Perumin.
La puesta en marcha de este tipo de proyectos es más sencilla que los emprendimientos greenfields, pues se desarrollan en la misma huella ambiental y se pueden ejecutar mucho más rápido que una nueva mina.
“Tener una diferenciación en la conceptualización de los impactos entre un proyecto brownfield y uno greenfield podría permitir destrabar y acelerar el desarrollo del portafolio de proyectos brownfield rápidamente y así lograr la tan necesitada inversión que el país requiere, sin que ello signifique reducir los altos estándares ambientales y sociales alcanzados por el sector”, detalló.
Uno de los principales problemas para poner en marcha un proyecto minero en el país es la lentitud con que se otorgan los permisos o autorizaciones que emite el gobierno. “En ese sentido, es fundamental articular procesos de visión compartida a nivel de las entidades gubernamentales, encargadas de la evaluación ambiental y social, que reflejen una visión de Estado consecuente con el crecimiento del sector en beneficio de todos los peruanos”, apuntó.
HACIA UN NUEVO IMPULSO
Una frase ya recurrente es que, más allá de Quellaveco, no se ve otro proyecto minero de la misma magnitud en los próximos dos o tres años. La inversión minera, al cierre de este año, anotaría –según las últimas proyecciones del BCR– una caída de 18,1%, según informó Israel Lozano Girón en El Comercio.
La cartera de proyectos actual –que a julio totaliza 46 proyectos por US$ 53.130 millones– tiene 38 sin fecha de inicio de construcción y solo un proyecto previsto para su inicio a fines de este año: Reposición Antamina, que busca ampliar su etapa de producción por 8 años más.
Son precisamente estos proyectos –denominados ‘brownfields’ – los que, a decir de Victor Gobitz, presidente de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SMPE), ofrecen un nuevo impulso para el sector.
“La industria es intensiva en capital y muchas de las operaciones actuales tienen una posibilidad de ampliación de producción o extensión de vida. Podríamos tener un stock de inversión anual de más de US$5.000 millones si le ponemos agilidad. Está el caso de Antamina, sí, pero también está Antapaccay, Inmaculada, Cuajone. Es un número importante de proyectos”, dijo Gobitz.