La firma australiana de minería y energía Fortescue espera recibir una licencia preliminar para instalar una planta de hidrógeno verde en Brasil en septiembre, lo que marca un importante paso adelante en un mercado aún incipiente en América Latina.
Las discusiones sobre la aprobación de la licencia preliminar de Fortescue están programadas para el próximo mes, luego de la entrega de los estudios de impacto ambiental, señaló en una entrevista Agustín Pichot, titular de la firma para Latinoamérica.
Además, Pichot destacó la promesa del emprendimiento brasileño dentro del portafolio global de hidrógeno verde de la empresa. Los abundantes recursos renovables de Brasil lo posicionan como un centro floreciente para la producción de hidrógeno.
La convergencia de la energía barata y los esfuerzos de Fortescue por reducir los costos de producción sientan las bases para iniciativas competitivas de hidrógeno a gran escala.
El directivo visualiza a Brasil como un potencial centro de hidrógeno, aprovechando sus vastas fuentes renovables y sinergizándolas con las actividades de hidrógeno verde de Fortescue.
El proyecto describe el establecimiento de una planta con 1,2 gigavatios de capacidad de electrólisis, destinada a producir 900.000 toneladas de amoníaco verde, un producto exportable con potencial de reconversión en hidrógeno en los países consumidores.
Si bien el enfoque inicial de Fortescue para la compra de hidrógeno verde y amoníaco es Europa, con un memorando firmado con E.ON, la empresa también está mirando a los mercados en auge de Asia.
Países como Singapur, Japón y Corea del Sur son los principales candidatos para las exportaciones de hidrógeno verde de Fortescue. Las asociaciones estratégicas y la exploración de mercado de la empresa subrayan la importancia global de la revolución del hidrógeno verde.