El OIEA crea un organismo para combatir la acidificación. También intervino en una polémica entre Japón y China por vertidos nucleares
ANAHÍ ABELEDO
Los océanos brindan sustento económico a más de 3000 millones de personas, generan gran parte del aire que respiramos y absorben gases de efecto invernadero. Además, son fundamentales para los sistemas meteorológicos y climáticos del planeta y para el ciclo del carbono. Las actividades humanas han alterado profundamente la composición química de sus aguas. El OIEA creó una red para combatir este problema y no es la única intervención respecto a la calidad de los océanos, días pasados desató una polémica por haber permitido a Japón el vertido de las aguas de Fukushima.
Desde finales de la década de 1980, el 95 % de las aguas superficiales a mar abierto se han vuelto más ácidas, tras absorber una cantidad considerable de dióxido de carbono (CO2). Este fenómeno se ha intensificado debido a que la cantidad de CO2 en la atmósfera ha alcanzado un volumen un 50 % superior al que existía antes de la revolución industrial.
El Organismo Internacional de Energía Nuclear (OIEA) ha creado el Centro Internacional de Coordinación sobre la Acidificación de los Océanos (OA-ICC).
El Centro reúne a investigadores y organizaciones de todo el mundo para que se centren en la creación de capacidad científica y en actividades de divulgación y comunicación, con el fin de promover un enfoque de base científica para la toma de decisiones al abordar este problema mundial.
EL PROBLEMA DE LA ACIDIFICACIÓN
El océano absorbe alrededor de un tercio de todo el CO2 de origen humano, lo que provoca un cambio en la química del agua de mar denominado acidificación de los océanos. Constituye una grave amenaza para la vida marina, la salud de los ecosistemas y las personas cuyos medios de subsistencia dependen del océano.
Cuando el CO2 se disuelve en el agua de mar, forma ácido carbónico (H2CO3), libera iones de hidrógeno (H+) y aumenta la acidez del océano. La acidez desempeña un papel clave en muchos mecanismos biológicos, incluida la calcificación.
El carbonato de calcio (CaCO3) es fundamental para los organismos que necesitan calcio para desarrollar, construir y mantener sus conchas y esqueletos, como ciertos tipos de plancton, ostras, cangrejos, erizos de mar, gambas y langostas.
La acidificación de los océanos les dificulta mantener estas estructuras calcificadas, lo que puede provocar alteraciones en las cadenas alimentarias. También puede afectar a la capacidad de recuperación de los arrecifes de coral de los efectos del calentamiento y otros factores de estrés, al dificultar a los corales la formación de sus esqueletos a base de calcio.
LAS CONSECUENCIAS
La acidificación de los océanos afecta tanto a las pequeñas comunidades costeras como a las grandes industrias. Al perjudicar a la acuicultura y el turismo, las comunidades que dependen del océano como fuente de alimentos e ingresos se verán especialmente afectadas.
Se calcula que hasta tres mil millones de personas que dependen de la biodiversidad marina y costera para su subsistencia podrían verse afectadas. Las grandes industrias marisqueras también están amenazadas.
Según un estudio realizado en Estados Unidos, el sector del marisco podría perder más de US$ 400 millones al año debido a la acidificación de los océanos de aquí a 2100. Investigadores e industrias exploran soluciones para reducir al mínimo el efecto de la acidificación de los océanos en los criaderos de ostras.
“La acidificación de los océanos es uno de los asesinos silenciosos del cambio climático”, dice Rebecca Albright , autora principal del estudio e investigadora de la Academia de Zoología de Invertebrados y fundadora del Coral Regeneration Lab (CoRL).
“Aunque no es tan importante como amenazas como la decoloración de los corales, la acidificación de los océanos provocará una destrucción generalizada de los entornos marinos para fines de esta década si no tomamos medidas urgentes", indica Albright. Para ayudar a instituciones y políticos a identificar qué acciones se deben adoptar, los autores analizan el problema y categorizan las respuestas más efectivas.
UN INTENTO DE SOLUCIÓN: INVESTIGADORES Y GOBIERNOS
Si bien es importante desarrollar soluciones de adaptación, también es fundamental abordar la raíz del problema, que son las emisiones de CO2 procedentes de la combustión de combustibles fósiles.
Para desarrollar y aplicar soluciones es fundamental comprender mejor los efectos biológicos de la acidificación de los océanos. Las técnicas nucleares e isotópicas, como los radiotrazadores, pueden utilizarse como herramientas clave para comprender mejor estos procesos.
El OIEA organiza cursos de capacitación en todo el mundo, facilita el acceso a los datos y gestiona una base de datos especializada y de libre acceso que ofrece un flujo constante de informes científicos, cobertura en los medios de comunicación, reseñas sobre políticas y otros materiales acerca de la acidificación de los océanos.
Promueve la creación de portales de datos, metodologías normalizadas y prácticas óptimas.
Sensibiliza a las partes interesadas y les informa sobre el papel que pueden desempeñar las técnicas nucleares e isotópicas en la evaluación del impacto de la acidificación de los océanos.
Brinda apoyo a la Red Mundial de Observación de la Acidificación de los Océanos (GOA-ON), una comunidad que proporciona información sobre instalaciones de monitorización de la acidificación de los océanos y el acceso a datos en tiempo real.
Por otra parte, un equipo internacional de investigadores resumió la situación en la revista Environmental Research Letters y propuso un primer marco unificado para que los gobiernos de todo el mundo evalúen su preparación y orienten las políticas futuras para abordar la acidificación de los océanos.
“La acidificación de los océanos no es un problema aislado, sino que está estrechamente relacionado con otros peligros antropogénicos, en Australia y en otros lugares, como el calentamiento, el aumento del nivel del mar, la pérdida de oxígeno y la eutrofización”, dice el biólogo de corales de la Universidad de Queensland Ove Hoegh-Guldberg, coautor del estudio.
“Por lo tanto, cualquier política diseñada para abordar la acidificación de los océanos, ya sea local o globalmente, debe considerar los muchos factores interconectados y sus impactos tanto en los ecosistemas como en la sociedad”.
Al proporcionar una línea de base para que los países evalúen su preparación para la acidificación de los océanos, los investigadores dicen que su marco también permitirá a los investigadores, conservacionistas y órganos rectores en todos los niveles identificar áreas de inversión o colaboración para garantizar que sus entornos y sociedades estén mejor protegidos.
“Después de que los gobiernos autoevalúen su preparación para la acidificación de los océanos, tendrán una mejor idea de dónde pueden existir brechas”, dice Sarah Cooley , directora de Ciencias del Clima en Ocean Conservancy.
“Las brechas serán diferentes para cada gobierno: algunos gobiernos podrían necesitar aumentar la investigación fundamental solo para comprender cómo responderán sus sistemas marinos a la acidificación, mientras que otros podrían necesitar aumentar la adaptación para salvaguardar a las personas y los ecosistemas con mayor probabilidad de verse afectados por la acidificación.
Esta autoevaluación ayudará a los gobiernos a enfocar los esfuerzos futuros para asegurarse de que están enfatizando las áreas más esenciales para ellos y pueden tomar las medidas necesarias para abordar las principales amenazas de la acidificación”.
CHINA Y JAPÓN ENFRENTADOS POR FUKUSHIMA
El plan del gobierno nipón de verter en el océano las aguas residuales de la planta nuclear de Fukushima provoca tensiones con China.
La administración de aduanas del gigante asiático informó que mantendrá el veto a la importación de varios alimentos provenientes de Japón en respuesta a la iniciativa.
Además, el gobierno chino advirtió que implementará pruebas de radiación a los productos provenientes de otras partes de Japón, y no solo de Fukushima.
Corea del Sur mantiene una prohibición similar a la importación de pescados y mariscos de Fukushima y algunas otras prefecturas japonesas. Sin embargo, considera que el plan para manejar los desechos cumple con los estándares internacionales.
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) dijo que la descarga de las aguas con desechos tendría un "impacto insignificante" en el medioambiente.