CRAYTON HARRISON

El fundador de uno de los partidos de mayor crecimiento en la derecha de Chile criticó el plan del presidente Gabriel Boric de que el Estado tenga un papel predominante en el desarrollo de la industria del litio, ya que solo servirá para ahuyentar la inversión.

José Antonio Kast, quien perdió ante Boric en las elecciones presidenciales de 2021 y pretende postularse nuevamente en 2025, dijo que las empresas estatales no tienen la experiencia necesaria para extraer litio y garantizar que los chilenos obtengan el máximo valor por sus recursos naturales. “Si retardamos esto lo más probable es que Argentina, Bolivia y Australia sean los mayores productores de litio”, dijo.

“Vamos a perder una posición importante y vamos a llegar tarde para entregar este producto, que es parte de la riqueza nacional, al comercio y de ahí obtener una retribución”, dijo en una entrevista en la sede de la Sociedad de las Américas/Consejo de las Américas en Nueva York.

Kast resurgió el mes pasado como un factor determinante en la política chilena luego que el partido que fundó, el Partido Republicano, obtuviera la mayor cantidad de votos en las elecciones para el Consejo Constitucional, la entidad encargada de redactar una nueva constitución. Esto acrecienta los problemas para la administración izquierdista de Boric, quien llegó al poder con promesas de reformas del sistema de pensiones y una mayor protección de los derechos de los indígenas, pero que ha visto su programa obstaculizado por divisiones en el Congreso.

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En abril, Boric anunció una nueva estrategia nacional del litio que da al Estado un papel central para desarrollar la industria, en momentos en que aumenta la demanda de los productores de baterías para vehículos eléctricos. El Gobierno planea presentar un proyecto de ley al Congreso este año para crear una empresa nacional del litio que poseería una participación en todos los proyectos nuevos y al menos el 51% de todas las operaciones en áreas consideradas estratégicas. Mientras tanto, asignó a la cuprífera estatal Codelco la tarea de negociar nuevos contratos con Sociedad Química y Minera de Chile SA, o SQM, y Albemarle Corp., para entregar al Estado participaciones mayoritarias de sus proyectos actuales.

“No creemos en el Estado de empresario”, dijo Kast. “Si reconocemos el valor agregado que le ha dado Codelco a Chile y eso lo hemos planteado siempre, pero no abriríamos una empresa nacional del litio, una empresa nacional de energía eólica o de hidrógeno verde, porque el Estado tiene que cumplir primero otros roles”.

Boric ha dicho que el Gobierno respetará los contratos existentes con SQM y Albemarle para extraer litio del Salar de Atacama. El contrato de SQM vence en 2030 y el de Albemarle en 2043. Las acciones de SQM han caído desde el anuncio de Boric, aunque algunos analistas han dicho que el próximo Gobierno podría revertirlo.

La Administración de Boric ha dicho que la estrategia atraerá a más inversores. El Gobierno está en conversaciones con más de 40 empresas interesadas de más de una docena de países, dijo el mes pasado la subsecretaria de Relaciones Económicas, Claudia Sanhueza.

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Si bien Kast se opone al plan de Boric, dijo que no sería necesario cambiar la Constitución para preservar la inversión privada. “La constitución vigente establece que los recursos naturales son de todos los chilenos, pero que pueden ser, a través de una ley de quórum calificado, concesionados”, dijo. “Eso es algo que nosotros creemos que ha permitido el desarrollo minero industrial chileno”.

El futuro político de Kast

Kast, de 57 años, dijo que espera ser el candidato presidencial de su partido en 2025, pero que la decisión se concretará en los próximos meses tras elecciones locales y otros acontecimientos políticos. La encuestadora Criteria dijo este mes que Kast encabeza la lista de candidatos presidenciales preferidos para las elecciones de 2025, con el 21% de las menciones. Boric no podrá postularse de nuevo.

“Tengo una posibilidad real de ser candidato porque el reconocimiento ciudadano es efectivo”. dijo. “Pero en política, dos años es mucho tiempo.”