ANAHÍ ABELEDO

Este año marca el punto medio de la implementación de la Agenda 2030 de la ONU para el Desarrollo Sostenible. Entre los principales factores económicos que impiden la realización del ODS 7 a nivel mundial, destacan las perspectivas macroeconómicas inciertas; los altos niveles de inflación; las fluctuaciones monetarias; el sobreendeudamiento en un número creciente de países; falta de financiamiento; cuellos de botella en la cadena de suministro; circunstancias fiscales más estrictas y aumento vertiginoso precios de los materiales. 

Las tasas de progreso varían significativamente entre las regiones, con algunas logrando avances sustanciales y otras que lo retrasan o incluso retroceden. Preocupa particularmente los países que carecen de acceso universal a la electricidad y a la cocina limpia en los cuales los ODS 7 no se alcanzarían en 2030.

Este año marca el punto medio de la implementación de la Agenda 2030 de la ONU para el Desarrollo Sostenible y el estado del progreso está detallado en el reciente informe de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) "IRENA: Tracking SDG7, 2023 - The energy progress report".

Los servicios de energía modernos y confiables están fuera de lugar, con un estimado de 675 millones de personas que aún no tienen acceso a la electricidad y 2.300 millones sin acceso a cocina limpia en 2021. 

Las tendencias actuales sugieren que el tiro al blanco del mundo será caer muy lejos de la marca en 2030.

La adopción de energías renovables (objetivo 7.2) ha aumentado desde 2010, pero se deben intensificar los esfuerzos para aumentar sustancialmente la participación de las energías renovables en el consumo total de energía final. 

Asimismo, a pesar del progreso constante, la tasa de mejora en eficiencia energética (objetivo 7.3) no está en camino de duplicarse para 2030, con la tendencia actual de 1.8 %por debajo del aumento previsto del 2,6 % cada año entre 2010 y 2030. Para compensar la falta de progreso, las mejoras necesitarían acelerar aún más desde ahora hasta 2030.

Finalmente, el progreso en la meta 7.a: aumentar los flujos financieros públicos internacionales que apoyan la energía limpia en los países en desarrollo.

Dado que los flujos financieros se han contraíd  por tercer año consecutivo, se han concentrado cada vez más en un pequeño número de países. 

La tendencia decreciente en los flujos financieros públicos internacionales pueden retrasar el logro del ODS 7, especialmente para los países menos adelantados (PMA), países en desarrollo sin litoral y pequeños estados insulares en desarrollo

ACCESO A LA ELECTRICIDAD (INDICADOR ODS 7.1.1)
El progreso reciente no está en camino de alcanzar el acceso universal para 2030. A nivel mundial, el acceso a la electricidad creció a una tasa anual promedio de 0,7 puntos porcentuales entre 2010 y 2021, pasando del 84 % de la población mundial al 91 %. 

El número de personas sin electricidad se redujo casi a la mitad durante el período, de 1.100 millones en 2010 a  675 millones en 2021. El ritmo de crecimiento anual se desaceleró durante 2019–21 a 0,6 puntos porcentuales.

Para cerrar la brecha, especialmente para las personas que viven en regiones pobres y remotas, la tasa anual de crecimiento del acceso debe ser 1 punto porcentual por año a partir de 2021, casi el doble del ritmo actual. Si no hay esfuerzos y medidas adicionales se ponen en marcha, unos 660 millones de personas, en su mayoría en el África subsahariana, todavía estarían sin servicio en 2030 (IEA 2022a).

Las políticas para el acceso a la energía deben demostrar compromiso político y maximizar los beneficios socioeconómicos de acceso, manteniendo a las poblaciones más vulnerables al frente de los esfuerzos para cerrar la brecha de acceso.

SOLUCIONES DE COCCIÓN LIMPIA (INDICADOR ODS 7.1.2)
La población mundial que carece de acceso a una cocina limpia se redujo de 2900 millones en 2010 a 2300 millones en 2021, pero el objetivo del acceso universal para 2030 sigue siendo difícil de alcanzar: unos 1.900 millones de personas seguirían sin acceso a agua limpia para cocinar en 2030.

De continuar las tendencias actuales, casi seis de cada diez personas sin acceso a cocina limpia en 2030 residiría en el África subsahariana.

Con el impacto continuo de COVID-19 y el aumento de los precios de la energía, la AIE estima que 100 millones de personas que la transición reciente a la cocina limpia puede volver a usar biomasa tradicional (IEA 2022a). 

Asia oriental y América y el Caribe fueron las únicas regiones que mantuvieron el progreso en el acceso a la cocina limpia entre 2019 y 2021 (ESMAP 2022). 

A menos que los esfuerzos se amplíen rápidamente hoy, los combustibles y las tecnologías para cocinar seguirán contaminando para reclamar millones de vidas cada año mientras se perpetúa la inequidad de género, la deforestación y el daño climático, integrando la cocina limpia en una planificación energética más amplia, la mejora de la asequibilidad y el diseño de mejores mecanismos de entrega son algunas de las palancas políticas clave para impulsar la cocina limpia. 

Si tales esfuerzos van acompañados de una financiación sostenida a un precio adecuado nivel, el mundo puede volver a encarrilarse para hacer que la cocina limpia sea una realidad para todos.

ENERGÍA RENOVABLE (INDICADOR ODS 7.2.1)
El acceso universal a una energía asequible, fiable, sostenible y moderna depende de un despliegue más rápido de las energías renovables en electricidad, calor y transporte. 

Pero a menos que se acelere el ritmo, la participación de las energías renovables en el total final el consumo de energía (TFEC) seguirá siendo lento. En 2020, la participación de las energías renovables en TFEC se situó en apenas 19,1 % (o 12,5 % si se excluye el uso tradicional de biomasa), no mucho más que el 16 % por década más temprano.

Si el mundo va por buen camino para limitar el aumento de la temperatura a menos de 1,5°C a lo largo del siglo, la proporción de las energías renovables deben alcanzar el 33-38 % para 2030 (en el sector eléctrico, las energías renovables deberían representar el 60-65 % de la generación de electricidad). 

Se necesita un esfuerzo mucho mayor para aumentar el uso de energías renovables en el transporte y calefacción, tanto directamente (mediante el uso de bioenergía, solar térmica y geotérmica, y calor ambiental) como indirectamente (a través de la electrificación), mientras se avanza en la conservación de la energía.

La mejora del suministro de electricidad basado en energías renovables en los países en desarrollo merece especial atención.

Los países en desarrollo registraron un crecimiento récord de la capacidad renovable en 2021 (+9,8 % interanual), con instalaciones acumuladas alcanzando los 268 watts per cápita.

EFICIENCIA ENERGÉTICA (INDICADOR ODS 7.3.1)
La meta 7.3 de los ODS exige duplicar la tasa global de mejora en la intensidad energética sobre la tasa promedio durante 1990–2010—lo que significa mejorar la intensidad energética en un 2,6 % por año entre 2010 y 2030.

Sin embargo, el progreso entre 2010 y 2020 promedió solo el 1,8 %. Para recuperar el terreno perdido, mejora de la intensidad energética ahora debe superar el 3,4 % a nivel mundial entre 2020 y 2030, el doble de la tasa alcanzada en la última década. 

Aún se necesitaría una mayor mejora para estar en camino de limitar el aumento de la temperatura de fin de siglo a menos de 1,5 °C.

Las mejoras necesarias requerirán mandatos de eficiencia más agresivos, incluidas prohibiciones a la venta de la mayoría de equipos ineficientes y códigos que exigen que los edificios nuevos cumplan con los estándares de cero emisiones netas.

FLUJOS FINANCIEROS PÚBLICOS INTERNACIONALES (INDICADOR 7.A.1 DE LOS ODS)
Los flujos financieros públicos internacionales en apoyo de la energía limpia en los países en desarrollo comenzaron a caer antes del inicio de la pandemia de COVID-19 y siguió cayendo hasta 2021. 

En 2021, estos flujos ascendieron a US$ 10,8 mil millones, una caída del 11 % desde 2020, un 35 % menos que el promedio de 2010-19 y solo alrededor del 40 % del 2017 un pico de US$ 26,4 mil millones. Los compromisos siguen estando fuertemente concentrados en un puñado de países. 

Se espera que la tendencia a la baja de las inversiones públicas continuó en 2022. Los datos publicados en 2022 y 2023 proporcionarán una visión más clara de los efectos sobre los flujos financieros públicos de la crisis energética en Europa provocada por la guerra rusa en Ucrania.

Si bien no hay un objetivo cuantitativo para este indicador, los escenarios de la IEA e IRENA estiman que mantenerse en línea con los objetivos climáticos y energéticos internacionales requieren inversiones anuales en generación de electricidad renovable y actividades relacionadas con infraestructura de US$ 1,4–1,7 billones hasta 2030. 

Se necesitarán inversiones no solo en tecnologías, sino también en las intervenciones políticas y la cooperación internacional. Aunque el sector privado financia la mayor parte de las energías renovables, el sector público sigue siendo una fuente fundamental de financiación, especialmente para muchos países en desarrollo. 

En general, redirigir las inversiones de los combustibles fósiles, aumentar los compromisos de ayuda, introducir reformas estructurales en las finanzas públicas de los mercados internacionales, la innovación en los mecanismos de financiación y la mejora de la transparencia de los informes de compromiso son todos pasos necesarios.

Las mejoras continuas en los datos y el seguimiento de las metas globales del ODS 7 serán fundamentales para garantizar la toma de decisiones y políticas. 

Los custodios mejorarán aún más el tablero global ahora de libre acceso en línea y continuar perfeccionando este informe anual, que ha fortalecido las instituciones, organizaciones y sectores colaboración.

Los resultados que emergen del trabajo conjunto de los custodios han incluido publicaciones conjuntas (incluyendo guías analíticas), acciones de desarrollo de capacidades y esfuerzos coordinados de difusión.