El primer encuentro del segundo ciclo Pilares para el Desarrollo Sustentable de la Región abordó la contribución que la minería y el petróleo pueden hacer al crecimiento de Mendoza
SANDRA CONTE
Una de las preguntas recurrentes, para quienes observan con preocupación que en Mendoza los números de la economía y del empleo privado registrado casi no han crecido en la última década, es qué necesita la provincia para volver a crecer. En este contexto, la minería y la explotación petrolera suelen ser actividades que se señalan por su potencial para traer ese anhelado crecimiento.
El segundo encuentro del ciclo Pilares para un Desarrollo Sustentable de la Región, organizado por Los Andes, que se realizó en octubre del año pasado, se enfocó en la matriz productiva. Ahora, en una segunda edición de esta iniciativa, que propone pensar y debatir sobre las principales temáticas vinculadas con ese desarrollo, se profundizó en dos actividades que podrían contribuir a fortalecer esta matriz y diversificarla: la minería y el petróleo.
El primero de los paneles se enfocó, precisamente, en las posibilidades y desafíos de la industria minera en la provincia. Participaron Marita Ahumada, geóloga ambientalista minera, presidente de la Cámara Mendocina de Empresarios Mineros y directora del Comité Asesor en Women in Mining Argentina; Eddy Lavandaio, geólogo, investigador y miembro de la Asociación Geológica de Mendoza; y Emilio Guiñazú, ingeniero industrial y gerente general de Potasio Río Colorado y de Impulsa Mendoza Sustentable. El panel fue moderado por la editora de la sección Economía, María Soledad Gonzalez.
La pregunta disparadora del debate fue qué podría aportar la minería al desarrollo de la provincia. Lavandaio planteó que Mendoza tiene un gran potencial minero y detalló que, en primer lugar, hay abundancia de formaciones geológicas con procesos formadores de yacimientos y, además de esa geología favorable, se ha encontrado una gran variedad de minerales en el territorio mendocino.
Sin embargo, después se debe avanzar en la exploración de esos descubrimientos, para poder determinar si se trata de un yacimiento o un afloramiento sin importancia. Y, en caso de ser un yacimiento, hay que explorar sus dimensiones, su forma y la calidad del mineral, para poder hablar de una reserva; es decir, un activo con una factibilidad preliminar para que se convierta en un negocio. Recién entonces se trata de potencial minero.
El geólogo detalló que Mendoza tiene cuatro yacimientos con reservas ubicadas: Potasio Río Colorado (sales de potasio, muy grande a nivel mundial) y otros tres metalíferos, la mina de cobre San Jorge, en Uspallata; Don Sixto, de oro y plata, en Agua Escondida, Malargüe; y Sierra Pintada, de uranio, en San Rafael.
Lavandaio indicó que, en el supuesto caso de que esas cuatro minas, el potencial minero efectivo hoy, se pusieran en marcha el año que viene, Mendoza facturaría US$ 1.300 millones de dólares, de los que la mayor parte se destinaría a exportación, ya que sólo el uranio se utilizaría en el país.
De esta manera, la provincia podría duplicar sus exportaciones actuales y recibir entre US$ 400 y 500 millones, que ingresarían a la economía local. Sumó que se generaría trabajo para unas 8 mil personas, 2 mil de modo directo y 6 mil de las empresas proveedoras.
Por otra parte, sumó que, hace varios años, se ubicaron 37 áreas de interés dentro del área cordillerana, con afloramientos favorables para ubicar yacimientos de cobre -subrayó que, en Chile, la producción de este metal alcanza entre US$ 5 y 10 mil millones por año-, por lo que el futuro de la minería se vincula con la exploración de estos sitios.
De manera remota, Matías Baglietto, secretario de la Cámara de Proveedores Mineros de Argentina (CAPMIN), sumó que el futuro de la minería en el país es promisorio, ya que hay 38 proyectos de litio en el NOA, 6 de ellos en construcción y sólo dos operando, por lo que existen 30 por construir. Esto implica una inversión de entre US$ 20 y 30 millones de dólares.
Asimismo, mencionó que hay cobre en San Juan, Mendoza, el Sur y el Norte del país (con un yacimiento muy importante en la Puna) y que la explotación de este mineral demanda inversiones muy importantes, de entre 2 y 3 mil millones de dólares cada una. De esta manera, indicó que, si la Argentina mantiene ciertas condiciones y una relativa estabilidad, podría recibir unos US$ 30 mil millones a partir de la construcción de minas; es decir, un monto comparable con el de Vaca Muerta.
Por su parte, Ahumada aportó que la minería podría traer mucho desarrollo industrial, como se observa en provincias vecinas, y recursos económicos, que necesita la región y el país. Subrayó que la actividad apunta a las localidades más cercanas al proyecto en primer término, y después al resto de la provincia, e ilustró que una sola mina de oro y plata en San Juan trabaja con 900 proveedores, la mayoría sanjuaninos. Y que conoce el caso de una empresa de ropa para alta montaña que trabajaba con un volumen acotado y, por proveerle a la minera, creció y hoy fabrica para todo el país y exporta.
La presidente de CAMEM indicó que Mendoza exporta minerales no metalíferos, principalmente rocas de aplicación. Señaló que la bentonita se envía a Brasil, Uruguay y Paraguay, mientras la cal tiene como principal destino Chile. Pero planteó que la minería metalífera aportaría más al desarrollo de mano de obra local, no sólo dentro de la industria, sino también de otros recursos humanos que se forman en instituciones locales y de organismos de control.
También resaltó que hay empresas proveedoras de servicios, como firmas de geofísica y laboratorios, que nacieron en la provincia en los ‘90, con el auge de la exploración minera, y que, desde Mendoza, trabajan en el país y en el exterior, por su prestigio. Sin embargo, han tenido que abrir sucursales en otras provincias, porque se prioriza el trabajo local.
REDUCIR LOS PLAZOS
Guiñazú mencionó que, después de muchos años, hay un consenso generalizado de que la provincia necesita desarrollar la minería. Si bien reconoció que hay grupos que se oponen, sostuvo que, en términos generales, se coincide en que podría ser una gran oportunidad para Mendoza, aunque con diferencias en el cómo y dónde desarrollar la minería.
Después de realizar un repaso de las distintas estrategias que las dos últimas gestiones implementaron para impulsar la actividad, comentó que, cuando en 2019 se llegó a una situación tensa luego de la modificación de la ley 7722, se concluyó que, aun con un marco legal restrictivo, existe un gran potencial geológico minero.
Fundamentalmente, acotó, vinculado a los pórfidos de cobre. Aunque la normativa prohíbe la utilización de ácido sulfúrico y cianuro para extraer el mineral a través del proceso de lixiviación, este metal se puede obtener por el método de flotación, con lo que se encuadraría en la ley.
Explicó que, dentro de la misma faja geológica en la que se encuentran grandes proyectos en Chile, se podría explotar este metal en Malargüe, en zonas donde no competiría por el uso del suelo ni del agua con otras actividades económicas.
Guiñazú detalló que, una vez que se decidió enfocarse en aquellos proyectos que se pueden concretar dentro del marco legal y en los lugares en los que existe una marcada vocación territorial para el desarrollo minero, se avanzó en dos proyectos. El primero es Potasio Río Colorado y el segundo, Hierro Indio que, si bien no alberga un volumen muy grande -se encuentra en etapa de exploración-, sería la única mina de hierro activa en Argentina y permitiría reemplazar parte de las importaciones de este mineral, que hoy se importa en su totalidad para producir acero.
Por otra parte, se fijó como meta atraer inversiones y acelerar las etapas preliminares, que son las de aprobación del proyecto minero. Así, de la mano de Impulsa Mendoza, se está trabajando en un estudio de impacto ambiental estratégico, que permita, dentro de esas áreas que se han definido como un objetivo prioritario para la provincia, establecer líneas de base y determinar en qué sitios se podría trabajar y en cuáles no, considerando la presencia de glaciares, de pueblos originarios, de valor arqueológico o paleontológico.
A partir de esto, resaltó Guiñazú, se podrán acelerar los tiempos de aprobación, ya que, cuando se presente una propuesta, el área ya estará estudiada. Asimismo, se está definiendo un plan de infraestructura, de creación de huellas mineras y de energías renovables. Y se está participando de ferias internacionales para posicionar a Mendoza como una provincia minera ante los potenciales inversores.
PROPUESTAS SUPERADORAS
A los invitados a este primer encuentro de la segunda edición del ciclo Pilares se les obsequió el libro que incluye aportes de diversos analistas sobre los temas que se abordaron en los siete encuentros: Innovación y talento, Matriz Productiva, Educación, Calidad institucional, Salud digital, Infraestructura, y Gobierno digital. Pero en el caso del geólogo, investigador y docente Eddy Lavandaio se trató de un “intercambio”, ya que obsequió a Los Andes dos de sus propias publicaciones.
“Elementos de Geología, Mineralogía y materias primas minerales”, detalló, es un libro con nociones elementales de estas disciplinas, que puede ser útil para los alumnos de escuelas técnicas o del quinto año del bachillerato, ya que las currículas no tienen una materia con este contenido.
Mientras que el segundo, “Minería: Perón y después. Minería y antiminería: historias y propuestas superadoras en beneficio del país”, está estructurado en cinco partes. Lavandaio detalló que la primera responde a las preguntas que se hace la gente -de hecho, cada apartado es un interrogante-, mientras la segunda ahonda en la historia de la actividad minera en el país desde la posguerra y hasta la actualidad.
La tercera y cuarta se enfocan en una descripción de los diversos hechos vinculados con la oposición al desarrollo minero en diversas partes del país, para concluir, en la quinta, con recomendaciones a los gestores sobre cómo se puede avanzar en este sector “que le puede aportar tanto al país como aporta la Pampa Húmeda”.
YOUTUBE: CICLO PILARES: MINERÍA Y EL PETRÓLEO COMO PALANCA DE CRECIMIENTO DE LA MATRIZ PRODUCTIVA DE MENDOZA