Qué Argentina queremos, o mejor dicho para tener en qué país se trabaja. En los últimos años la energía se volvió la estrella del país y la industria necesaria para conservar las reservas y atraer nuevos capitales y para cumplir con tal fin, la infraestructura es clave.

El 20 de junio será la apertura del primer tramo del Gasoducto Néstor Kirchner que permitirá a Argentina aumentar la capacidad de transporte de gas un 30%, y garantizará el autoabastecimiento del país en 2024. A su vuelta de China, Sergio Massa anunció la apertura a privados del segundo tramo.

En el marco del Seminario "¿Qué Argentina queremos ser?  Seminario de Infraestructura Regional" organizado por el Ministerio de Obras Públicas de Nación, la secretaria de Energía, Flavia Royón explicó que el país proyecta un modelo de transición propio "no importados, sino un modelo propio que tengan en cuenta los temas como la asequibilidad, la seguridad energética y la sustentabilidad"

Argentina es la segunda reserva de gas no convencional del mundo y esto lo convierte en un aliado para la transición ya que genera menos emisión de CO2 y es el combustible que permite la fabricación de hidrógeno azul.

Como una obra fast track, el Gasoducto Néstor Kirchner es una respuesta a la necesidad de cuidar las reservas, fomentar el mercado interno, mejorar el acceso al gas y aumentar la capacidad de transporte de la productividad en crecimiento de Vaca Muerta. 

Según explicó Royon, la cuenca demostró una curva de aprendizaje donde puede lograr niveles de productividad  a la altura de los mejores players del mundo, "Argentina puede producir gas a seis veces menos el valor de lo que cuesta importar", En términos generales puede producir más energía de la que se puede transportar, de ahí la importancia de las obras de infraestrucutura, como el gasoducto u oleoductos que permitan resolver los actuales y futuros cuellos de botella.

El gasoducto, que es sólo una parte del plan TransportAr, va a permitir aumentar la capacidad de transporte en un 30%, "sólo la primera etapa, que va a estar operativa el 20 de junio, permitirá un ahorro del US$ 2.000.000.000,  todo el sistema del año que viene, que va a estar el impacto en todo el año de casi US$ 4.200.000.000 y va a conducir a Argentina hacia el 2024/2025 niveles de autoabastecimiento de más del 95%", cifró Royon.

Las obras para lograr el autoabastecimiento no sólo se quedan en trampo por inaugurar del GNK, el plan llamado "Reversión del Norte", permitirá que Argentina deje de importar gas a Bolivia y aún más teniendo en cuenta que las cuencas del país vecino están en declino.

Para llegar al Norte, la reversión del gasoducto demandará US$ 700.000.000, que está comprometido con el financiamiento de la CAF (aproximadamente US$ 540.000.000) y además se proyecta salir en la búsqueda de financiamiento de privados y además recursos del país. 

La buena experiencia del GNK alienta a pensar que los plazos de la reversión se podrían reducir de los 18 meses estimados y la secretaria de Energía explicó que "la urgencia de avanzar con la reversión y con la segunda etapa lo antes posible es para poder aprovechar también esta este aprendizaje que estamos teniendo y este uso de capacidades instalada".

Dar vuelta la balanza energética es el horizonte, más allá del color político. En 2022 la balanza fue negativa en US$ 4.500 millones, la necesidad de importar GNL se topó con la volatilidad global del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania. La puesta en funcionamiento del plan de infraestructura energética permitirá lograr el autoabastecimiento "este año se realizará la última compra importante de GNL", explicó Royón.

El viaje a China no sólo marcó negocios importantes para el litio  sino que se reforzó la necesidad del autoabastecimiento y la puesta en valor de la segunda etapa del GNK que será licitada en agosto. 

"Esta red de gasoducto va a permitir no importar más de de Bolivia, no necesitar más importaciones de GNL, y sustituir esto con producción argentina y esto significa, también, puestos de trabajo  directos e indirectos, desarrollo de una industria, donde el país ya tiene un know how muy importante, con un mercado doméstico ya garantizado a 2028, permitirá pensar en las exportaciones a países vecinos, en el proyecto de Ley de GNL implica exportar nuestro gas al mundo", dijo Royón

En tiempos de transición energética, el paradigma de garantizar combustibles fósiles para la generaciones futuras fue reemplazado por aprovechar la ventana de oportunidad que las metas Net Zero ofrecen y Argentina tiene los recursos naturales para poder haccerlo.

LA TRANSICIÓN Y LA VENTANA A LA MINERÍA

La transición energética, en términos generales, ofrece una ventana de oportunidad muy interesante al país por la potencialidad de gas, energías renovables: solar, eólica, hidroeléctrica, la potencialidad mi hidrógeno y además por por los llamados minerales críticos.

Según explicó Royon, "la transición demanda mucho más minerales que los que estamos usando hasta ahora, y ahí tenemos involucrado el litio, el cobre, tierra raras, así como otros que hoy no tiene la Argentina, pero todo el desarrollo minero de la Argentina tiene la particularidad que se que está concentrado en la Puna: Jujuy, Salta, Catamarca, La Rioja y San Juan, en el mismo punto tenemos la demanda minera, como así los mejores lugares para producir energía solar del mundo y que también lo tenemos que aprovechar".

Más allá del gas, el petróleo de Vaca Muerta permitirá rehabilitar la exportación a través de oleoductos, como la reciente puesta en marcha de los envíos de Otasa hacia Chile que estaba fuera de funcionamiento hace más de 17 años. En materia de infraestructura de crudo hay una mayor actividad de la inversión privada que gira en torno a los US$ 1.500.000.000.

Las inversiones no se demoran a Otasa se le suman las apuestas de Odelval, Oiltanking, Vaca Muerta Norte y Vaca Muerta Sur. 

La industria energética está camino a convertirse en la segunda usina generadora de ingresos al país, gracias a las obras de gas y petróleo se estima que la balanza negativa de US$ 4.500 millones se revierta y supere los US$ 12.000 millones en positiva.

"Para incorporar más energía renovable al sistema, la limitante es la infraestructura y puntualmente las redes de transporte de alta tensión", afirmó Royon y detalló que a finales de 2022 se terminó de consensuar un master plan de obras del transporte eléctrico, con un financiamiento internacional activo y con una propuesta para cambiar la reglamentación y que ingrese la inversión privada en las redes de alta tensión.

Para el plan eléctrico Royon explicó que "vamos a incorporar 5.000 kilómetros de línea de alta tensión y este plan contempla casi 12.000 kilómetros de línea de alta sección y también aumentar la capacidad de transformación en 40%. O sea, en infraestructura hoy, como una limitante de crecimiento en la Argentina, pero rápidamente lo estamos pudiendo resolver".

La hidroelectricidad también es una fuente clave. Hoy el país trabaja en la vuelta de las Centrales del Comahue y en ir hacia un esquema que permita la incorporación de más proyectos hidroeléctricos por su impulso como energía renovable y también, porque hoy también se impone en Argentina y en el mundo el manejo y la gestión del agua.

El horizonte energético de Argentina está en potenciar al gas logrando un esquema de autoabastecimiento, desarrollar el sistema de transporte de alta tensión para incorporar a las renovables; sentar las bases para el desarrollo del hidrógeno. "El sector energético, con proyectos de ley que ya están en el congreso como el de GNL o el H2, tiene toda la posibilidad de de ser un proveedor de energía segura en el mundo, en los términos que hoy el mundo también plantea de cadenas de valor segura", concluyó Royón.