Bolivia atraviesa cada vez más dificultades para abastecerse de gasolina y diésel del extranjero y, para el próximo año, el problema podría extenderse a la provisión de gas licuado de petróleo (GLP).
Analistas señalaron que, si en 2024 se cortan o caen drásticamente las exportaciones de gas a Argentina (como se tiene previsto), el efecto en cadena convertirá a Bolivia en un país en importador de GLP.
El investigador en Energía de la Fundación Jubileo, Raúl Velásquez, explica que, si Argentina deja de comprar gas a Bolivia en 2024, la corriente de hidrocarburos que llega a la planta de separación de líquidos en Gran Chaco (Tarija) se interrumpirá, lo que provocará una caída en la producción de GLP.
“Es posible que desde 2024 el problema (de suministro de combustibles) también se amplíe al GLP. Si, desde 2024, Bolivia deja de exportar gas a Argentina, dejará de ingresar gas natural a la planta de Gran Chaco y habrá disminución en el GLP”, dice Velásquez.
Apunta que la producción de hidrocarburos líquidos cayó en un 45% desde 2015 hasta abril de 2023, llegando a 33.000 barriles diarios.
La especialista en Hidrocarburos, Susana Anaya, coincide al señalar que “si ya no se exporta a Argentina, ¿con qué corriente de gas se alimentará la planta de Gran Chaco? Ya no justifica llevar gas para sacar GLP y gasolina, y luego devolverlo para llevarlo a Brasil”.
Anaya recuerda que, antes de 2014, Bolivia importaba GLP y que la producción conseguida con las dos plantas separadoras de líquidos (la otra está en Santa Cruz) permitió generar excedentes incluso para la exportación. Sin embargo, si la producción en Gran Chaco se cortara habría un déficit de 200 a 400 toneladas métricas día (TMD), aproximadamente.
La producción nacional de GLP alcanza los 1.700 TMD (según datos oficiales de 2021). El consumo interno demanda 1.200 TM, dejando un excedente de entre 500 TMD para exportación.
La producción de GLP a través de la planta Gran Chaco oscila entre 700 y 900 TMD, lo que representa hasta un 53% de la producción total.
Los Tiempos intentó conocer la posición de YPFB al respecto, pero no fue posible. Un vocero de la empresa, Luciano Montellano, aseguró a la prensa que el suministro de diésel en el país es normal y está garantizado.
La especialista Susana Anaya indica que Argentina apuesta por prescindir del gas boliviano con la producción de Vaca Muerta. Para ello, ya construye ductos y revierte el flujo de otros.