Argentina posee una matriz energética con predominio de los hidrocarburos, donde el gas natural y el petróleo contribuyen con el 88.8% de la producción total de energías del país.
La producción de hidrocarburos muestra cuatro aspectos relevantes: 1) tendencia decreciente de los convencionales, 2) marcado crecimiento de la producción no convencional, 3) mayor dinamismo de la producción de petróleo con relación a la del gas y 4) predominio de la cuenca neuquina, que lidera los cambios que se evidencian en la producción tanto de gas como de petróleo.
Según un informe coyuntural de energía de José María Rodriguéz en Fundación Mediterránea, la producción de gas se incrementó en 6.9% en el año 2022, en tanto que la producción de petróleo aumentó 13.1%. Estos aumentos son plenamente explicados por las producciones de no convencionales, que más que compensan las caídas de los convencionales.
Neuquén se presenta como la provincia gasífera por excelencia, aportando el 63.3% del gas natural producido en el país. En la producción petrolera, Neuquén también posee una relevancia clave, con el 46% del total, seguido por la provincia de Chubut con el 24% del petróleo producido en el país.
Las exportaciones de petróleo han mostrado un gran desempeño en el año 2022, con un aumento del 108%. No obstante, la cuenta comercial externa energética sigue representando una pesada carga para el balance de pagos del país, determinada por las importaciones de gas, tanto las provenientes de Bolivia como las de GNL.
La situación del gas natural, si bien existe un gran potencial de desarrollo, a partir de la disponibilidad de recursos en Vaca Muerta, se encuentra limitada por la infraestructura del transporte hacia los puntos de consumo interno y de exportación y por los cambios permanentes en las reglas de juego que determinan el ámbito donde se desarrolla el sector. Tanto las posibilidades de inversión en infraestructura como las reglas de juego sectorial están fuertemente influenciadas por el contexto de incertidumbre local.