La oferta de autos eléctricos es escasa y muy costosa. La transformación de un vehículo convencional es una alternativa más económica y aplicable a cualquier modelo
GABRIEL SILVEIRA
Cuando uno imagina un auto eléctrico rápidamente viene la imagen de un vehículo sofisticado, moderno, vanguardista y con un nivel tecnológico muy por encima de los vehículos convencionales que se venden actualmente.
Pero existen alternativas para transformar cualquier tipo de modelo (sí, cualquiera) y convertirlo a eléctrico luego de reemplazar los elementos responsables de mover las ruedas (motor) y proveer energía (baterías).
Se trata de una práctica que si bien no es nueva es bastante desconocida en nuestro mercado. Es una movida que en la región lleva más de dos décadas convirtiendo vehículos (sí, antes de que los autos eléctricos se empezaran a masificar en lo mercados centrales) y que de a poco gana más adeptos en nuestro país.
Además, aparece como una alternativa más adecuada para mercados como el nuestro, en donde todavía la electromovilidad ofrecida desde los grandes fabricantes resulta extremadamente costosa (puede costar más del doble del un vehículo a combustión equivalente).
Es más, en mercados como el europeo o el estadounidense siguen siendo más caros que uno de combustión a pesar de las ayudas que se recibe desde los estados para impulsar esta tecnología.
Clarín participó de un curso de capacitación pensado para talleres y particulares que van a realizar conversiones para entender cómo es el proceso, qué tipo de vehículos pueden recibir un sistema eléctrico de propulsión y cuánto cuesta.
CUALQUIER AUTO PUEDE SER ELÉCTRICO
La charla fue organizada en Argentina por la empresa Prisma, responsable de comercializar kits de conversión y cargadores eléctricos, entre otros, además de ofrecer conversiones. El encargado de dictar el curso fue Gabriel González, de Auto Libre, una organización uruguaya que nació en 2002 y que desde entonces viene tejiendo una red de transformadores de vehículos por toda Sudamérica.
La consigna es clara: las capacitaciones se dan para entender que la conversión es aplicable prácticamente a cualquier vehículo y no existe un estándar en términos de diseño, ya que el ingenio de cada técnico puede traer nuevas soluciones.
Los equipos arrancan con kits que se venden desde los US$ 12.000 y desde la compañía aclaran que se están “vendiendo en pesos a valor dólar oficial”. Hay motores desde 28 kW (37,5 caballos) hasta 90 kW (120 caballos).
Los paquetes de baterías van de una capacidad de 7,5 kWh a 60 kWh, por lo que las combinaciones que se pueden dar dependen mucho de la finalidad que se busque a el tipo de vehículo. No es lo mismo darle nueva vida a un auto clásico que transformar un utilitario de carga.
El paso a paso suena sencillo: hay que sacar el motor de combustión y reemplazarlo por uno eléctrico y quitar el tanque de combustible y colocar uno o más paquetes de baterías de litio. El resto es enchufarlas y cargarlas para tener energía acumulada. Pero claro que antes hay que resolver un motón de detalles para poder convertir un auto.
“Primero lo que hay que hacer es definir con el cliente qué se busca con la conversión, en cuanto a potencia, aceleración y autonomía. Qué uso se le va a dar. Lo que tratamos de hacer es demostrar que no siempre se necesita una autonomía altísima.” precisó Javier Idzi, uno de los directores de la empresa, en charla con Clarín. El ingeniero también ayudó a evacuar varias dudas que surgen frente a la transformación de un vehículo.
- ¿Cómo arranca la transformación?
- Lo primero que se hace es pesar el vehículo para poder tener una buena distribución de pesos. Se quita el motor, se quita el tanque de combustible, es decir, sacar todo lo que no se va a usar. De todos modos, se trata de mantener los vehículos lo más original posible.
- ¿Y qué pasa con la unidad de control del motor, que también es responsable de otras funciones del vehículo?
- También se evalúa conservar o no la ECU, ya que varias funciones necesitan su “ok” para poder funcionar, como el limpiaparabrisas o los desempañadores. Para conservar esas funciones emulamos la respuesta de la ECU para que puedan seguir operando.
- ¿Que pasa con la caja de cambios?
- Se mantiene, fundamentalmente por el diferencial y también porque la reglamentación argentina nos pide que el profesional que va a homologar el vehículo luego para que sea legal circular en la vía pública tenga validación de sus partes. Hay que acoplar el motor a la caja de cambios original haciendo las modificaciones mecánicas necesarias para lograrlo. Una vez logrado ese acople ya se pueden dimensionar el resto de los elementos para que el vehículo sea 100% eléctrico.
- ¿Qué pasa con los sistemas de seguridad?
- Todos los vehículos con ABS traen un módulo que los controla y es independiente de la ECU. Este tipo de módulos sigue funcionando sin problemas. Lo tenemos probado en los Kwid que hemos convertido. Lo mismo sucede con los airbags.
- ¿Y con otras funciones del auto?
- Pueden seguir funcionando, pero hay que saber que el auto no va a tener más alternador pero sí va a conservar el sistema de 12 voltios. Para sostener todos las funciones que dependan de ese sistemas se instala un convertidor que transforma la energía de alta tensión del sistema de tracción en los 12 voltios necesarios para mantener alimentada la batería.
En el caso del aire acondicionado la tarea es otra, ya que al quitar el motor de combustión también se quita el aire acondicionado original y se instala un compresor nuevo netamente eléctrico que no trabaja con una correa como el original.
- ¿Los autos que ustedes convierten se pueden enchufar en cualquier toma corriente?
- Sí, a cualquiera. En los modelos que convertimos tenemos dos opciones. Una que soporta 2,5 kW de carga, generalmente para vehículos citadinos, sin posibilidad de carga rápida. Esto significa que al enchufarlo vamos a consumir 10 amperes, un valor que cualquier enchufe es capaz de entregar en forma continua.
Ahora bien, si tenemos la posibilidad de contar con un toma corriente especial con capacidad para entregar entre 20 y 30 amperes, tenemos la posibilidad de cargar a 5,5 kW, lo que reduce a la mitad el tiempo.
- ¿Qué autonomía dan en promedio y cuánto demora una carga?
- Nuestros vehículos tienen una capacidad de 20 kWh de energía acumulada, que dan entre 100 y 130 kilómetros reales de autonomía. Está claro que siempre depende del conductor y de las condiciones, lo mismo que con un motor de combustión: si vas a fondo vas a consumir más combustible. Para lograr esa autonomía en un toma corriente normal vamos a necesitar 7 horas aproximadamente.