Mientras Argentina apura el GNK para dejar de importar, los envíos desde Bolivia están en peligro por la deuda de la estatal, YPFB, y las petroleras privadas que producen el gas que se exporta.

Desde septiembre de 2023, la estatal dejó de abonarles a los productores el gas que direccionan tanto al mercado interno como hacia la Argentina. Se estima que la deuda que tiene YPFB acumula con los productores por el hidrocarburo que se exporta hacia nuestro país ronda los US$ 150 millones.

Las firmas perjudicadas por la deuda son Repsol, Pan American Energy y Tecpetrol.

Frente a ese contexto, Enarsa y la Secretaría de Energía le propusieron a la estatal petrolera volver a comprar gas directamente a los productores (sin la intermediación de YPFB) con la intención de asegurar la entrega de al menos 8 millones de metros cúbicos día (MMmcd) para el próximo invierno.

Página Siete consultó a YPFB sobre la deuda, pero desde su oficina de prensa aún no confirmaron si habrá un pronunciamiento oficial.

Los datos del Banco Central de Bolivia (BCB) disponibles al 8 de febrero de este año revelan que las Reservas Internacionales Netas (RIN) se situaban en US$ 3.538 millones .

Las reservas en divisas se encontraban en un nivel de US$ 372 millones, las reservas de oro en US$ 2.592 millones, los Derechos Especiales de Giro (DEG) US$ 538 millones y la posición con el Fondo Monetario Internacional (FMI) US$ 35 millones.

La empresa estatal Enarsa acercó en las últimas dos semanas una propuesta a YPFB -la petrolera controlada por el gobierno boliviano- que consiste en volver a comprarle gas directamente a los productores de ese país.

La iniciativa apunta, en un primer paso, a regularizar la cadena de pagos por el gas que el país del Altiplano exporta hacia la Argentina, debido a que como resultado de la falta de dólares que enfrenta Bolivia, el gobierno de Luis Arce no les está pagando a las empresas privadas que explotan hidrocarburos en ese país.

La crisis energética actual de Bolivia se remonta a 2006, cuando Evo Morales llegó al poder. Semanas después de su victoria, voló a Caracas, donde su mentor y aliado cercano, Hugo Chávez, lo instó a seguir el ejemplo de Venezuela y aumentar el control estatal de su industria del gas. Cuatro meses después, estaba hecho. Bolivia nacionalizó campos de gas y refinerías a cargo de Repsol SA , TotalEnergies y Petroleo Brasileiro SA, según publicó recientemente Bloomberg.

Las reservas de gas comenzaron a disminuir y también lo hicieron las ventas en el extranjero, que en su punto máximo representaron casi la mitad de todas las exportaciones con US$ 6.000 millones. Estos ingresos han bajado un 51% desde 2014 y desaparecerán por completo para 2030, según la consultora Wood Mackenzie. 

El año pasado, Bolivia se convirtió en importador neto de combustibles fósiles por primera vez desde la década de 1990, registrando un déficit de US$ 1.300 millones.

A diferencia de Argentina, el gas boliviano que se exporta a Brasil se está abonando sin problema debido a que Petrobras le paga directamente a las petroleras sin la intermediación de YPFB.

Siguiendo a los medios citados, eso es lo que habrían propuesto las autoridades argentinas a sus pares de Bolivia. De esta forma, se volvería al esquema que rigió hasta 2018.

Sin embargo, de acuerdo a El Deber, el presidente de la boliviana YPFB, Armin Dorgathen, aseguró que no existió esa propuesta de Enarsa. Además, dijo que sería ilegal hacerlo, dado que el gas es de los bolivianos, a través de YPFB y no de las operadoras.

Según los reportes del Centro Departamental de Monitoreo y Fiscalización de Hidrocarburos de la Gobernación de Santa Cruz, Bolivia exportó 4,58 MMm3/día en marzo de este año a Argentina. La cifra está muy por debajo de los 8,65 MMm3/día que envió en igual mes del año pasado.