Pese al contexto político, la eléctrica sigue mostrando interés. Eso sí, la materialización de las iniciativas dependerá de las autorizaciones ambientales y de la demanda del mercado
Mientras refuerza su presencia en Chile, Colbún apuesta más a crecer en las renovables de Perú.
En la conferencia de presentación de los resultados del cuarto trimestre, el gerente de Finanzas y Administración de Colbún, Miguel Alarcón, aseguró que tienen “un buen número de proyectos en análisis”.
Y agregó que “se encuentran principalmente en las primeras etapas de desarrollo. Por lo tanto, todavía no puedo revelar los detalles sobre esos proyectos, pero espero que dentro de este año podamos brindarles más información y detalles al menos sobre los proyectos más avanzados”, sostuvo ante la consulta de uno de los participantes. Y adelantó: “Para darle una idea, estamos analizando cinco o seis proyectos a grandes rasgos”.
Si bien el año pasado la empresa anunció una cartera de proyectos en evaluación por 1.200 a 1.400 MW para los próximos cinco a seis años en Perú, se actualizó la cifra y desde la eléctrica precisan a DF al ser consultados que en ese país -a través de Fenix- vienen trabajando en el desarrollo de una cartera de potenciales proyectos renovables por 1.900 MW (de energía eólica y solares), ubicados en la costa norte y la costa sur de Perú.
LOS PROYECTOS EN PERÚ
Central termoeléctrica de ciclo combinado a gas natural de 573 MW ubicada en Las Salinas, distrito de Chilca, 64 kilómetros al sur de Lima, propiedad de la filial Fenix Power Perú. Su ubicación es estratégica, ya que se encuentra cerca del gaseoducto de Camisea y la subestación eléctrica Chilca, lo que permite la generación de energía a costos eficientes.
La central entró en operación comercial en diciembre de 2014, y está compuesta de dos turbinas duales (gas o diésel) General Electric que generan el 60% de la potencia de la planta, y una turbina a vapor General Electric que genera el restante 40%.
Dadas sus características, esta central es un activo estratégico del mercado eléctrico peruano, ya que dentro de las centrales térmicas en el país es una de las más eficiente y la tercera de mayor tamaño.
Fénix cuenta con una capacidad de 573 MW, lo que se traduce en una participación de mercado del orden del 7,7% en el SEIN en producción de energía.
Perú reestructuró el mercado energético el año 1992 mediante la Ley de Electricidad 25844: Ley de Concesiones Eléctricas. Además, en los últimos 4 años se han realizado importantes reformas al marco regulatorio del sector.
El mercado eléctrico peruano tiene a nivel nacional a diciembre de 2022, una capacidad instalada de aproximadamente 15,6 GW, de los cuales 13,6 GW corresponden a la capacidad instalada del Sistema Eléctrico Interconectado Nacional (SEIN), de esta última cifra cerca del 56% es capacidad térmica, 39% hidráulica y el restante 5% en base a energías renovables. Por lo anterior, el gas natural juega un rol fundamental en la generación térmica del país dadas las importantes reservas y pozos de exploración con que cuenta, siendo Camisea el principal yacimiento con aproximadamente 10,1 trillones de pies cúbicos.
El sistema de tarificación distingue dos categorías de clientes: usuarios regulados que consumen menos de 200 kW y clientes no regulados (grandes usuarios privados con consumos superiores a 2.500 kW). Los clientes con demanda entre 200 kW y 2.500 kW tienen la opción de ser clientes regulados o no regulados. El Sistema Eléctrico Interconectado Nacional (SEIN) está administrado por un Comité de Operación Económica del Sistema (COES), constituido como una entidad privada sin fines de lucro y con personería de Derecho Público.
El COES está conformado por todos los agentes del SEIN (generadores, transmisores, distribuidores y usuarios libres) y sus decisiones son de cumplimiento obligatorio para todos los agentes. Su finalidad es coordinar la operación de corto, mediano y largo plazo del SEIN, preservando la seguridad del sistema, el mejor aprovechamiento de los recursos energéticos, así como planificar el desarrollo de la transmisión del SEIN y administrar el Mercado de Corto Plazo, éste último basado en costos marginales.
En términos de consumo, la demanda de energía al cuarto trimestre del 2022 se situó en torno a los 14,7 TWh siendo el sector minero y residencial quienes concentran dicha demanda. Al cuarto trimestre del 2021, la demanda del sistema fue 13,8 TWh.
EL MERCADO EN CHILE
Según remarcó Juan Eduardo Vásquez, gerente de Energía de Colbún, Chile es uno de los países que más ha avanzado en términos de incorporación de energía solar y eólica en América Latina. De hecho, solo considerando cifras a 2021, es el segundo país del continente americano con mayor penetración de energía solar y eólica, solamente superado por Uruguay y bien por delante de otros países como Estados Unidos.
Según indicó en la entrevista con la revista Electricidad, si consideramos que en 2022 la participación de ambas fuentes en la generación llegó a 33%, la conclusión es que Chile ha avanzado mucho más rápido de lo que se esperaba unos años atrás y muy a la par de países desarrollados de Europa.
Cuando sumamos además la energía hidroeléctrica -que es otra fuente de generación renovable muy relevante- llegamos a una cifra de 55%, la cifra más alta en 15 años.
"Para seguir avanzando en el desarrollo de energías renovables, es fundamental crear las condiciones habilitantes que permitan elevar la penetración de las energías renovables solar, eólica, los sistemas de almacenamiento, y todas las demás fuentes de energías renovables, manteniendo la seguridad y competitividad del sistema. Esperamos que durante este año se promulgue el reglamento de la Ley de Almacenamiento, que permita establecer las señales para que el sector privado avance en este tipo de tecnologías".
En segundo lugar, se debe avanzar en las señales regulatorias que permitan avanzar más rápido en aumentar la flexibilidad y las opciones de crecimiento del sistema eléctrico, minimizando así los vertimientos y desacoples de precio, junto con la aprobación y construcción de nuevas líneas de transmisión incluyendo la futura línea de corriente continua Kimal-Lo Aguire, que será clave para el sistema.
Esto implica también profundizar la planificación de largo plazo de la transmisión, de manera de anticipar a tiempo las futuras necesidades del sistema. Por ejemplo, se podría desarrollar en paralelo al actual análisis de franja de la referida línea de corriente continua, la franja de la siguiente línea de transmisión y así adelantar la opción de construir. si es necesario. la siguiente ampliación de forma más rápida.
"Por último, estos avances no serán suficientes si no promovemos una adecuada planificación territorial para definir -junto a las comunidades y a la autoridad- en qué zonas desplegaremos toda la capacidad necesaria de energía renovable que se requerirá durante el proceso de transición energética, para acelerar el retiro de las centrales a carbón", concluyó.
El parque de generación está formado por centrales hidráulicas (de embalse y de pasada), térmicas a carbón, diésel y gas (ciclos combinados y convencionales), y en base a energías renovables de fuente variable que, en suma, aportan una capacidad instalada de 4.025 MW al Sistema Eléctrico Nacional (SEN).
Las centrales hidroeléctricas suman una capacidad de 1.627 MW y se distribuyen en 17 plantas: Colbún, Machicura, San Ignacio, Chiburgo, San Clemente y La Mina, ubicadas en la Región del Maule; Rucúe, Quilleco y Angostura, en la Región del Biobío; Carena, en la Región Metropolitana; Los Quilos, Blanco, Juncal, Juncalito, Chacabuquito y Hornitos, en la Región de Valparaíso; y Canutillar, en la Región de Los Lagos.
Las centrales Colbún, Machicura, Canutillar y Angostura cuentan con sus respectivos embalses, mientras que las instalaciones hidráulicas restantes corresponden a centrales de pasada. Las centrales térmicas suman una capacidad de 1.586 MW y se distribuyen en el complejo Nehuenco, ubicado en la Región de Valparaíso; la central Candelaria, en la Región de O’Higgins y la central Los Pinos y central Santa María, ubicadas en la Región del Biobío.
Las centrales solares suman una capacidad de 239 MW y se distribuyen en el parque fotovoltaico Diego de Almagro Sur (230 MW), ubicado en la comuna de Diego de Almagro en la Región de Atacama y el parque fotovoltaico Ovejería (8 MW), ubicado en la comuna de Tiltil, Región Metropolitana.
Adicionalmente, se está avanzando en el proyecto eólico Horizonte al norte de Chile, donde se espera construir el mayor parque eólico del país y de América Latina con una potencia instalada cercana a 800 MW. Junto a lo anterior, el proyecto fotovoltaico Machicura Solar (9 MW), central ubicada en la comuna de Colbún en la Región del Maule, se encuentra en etapa de puesta en servicio para una próxima entrada en operación comercial.
El sector eléctrico chileno tiene un marco regulatorio de casi cuatro décadas de funcionamiento. Este ha permitido desarrollar una industria muy dinámica con alta participación de capital privado y que ha sido capaz de satisfacer la creciente demanda de energía. Chile cuenta con tres sistemas interconectados y Colbún opera en el de mayor tamaño, el Sistema Eléctrico Nacional (SEN), que se extiende desde Arica por el norte hasta la Isla Grande de Chiloé por el sur.
El consumo de esta zona representa el 99% de la demanda eléctrica de Chile y Colbún tiene una participación de mercado del orden del 16% en producción de energía. El sistema de tarificación distingue distintos mecanismos para el corto y largo plazo.
Para efectos de la tarificación de corto plazo, el sector se basa en un esquema de costo marginal, que incluye a su vez los criterios de seguridad y eficiencia en la asignación de los recursos. Los costos marginales de la energía resultan de la operación real del sistema eléctrico de acuerdo con la programación por mérito económico que efectúa el CEN (Coordinador Eléctrico Nacional) y que corresponde al costo variable de producción de la unidad más cara que se encuentra operando en cada hora.
La remuneración de la potencia se calcula sobre la base de la potencia de suficiencia de las centrales, es decir, el nivel de potencia confiable que la central puede aportar al sistema para abastecer la demanda de punta, considerando la incertidumbre asociada a la disponibilidad de sus insumos, la indisponibilidad forzada y programada de sus unidades, y la indisponibilidad de las instalaciones que conectan la unidad al Sistema de Transmisión o Distribución.
El precio de la potencia se determina como una señal económica, representativa de la inversión en aquellas unidades más eficientes para absorber la demanda de potencia, en las horas de mayor exigencia de suministro del sistema.