Además, cinco nuevos miembros se sumaron a la Asociación
El primer encuentro de la Asociación Empresaria Argentina (AEA) estuvo atravesado por dos reclamos centrales: la inflación y la importacia de contar con una Justicia independiente.
AEA enfatizó en la necesidad de respetar a las instituciones de la República como condición necesaria para el desarrollo.
Y remarco las anamolías que son el flagelo de un país que necesita crecer. El comunicado (ver completo abajo) resalta los déficits permanentes en las cuentas públicas; ausencia de una moneda doméstica respetada; elevada y distorsionada presión tributaria sobre el sector formal; cambios permanentes en las reglas de juego; varios tipos de cambio; injerencias indebidas en el ámbito propio de las empresas como son los controles de precios, o las múltiples restricciones vinculadas al comercio exterior.
Además, la Asociación celebró la incorporación de Claudia Álvarez Argüelles (presidente y CEO de Hoteles Álvarez Argüelles), Pierpaolo Barbieri (fundador y CEO de Ualá), Martín Castelli (presidente de Blue Star), Enrique Duhau (presidente de Administración Enrique Duhau) e Ignacio Lartirigoyen (cofundador y presidente de Lartirigoyen & Cía.).
EL COMUNICADO DE LA ASOCIACIÓN EMPRESARIA ARGENTINA (AEA)
Al inicio de un año decisivo para la vida de nuestro país, los empresarios miembros de AEA queremos destacar, en primer lugar, que el respeto a las instituciones de la República es una condición necesaria para el desarrollo. En particular – y en el marco de los 40 años de recuperación de la democracia - subrayamos la extraordinaria relevancia del principio constitucional de la división de poderes y de contar con una Justicia independiente.
Es inevitable que Argentina para desarrollarse pretenda alcanzar la normalidad en lo que se refiere a sus políticas económicas. Durante largos años hemos convivido con el flagelo de la alta inflación, con déficits permanentes en las cuentas públicas, con la ausencia de una moneda doméstica respetada, con una muy elevada y distorsionada presión tributaria sobre el sector formal, con cambios permanentes en las reglas de juego, con varios tipos de cambio, con injerencias indebidas en el ámbito propio de las empresas como son los controles de precios, o las múltiples restricciones vinculadas al comercio exterior; por solo nombrar algunas anomalías.
Somos conscientes que para revertir dichas anomalías -que son insostenibles en el tiempo- y adoptar políticas económicas virtuosas como las que imperan en los países exitosos, Argentina deberá inevitablemente asumir desafíos significativos. Tenemos claro, también, que ello requerirá de un trabajo político y técnico muy arduo y riguroso que no admitirá improvisaciones.
Los beneficios para la Argentina de avanzar decididamente en esta dirección son evidentes ya que posibilitarán la movilización de las energías del sector privado generando más ingresos, empleos y reduciendo la pobreza. Lo que a su vez, permitirá el pleno aprovechamiento de las oportunidades que ofrece nuestro país en materia agropecuaria, energética, minera, así como en los sectores manufacturero y de servicios.