Un estudio científico revela que el 70 % de los elementos de la tabla periódica que utilizan los humanos no provienen de fuentes biológicas
Luego de que Suecia anunciara el descubrimiento del depósito de tierras raras más grandes de Europa, una investigación alerta que que “la extracción de elementos químicos de la tierra puede ser limitante y conllevar riesgos ambientales, económicos, sociales y geopolíticos”.
El trabajo del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales de la Universidad Autónoma de Barcelona (CREAF-UAB) y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España, que publica la revista Trends in Ecology and Evolution, es una revisión bibliográfica que revela que actualmente el 70 % de los elementos de la tabla periódica que utilizan los humanos no están en la biomasa, según informó EFE.
Mientras que según un análisis del Servicio Geológico de EE. UU. , alrededor de 44 millones de toneladas de REO (óxidos de tierras raras) yacen latentes en el suelo chino. La segunda reserva más grande está en Vietnam, pero según las estimaciones de los geólogos, es solo la mitad del tamaño de China, con 22 millones de toneladas REO. Asimismo, se cree que más de 20 millones de toneladas yacen escondidas bajo suelo ruso y brasileño, informó Martin Amstrong en Statista
Los investigadores recuerdan que la naturaleza se apaña con unos pocos elementos de la tabla periódica, como carbono, calcio, oxígeno, hidrógeno, nitrógeno, fósforo, silicio, azufre, magnesio y potasio, suficientes para que haya, por ejemplo, troncos, hojas, pelos o dientes.
El estudio contrapone estos elementos con los que se necesitan para “construir el mundo de los humanos, urbes, productos sanitarios, vías de trenes, aviones, motores, ordenadores o teléfonos inteligentes”, para los que se necesitan muchos más elementos químicos.
EL PODER DE CHINA
Los elementos de tierras raras (REE) son metales utilizados en muchas de las tecnologías clave de la actualidad, como turbinas eólicas, pantallas de teléfonos e incluso motores eléctricos. Como revela esta infografía, cualquier persona que necesite uno de estos 17 elementos químicos tendrá dificultades para conseguirlos en cualquier lugar que no sea China. La República Popular tiene las reservas más grandes del mundo de estos metales no tan raros.
Si bien no lo catapultó a una superpotencia de tierras raras, Suecia acaba de anunciar el descubrimiento de lo que podría ser el depósito más grande conocido en Europa, un área que se estima contiene más de un millón de toneladas métricas de REO. Actualmente, las tierras raras no se extraen en ninguna parte de Europa, con el 98 por ciento de las tierras raras utilizadas en la UE en 2021 importadas de China.
China es responsable de alrededor del 61 por ciento de la producción minera mundial y, por lo tanto, extrae, con mucho, la mayor parte de los elementos comercializados en el mercado mundial. Estados Unidos, por otro lado, aunque es el segundo productor más grande, es un jugador pequeño en términos relativos con una participación de mercado de alrededor del 15,5 por ciento.
ELEMENTOMA HUMANO VS BIOLÓGICO
Así, el estudio avisa de que el conjunto de elementos químicos que necesitan los humanos (lo que científicamente se conoce como el elementoma humano) está divergiendo cada vez más del que necesita la naturaleza (el elementoma biológico).
Según el trabajo, en 1900 los elementos que utilizaban los humanos provenían en un 80 % de la biomasa (madera, plantas, alimentos…), en 2005 este porcentaje era del 32 % y se espera que en 2050 sea sólo del 20 %.
“Vamos a una situación en la que el 80 % de los elementos que utilicemos sean de fuentes no biológicas”, advierten los científicos, que ponen el acento en los minerales o tierras raras, que son escasos y muchas veces sus reservas están localizadas en unos pocos países.
Según el profesor de la UAB y fundador del CREAF, Jaume Terradas, estos minerales raros “hay que obtenerlos de fuentes geológicas, lo que implica extracción, comercialización entre países y que se desarrollen tecnologías de reciclaje eficientes, y su escasez y localización pueden originar conflictos sociales, económicos, geopolíticos y ambientales”.
“Sostener el elementoma humano será cada vez más complejo y arriesgado, habrá que hacerlo en términos de justicia ambiental y, por supuesto, con un uso más racional de los recursos limitados de la Tierra”, según Terradas.
TRANSFORMACIÓN EN UN SIGLO
El estudio revela que el elementoma humano comenzó a divergir del elementoma biológico en la década de 1900, asociado al continuo aumento de consumo de combustibles fósiles y materiales metálicos, industriales y de construcción.
“Los humanos han pasado de usar materiales comunes como arcilla, piedra o cal, que se reciclan continuamente en la naturaleza y en la atmósfera, a usar muchos otros elementos, entre ellos especialmente los conocidos como ‘tierras raras’”, ha comentado Jordi Sardans, coautor del estudio.
Según los autores, utilizar más elementos de la tabla periódica significa extraer más minerales, un consumo creciente de energía y las emisiones de CO2 asociadas.
Por eso proponen poner fin a la obsolescencia programada (política de planificación o diseño de un producto con una vida útil artificialmente limitada) y desarrollar nuevas tecnologías que favorezcan un uso más rentable de estos materiales escasos y que permitan su reciclaje y reutilización generalizados y eficientes.