Entre 2010 y 2019, la estatal YPFB invirtió US$ 2.340 millones en exploración, pero más del doble (5.833 millones) en explotación, de acuerdo a datos oficiales citados por el consultor financiero Jaime Dunn en un artículo titulado "Modelo económico social comunitario productivo: diagnóstico de un modelo agotado", publicado en la revista Ideas y Debate 11.
Asimismo, al analista señaló que entre 2010 y 2020 YPFB invirtió en total alrededor de US$ 3.700 millones; sin embargo, las reservas gasíferas no pudieron ser repuestas y la producción continúa cayendo, a niveles en los que se teme que, en menos de 10 años, si no cambia la tendencia, Bolivia ya no cuente con los mercados de Brasil ni Argentina.
Los Tiempos revisó los estados financieros de la estatal petrolera y, aparentemente, en esos 10 años (entre 2010 y 2020) se tuvo un gasto corriente de US$ 61.983 millones y un gasto de capital que equivaldría sólo al 6% de ese monto: US$ 3.776 millones.
Según estos documentos, el monto destinado a salarios en esos 10 años habría sido de US$ 644 millones. Al respecto, Dunn resaltó que sería preocupante que sólo lo equivalente a un 6% del gasto corriente sea inversión.
Acotó, sin embargo, que los US$ 3.776 millones en inversión es un monto considerable, pero que aún así no se encontraron nuevas reservas de gas natural que repongan la declinante producción boliviana.
El economista cuestionó que el gobierno resalte de las empresas estatales indicadores que no se tomarían en cuenta en empresas privadas, como la cantidad de empleos generados y su aporte a los bonos sociales. En su opinión, se debería tener en cuenta otros indicadores para conocer la rentabilidad de estas empresas, que en gran medida han resultado ser deficitarias.
De acuerdo al artículo de Dunn, la inversión extranjera directa en hidrocarburos también cayó de US$ 1.351 millones en 2014 a apenas 242 millones en 2019.
Con esa tendencia financiera, las reservas de gas cayeron de 28,7 trillones de pies cúbicos (TCF) en 2003 a 8,9 TCF en 2015 y los volúmenes de producción de gas de 60,4 millones de metros cúbicos al día (MMm3d) en 2014 a 40 MMm3d en 2022.
El analista en hidrocarburos Hugo del Granado consideró que en un contexto de reservas gasíferas que se acaban el gasto corriente "debería ser austero y no tan inflado”.
“Hubo mucho derroche con la elevada liquidez que se tuvo. Se fue a sueldos y a publicidad cuando YPFB que tiene el monopolio de los hidrocarburos ni siquiera debería invertir en publicidad", dijo.
INVERSIONES
Del Granado dijo que invertir alrededor de US$ 3.700 millones en 10 años "no es una nimiedad", sino un monto importante. No obstante, añadió que no se trata de que sólo YPFB invierta más en exploración, sino que se den las condiciones para que los privados también inviertan en un sector que es de alto riesgo, pues no hay garantía de hallar nuevas reservas.
"Ése es el talón de Aquiles de la política petrolera de Bolivia: el estatismo y la concentración de las inversiones en YPFB", declaró el analista, al tiempo de recordar que los megacampos como Margarita e Incahuasi se descubrieron con inversión privada y no del Estado.
El artículo de Dunn da cuenta de que entre 1973 y 1996 se descubrió la mayor cantidad de campos en el país, "muchos de los cuales todavía están en plena producción". Se perforaron en promedio cinco pozos por año, mientras que entre 2006 y 2014 se perforaron menos de un pozo por año.
"En cuanto a pozos de exploración terminados, se registraron 68 entre 2000 y 2005 y únicamente 18 entre 2006 y 2011, con una tendencia declinante", añadió Dunn.
Se debe aclarar —escribió el economista— que muchas de las inversiones de YPFB se hicieron con deuda externa e interna. Por ello, advirtió que si la tendencia de no hallar gas continúa para 2030 Bolivia podría dejar de enviar gas a Brasil y Argentina.
Reportes de prensa recientes señalan que Argentina prescindirá del gas boliviano después de 2024, cuando pueda transportar la producción de Vaca Muerta.
DÉFICIT EN BALANZA DE HIDROCARBUROS
La balanza comercial de hidrocarburos en 2014 registró un superávit de US$ 5.380 millones, pero a noviembre de 2022 pasó a un déficit de US$ 1.217 millones.
"Claramente, hoy en Bolivia los hidrocarburos tienen prácticamente las mismas características que el trigo, la papa o la cebolla: producción insuficiente y fuertes subsidios", dijo Dunn.