El gigante energético señala que Bruselas excede su autoridad al imponer el nuevo gravamen
El gigante petrolero ExxonMobil ha interpuesto una demanda a la Unión Europea para bloquear el nuevo impuesto sobre las ganancias inesperada a las empresas de su sector, según informó Financial Times. La empresa, que presentó ya su caso ante el Tribunal General Europeo, señala que Bruselas se ha excedido en su autoridad legal.
Exxon preveía en noviembre que el nuevo gravamen supondría un costo superior a los 2.000 millones de dólares en 2023, detalla el medio británico. Esto se debe a que la petrolera vive uno de sus mejores años, con beneficios superiores a los 20.000 millones de dólares solo en el tercer trimestre.
La firma destaca que el nuevo impuesto no solucionará los problemas de suministro de hidrocarburos que sufre el bloque comunitario tras el ataque ruso a Ucrania. Es por eso que Exxon objeta que la Comisión y el Consejo de la UE hayan hecho uso de sus poderes de emergencia para aprobar la medida, sin pasar por el Parlamento.
Este no es el primer contratiempo que sufre la Unión Europea en sus intentos de consolidar una respuesta común a la crisis energética. La "contribución solidaria", como la definió desde un principio la Comisión Europea, serviría para financiar las acciones de los gobiernos nacionales en defensa de los consumidores y empresas vulnerables.
Los ministros de Energía del bloque acordaron en septiembre gravar al 33% los beneficios extraordinarios de las empresas de combustibles fósiles. La letra pequeña del texto destacaba que la base eran las ganancias que superaran el 20% de la media registrada en los últimos cuatro años.
La estimación de Bruselas era recaudar 140.000 millones de euros en estos nuevos impuestos junto al tope al precio de la generación eléctrica a partir de renovables y nuclear.
La puesta en vigor de la decisión estaba prevista para el 31 de diciembre, por lo que la decisión de Exxon no es casual. Ahora el Tribunal tendrá que decidir si se pronuncia al respecto, lo cual puede desencadenar un proceso que llegue al Tribunal de Justicia Europeo, la cámara superior.
La decisión de la empresa, una de las 15 firmas más grandes del mundo por su volumen de ventas, llega en un momento en que los mercados energéticos dan buenas noticias al bloque comunitario.
El precio del gas natural en el mercado de Países Bajos, el de referencia para el continente, permanece en los 80 euros el megavatio-hora, muy lejos de los valores de agosto de este año, cuando cuadruplicaba este monto. Algo similar ocurre con el petróleo, que permanece lejos de sus máximos del año.
El 8 de diciembre, Reuters citó a la directora financiera de Exxon, Kathryn Mikells, diciendo a los analistas que los impuestos de la UE sobre los beneficios extraordinarios de las petroleras podrían costar US$ 2.000 millones de aquí a finales del año que viene. Esta cifra contrasta con los US$ 3.000 millones que Exxon ha invertido en los últimos diez años en proyectos de refinerías europeas.
Exxon argumenta que sus proyectos de refinerías están concebidos para ayudar a Europa a reducir su dependencia del petróleo y el gas rusos, por lo que el impuesto sobre los beneficios extraordinarios será contraproducente. Al parecer, el gigante energético estadounidense espera que la demanda presione a Bruselas para que anule el impuesto.