Crear una zona de seguridad en torno a la planta nuclear de Zaporiyia, al sur de Ucrania y ocupada por Rusia desde marzo pasado, y esclarecer el origen y naturaleza del programa nuclear de Irán, serán en 2023 los dos grandes desafíos para el OIEA, la agencia nuclear de ONU.
Así lo explicó a EFE hoy en Viena el director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, resaltando que el reto "más urgente" para su agencia es estabilizar la situación en Zaporiyia.
"La guerra en Ucrania puso al OIEA frente a un desafío inédito", señaló el diplomático argentino y destacó la presencia de varios inspectores del organismo en las cinco instalaciones nucleares del país, en plena guerra, desde Chernóbil a Zaporiyia.
"Eso da una medida de asistencia técnica y de protección que Ucrania necesita. Pero queda el enorme desafío de completar la zona de protección. Las dificultades son lógicas porque se trata de dos países en guerra y se trata de una zona de combate. Pero confiamos en lograr este objetivo en el menor plazo posible", dijo.
En ese sentido, destacó que en las últimas semanas, las partes enfrentadas, están coincidiendo "sin ambigüedades" en la necesidad de proteger la planta ucraniana, la más grande de Europa.
"La zona (de seguridad) es la forma de hacerlo y el OIEA es el vehículo para hacerlo. Estamos en los detalles y ya hemos avanzado en bastantes, como el principio de no disparar contra la planta o de no utilizar la planta como plataforma de operaciones militares", precisó Grossi.
OIEA no puede garantizar que el programa nuclear de Irán sea pacífico
Por otra parte, el director general del OIEA destacó la situación en torno al controvertido programa nuclear de Irán como el segundo gran reto de su agencia en el año próximo.
"Nuestro desafío es continuar ofreciendo vías de solución diplomática y técnica a un problema que no hace sino agravarse con el tiempo", advirtió Grossi.
Se refirió a las investigaciones, sin avances en los últimos meses, entre el OIEA y Teherán sobre el origen de algunas trazas de uranio en instalaciones que no fueran declaradas como nucleares.
Al mismo tiempo, los iraníes están modernizando y ampliando su programa atómico, incluida la producción de uranio altamente enriquecido, con una pureza del 60 %, cercana ya a la necesaria para una bomba atómica.
Mientras, las negociaciones sobre el restablecimiento del acuerdo nuclear de 2015, conocido como JCPOA, que limitaba el programa nuclear iraní a cambio de incentivos económicos, siguen estancadas, con pocas perspectivas de concluirse.
Un reciente encuentro entre técnicos del OIEA con funcionarios iraníes en Teherán concluyó sin avances, si bien se mantiene la posibilidad de que el propio Grossi se reúna con altas autoridades de la República Islámica en las próximas semanas.