La forma de trabajar en las minas está a años luz de la que era habitual. Ahora los procesos se realizan a través de la innovación tecnológica, y una mina se puede controlar casi por completo desde una sala llena de pantallas
Quién no recuerda aquella industria minera de hace años. Picos para arrancar el mineral de la roca con el esfuerzo de unos brazos cansados, palas para cargarlo en pequeñas vagonetas que se empujaban a mano o eran tiradas por burros, trabajadores que pasaban horas metidos en galerías sin apenas oxígeno, pérdidas de vidas humanas durante las voladuras, la sirena que comenzaba a sonar avisando de que se había producido una muerte…
Pero llegó la tecnología a la sociedad y también entró en las minas , dando un vuelco a aquella forma de trabajar rudimentaria y expuesta a decenas de peligros y faenas durísimas.
El declive de la minería del carbón en países como España comenzó a finales de los años 80 y acabó con la liquidación del sector. En 1990, cuando llegó la sucesión de planes del carbón para reconvertir las cuencas, había en activo en León 94 explotaciones de carbón que daban empleo a 13.000 mineros. En 1998 solo quedaban unos 8.000 trabajadores. A finales de 2017 apenas sobrevivían 8 empresas y menos de 400 mineros.
Algo muy similar ocurrió en las minas de Asturias. Ahora, la Unión Europea ayudará a aquellas regiones que por su tradición industrial o energética tengan más dificultades para la transición ecológica, como Asturias, Aragón y Castilla y León.
El 28 diciembre de 2018 se cerraban los pozos Santiago, en el concejo de Aller, y Carrio, en el de Langreo, cumpliendo así la parte asturiana de los planes del Estado para liquidar en 2019 toda la minería de carbón en España dependiente de ayudas públicas. Culminaban así al menos tres décadas de reconversión de las comarcas mineras desde la entrada de España en la Comunidad Económica Europea, en 1986.
Sin embargo, no toda la minería ha muerto, ni mucho menos. En Andalucía, por ejemplo, se ha convertido en los últimos años en una de las industrias más pujantes. Aupada por el alto precio de los minerales, se han reabierto numerosas explotaciones.
Los yacimientos se encuentran en la denominada Faja Pirítica Ibérica, una franja de aproximadamente 220 kilómetros de longitud y unos 40 kilómetros de anchura que se extiende desde la provincia de Sevilla hasta la costa atlántica de Portugal (Huelva, Sevilla, Algarve y Alentejo).
Y la tecnología ha llegado también a ella, provocando una pequeña revolución en la que hace dos décadas no podríamos haber pensado.
Hoy minas como la de Riotinto, por ejemplo, cuentan con satélites que controlan posibles hundimientos o desprendimientos tras las voladuras. Todo el perímetro minero está bajo vigilancia a través de los satélites. “En Riotinto se controla todo desde unas pantallas. En la actualidad no existen muchas minas subterráneas, pero las que hay, casi todas se pueden controlar con un 'joystick'”, explica Pablo Núñez, geólogo de Atalaya Mining y director de investigación geológica de Cobre San Rafael.
Si bien la minería posee una gran componente de automatización en sus procesos, este ha sido más lento que en otras industrias, principalmente por las limitaciones de las tecnologías de comunicación.
En el caso de la minería de superficie, el método más común son las comunicaciones que utilizan UHF/VHF. El uso de sistemas automatizados requiere de redes locales que puedan enviar y recibir comunicaciones y datos, como también el posicionamiento que mejore la información de los equipos.
A LA ESPERA DEL 5G
En el caso de la minería subterránea, la comunicación impacta en la productividad y seguridad de sus trabajadores. Un ejemplo es lo que ocurre en la minera La Ronde, localizada en Quebec, Canadá, donde existen sistemas de radio VHF, fibra óptica y redes de Wifi para sus 40 niveles. Se espera que la incorporación de 5G catapulte este desarrollo.
Pero lo cierto es que la minería son muchas realidades distintas y la tecnología no ha llegado aún a todas por igual. “No es lo mismo una cantera pequeñita con diez trabajadores que la industria de la roca ornamental o la minería metálica. En este último caso es donde se están viendo más avances tecnológicos. No quiere decir que el sector esté sufriendo una transformación revolucionaria, pero sí hay muchísimas novedades tecnológicas”, explica Roberto Martínez Orio, jefe del Área de Recursos Minerales del Instituto Geológico Minero.
Según el experto, el yacimiento de Aguas Teñidas de Almonaster la Real (Huelva), es uno de los más avanzados tecnológicamente.
“Hay tres minas de interior con digitalización avanzada. Hay wifi en toda la mina y la maquinaria se maneja por control remoto. También hay fibra óptica, lo que permite unas técnicas de extracción muy avanzadas”, dijo.
En Las Cruces (Sevilla) se usan técnicas de flotación muy avanzadas tecnológicamente para extraer plata, zinc y plomo y aprovechar mejor todos los metales que se obtienen durante las extracciones. La minería del futuro ya ha llegado. Los peligros han disminuido y la producción es mucho más elevada a través del uso de la tecnología.