SÉBASTIAN SEIBT
El Ejército estadounidense quiere invertir en empresas mineras en Canadá, según informó el domingo la prensa canadiense. El Pentágono espera contrarrestar lo que percibe como un intento chino de hacerse con los recursos de metales raros de Canadá, como el litio.
"No habrá una nueva Guerra Fría", prometieron el presidente estadounidense Joe Biden y su homólogo chino Xi Jinping. Pero mientras los dos jefes de Estado se dan la mano diplomáticamente antes de la apertura del G20 en Bali, el Ejército estadounidense se prepara para lanzar una nueva ofensiva destinada a contrarrestar a China: invertir en minas canadienses.
El Pentágono quiere movilizar parte de un nuevo fondo de varios cientos de millones de dólares para promover la explotación "made in North America" de metales raros muy codiciados, según informó el domingo la cadena de información pública canadiense CBC News.
La iniciativa muestra cómo el sector minero canadiense "se encuentra en el centro de una gigantesca batalla geopolítica" entre Estados Unidos y China por el acceso a estos recursos estratégicos.
CANADÁ, ¿FUTURO LÍDER EN METALES RAROS?
Antes del Pentágono, Beijing estaba muy interesado en las minas canadienses.
"En los últimos diez años, China ha participado en la adquisición e inversión en 89 empresas canadienses vinculadas al sector minero", contabilizó el canal de noticias económicas estadounidense Bloomberg. El último ejemplo es Neo Lithium, un grupo minero canadiense, que fue adquirido el pasado mes de febrero por un precio estimado de unos US$ 1.000 millones de dólares por su rival chino Zijin Mining.
Esta adquisición fue simbólicamente importante porque se realizó en un momento en que las tensiones comerciales entre Beijing y Washington, principal aliado de Canadá, eran elevadas. La compra de Neo Lithium "puede haber dado la impresión a China de que Canadá era muy favorable a estas inversiones" a pesar del contexto, señala 'The Diplomat', sitio especializado en noticias geopolíticas en Asia.
Para Beijing, esto fue una muy buena noticia: una señal de que no todos los aliados de Washington habían cerrado aún sus puertas a la mayoría de las inversiones chinas. Más aún cuando Canadá está llamado a figurar en el mapa mundial de los metales raros, como el litio y el cobalto.
Por el momento, Canadá sigue siendo un actor secundario en comparación con los productores más importantes de estos recursos, esenciales para la fabricación de baterías para coches eléctricos, ciertas soluciones de almacenamiento para energías renovables y para una serie de equipos militares como los sistemas de guiado de misiles. Todos estos son sectores en los que China quiere desempeñar un papel destacado.
Los pesos pesados de la minería de metales raros son "Rusia, Australia y China", dice Zeno Leoni, especialista en las relaciones chino-estadounidenses del King's College de Londres. Incluso países como Argentina, la República Democrática del Congo y Filipinas producen más que Canadá.
Pero Ottawa afirma que las reservas subterráneas de Canadá podrían propulsar al país a las filas de los principales proveedores mundiales de litio, cobalto, níquel y otros. Algunas provincias canadienses, como Ontario, han publicado incluso mapas de yacimientos potenciales que dan la impresión de ser un El Dorado de tierras raras.
LA GUERRA EN UCRANIA REVELA LA "AMENAZA" CHINA
La estrategia de China ha sido invertir en previsión de esta pugna por los recursos canadienses. El plan de Beijing ha sido "utilizar su músculo financiero para crear dependencia económica, de modo que Canadá se vea obligado a recurrir a China y no a Estados Unidos cuando la explotación de los yacimientos sea una realidad", resume Zeno Leoni.
Y Washington lleva mucho tiempo dejando que esto ocurra. Incluso durante la Presidencia de Donald Trump, cuando la Administración estadounidense declaró una "guerra comercial" a China, Beijing pudo seguir comprando en Canadá.
Tuvo que llegar la guerra de Ucrania para que Washington entrara en razón. Cuando las exportaciones rusas y ucranianas de componentes clave de los semiconductores -como el neón- se agotaron a causa del conflicto, Estados Unidos se dio cuenta de su dependencia de ciertos recursos controlados por países a veces hostiles.
En el caso de los metales raros, China "ya produce más del 70% de las baterías de litio del mundo", afirma Jean-François Dufour, experto en la economía china y cofundador de Sinopole, un centro de recursos sobre China. Las inversiones chinas en minas de Australia, la República Democrática del Congo, Argentina y Canadá "demuestran que Pekín quiere controlar la cadena de extremo a extremo", afirma el especialista.
Esto es suficiente para provocar un escalofrío en Washington, ya que Beijing "ya ha utilizado el arma del embargo de tierras raras en el pasado para presionar a otro país", recuerda Jean-François Dufour. Fue en 2010, para hacer que Japón se doblegara por una disputa sobre derechos de pesca en aguas reclamadas por ambos países.
CANADÁ SE ENDURECE
La inversión china en las minas canadienses se ha vuelto así mucho más controvertida. Fue Ottawa la primera en ponerse dura con Beijing. En octubre, el gobierno de Justin Trudeau modificó la ley para impedir que empresas vinculadas al Estado invirtieran en grupos mineros canadienses. Era una forma de apuntar a China -la mayoría de cuyas empresas o bancos que invierten en el extranjero están vinculados al Estado- sin decirlo.
Por si el mensaje no fuera suficientemente claro, François-Philippe Champagne, ministro de Industria canadiense, ordenó a principios de noviembre a tres grupos chinos que salieran del capital de empresas mineras canadienses.
El interés del Pentágono por las minas canadienses es, en este sentido, "una inversión preventiva destinada a cerrar la puerta a las ambiciones chinas por el subsuelo norteamericano", señala Jean-François Dufour.
Para ello, el Ejército puede recurrir a un fondo de US$ 500 millones establecido por el plan de inversión en el clima promulgado por Joe Biden en agosto de 2022. El plan pretendía impulsar una industria norteamericana de metales raros que es "esencial para las tecnologías en el centro del desarrollo sostenible".
La Casa Blanca invocó la Defense Production Act, una ley de 1950 que permite al Ejército estadounidense invertir directamente para aumentar la capacidad de producción, como si se tratara de tiempos de guerra. Un texto "que también preocupa a Canadá porque forma parte de la 'base industrial militar' de Estados Unidos desde hace décadas", recuerda CBC News.
Por el momento, se trata de una maniobra defensiva para mantener a China fuera de las posibles futuras minas canadienses. Pero el Pentágono también ha pedido al Congreso que le permita invertir directamente en operaciones de metales raros en Australia y el Reino Unido.
La idea sería entonces "crear una coalición internacional para romper el cuasi monopolio chino sobre estas tierras raras", dice Zeno Leoni. Para este experto, si Washington tiene éxito, "obligará a Beijing a revisar toda su estrategia de desarrollo tecnológico".