JOSÉ LUIS BARROILHET *
Mientras Chile sólo discute del royalty a la minería, el mundo habla de las estrategias necesarias para asegurar el abastecimiento de cobre que necesitaremos para cumplir el sueño de vivir en un planeta carbono neutral, basado en la electromovilidad.
Eso es lo que acaba de pasar en la tercera versión del Financial Times Mining Summit en Londres, que reúne a los principales líderes y representantes de la minería mundial.
Es lugar común decir que el cobre es el sueldo de Chile, pero el mundo piensa que no será posible hacer la transición energética sin este mineral. Y bajo esa lógica parece no solo necesario, sino urgente, que el país vuelva a hablar de cobre desde la mirada de la innovación y las oportunidades.
El mundo necesitará 700 millones de toneladas de cobre solo para los próximos 22 años, y esa es la cantidad que hemos producido en toda la historia de la humanidad.
El desafío del cobre es enorme y parece que no lo estemos viendo. Necesitamos que la conversación sea sobre tecnología para la extracción y el procesamiento sustentable. Es urgente que pensemos en nuevas exploraciones y que nos sigamos preparando para tener líderes y expertos capaces de llevar adelante una nueva etapa del cobre, y que fijemos el objetivo en ser un país de minería vanguardista, que se hace cargo de su experiencia cuprífera.
La lógica es dura. No podemos hacer nada por el cambio climático sin el cobre. Si queremos dejar de producir petróleo, tenemos que subir la generación de energía eléctrica y su transmisión. Hoy, el consumo de cobre es tres toneladas por cada mil personas y subirá al doble en los siguientes 10 años.
“El cobre es puro crecimiento”, “el cobre es el nuevo petróleo”, escuché decir a alguien en Londres. También oí al CEO de una de las principales mineras del mundo afirmar que “el cobre es el metal más estratégico del planeta”. Y esas miradas fueron las que resonaron en todas las jornadas de la cumbre juntó a miles de personas.
Chile es uno de los productores mundiales de energías renovables no convencionales y, además del cobre para la transmisión de las nuevas energías limpias, la transición necesitará del litio en las baterías para almacenar. Es decir, la oportunidad de que nuestro país sea un líder mundial del proceso de descarbonización debería pasar rápidamente del sueño a la acción.
Tenemos la oportunidad frente a nosotros. Pensemos que mientras un auto normal tiene 23 kilos de cobre, uno eléctrico posee 180. ¿No llegó el momento de estimular con incentivos la electromovilidad?
El Gobierno y las empresas tienen en el cobre la oportunidad de saltarse la crisis. Si volvemos a hablar de las ventajas que tenemos, y no solo de impuestos, podremos poner el foco en la transición energética y en las oportunidades.
Es urgente un gran y buen acuerdo para empujar una industria moderna, sustentable e inclusiva. Así, podremos bajar el dólar, disminuir la inflación, subir la inversión extranjera, aumentar la recaudación y comenzar una reactivación verde de la economía, que ponga a Chile a la altura de la conversación y con el liderazgo que debe tener en esta materia.
* Socio consultor Spencer Stuart