La PlataformaH2 Argentina se reunió para discutir los distintos aspectos de un posible marco regulatorio que permita promover su desarrollo a escala mundial en Argentina
La PlataformaH2 Argentina, desde donde se promueve el desarrollo del hidrógeno de bajas emisiones en Argentina, mantuvo una reunión de trabajo entre todos sus integrantes para continuar discutiendo acerca de la hoja de ruta para el desarrollo del hidrógeno en Argentina. Además, conversó sobre la necesidad de generar un marco regulatorio que promueva las inversiones a largo plazo y coloque al país en el mapa mundial de producción de hidrógeno verde.
Durante el año 2020 se constituyó una mesa interministerial en conjunto con el Programa de América Latina en la Agencia Internacional de Energía y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), donde quedó plasmada la voluntad de avanzar en una estrategia integral en materia de hidrógeno como alternativa energética. Ese impulso derivó en la definición de un estudio regional en la materia Los resultados preliminares permiten detectar cuatro actores principales, que actualmente están utilizando hidrógeno en base a materias fósiles. Estos actores podrían ser los primeros eslabones para descarbonizar la matriz energética, sustituyendo ese hidrógeno por otro más limpio, ya sea el azul, el verde o el rosa. En ese punto, la República Argentina tiene una ventana de oportunidades ya que posee una base industrial bastante diversificada.
En esta línea, dados los recursos con que cuenta Argentina, el país se presenta como uno de los más atractivos para la producción de hidrógeno; sin embargo, desde la Plataforma se considera que es imprescindible una regulación que incluya una serie de definiciones que permitan dar claridad a algunos conceptos que se utilizan en el desarrollo de su articulado.
Particularmente importante, es la definición del hidrógeno de origen renovable, diferenciado del hidrógeno obtenido mediante otros métodos que también se incluirán en la norma si contribuye a reducir emisiones.
El hidrógeno es una fuente ilimitada de energía que puede ser obtenido de distintas maneras, unas más sustentables que otras. Una forma de obtener el hidrógeno es a través del proceso de electrólisis, mediante el cual se separa el hidrógeno del oxígeno, que requiere grandes cantidades de electricidad. Cuando esa electricidad proviene de fuentes renovables, como eólica o solar, el hidrógeno resultante se considera hidrógeno verde.
Este tipo de combustible de origen renovable, resulta clave para el proceso de descarbonización y transición energética, que es un imperativo global en el marco del Acuerdo de París. Asimismo, la plataforma busca alentar un mayor compromiso, conocimiento y vocación para que el sector público y privado permita generar condiciones, acorde para las inversiones necesarias, infraestructura, producción y comercialización del hidrógeno.
Deberá, además, definir con claridad una autoridad de aplicación que tendrá a su cargo la formulación, el seguimiento y la ejecución de un programa nacional de desarrollo del hidrógeno que contenga objetivos, metas, plazos y prioridades bien establecidas y un horizonte temporal hasta 2030. Este decenio es crucial para el establecimiento de una política de estado con amplio consenso de todos los sectores.
Este proceso tiene una etapa inicial decisiva de aquí al 2030, por lo cual resulta indispensable focalizar la tarea de la autoridad de aplicación en la ejecución de lo que llamamos una Estrategia Nacional del Hidrógeno 2030.
Según detalló Paula Bibini, Consejera del Consejo Económico y Social, en la presentación de la Estrategia del Gobierno Nacional, la República Argentina está frente a una gran oportunidad para acelerar la transición energética y, consecuentemente, posicionarse como líder regional en la industria del hidrógeno. Para lograrlo, el primer paso es articular el trabajo público-privado y acelerar la concreción de una agenda en materia de energías renovables, definiendo una estrategia nacional que sea una guía para transitar exitosamente el camino hacia el desarrollo de esta industria. Las condiciones climáticas y los recursos naturales que se encuentran en las distintas regiones del país, se traducen en un gran potencial para la producción e industrialización del hidrógeno.
Y agregó que a su vez, ese potencial significa la posibilidad de que cada vez más personas trabajen y produzcan en las zonas en donde viven, alcanzando así un desarrollo económico federalmente equitativo, capaz de posibilitar la inclusión social. La transformación de la matriz energética de nuestro país es posible. Depende de diversos factores, como el financiamiento, la tecnología y la demanda global, pero fundamentalmente de consensos y diálogo entre las partes, para poder aprovechar la capacidad de generar energías limpias, exportarlas al mundo en gran escala y contribuir a un desarrollo federal, integral e igualitario
El comunicado difundido por la PlataformaH2 destaca que tomando algunos de los regímenes de promoción exitosos de la Argentina se propone un régimen que posea elementos de promoción, estabilidad fiscal y una activa participación del Estado impulsando proyectos y actividades estratégicas en colaboración con el sector privado.
Entendiendo que el volumen de inversiones y su largo plazo de maduración necesitan de una regulación de estas características. Aquí es donde debe producirse un acuerdo sólido para sostener una actividad que, durante la presente década, deberá ganar escala y competitividad, con el propósito de que el país logre formar parte del mercado global del hidrógeno.
Esto permitirá a los distintos actores involucrados aportar diversas miradas para potenciar, el que será, el combustible del futuro. Un marco regulatorio virtuoso y acorde permitirá que Argentina pueda participar activamente de este nuevo mercado, y competir con otros países que ya han entrado en esta misma carrera.
El documento (ver archivo anexo) elaborado por el gobierno argentino plantea que es totalmente factible que la Argentina se inserte en la cadena global del hidrógeno. Se trata de un rubro que tiene muchas potencialidades estratégicas, sobre todo por su posible aporte para afrontar los seis grandes problemas que hay que resolver en nuestra estructura productiva, con vistas a tener un desarrollo económico igualitario más próspero.
El primer problema es la generación de divisas: la necesidad que tiene el país de exportar más, algo fundamental para evitar las recurrentes crisis de la balanza de pagos que hemos sufrido históricamente.
El segundo gran desafío es la promoción de empleo de calidad. Es sabido que desde hace varios años la Argentina viene en retroceso en esa materia, producto de las recesiones. Es crucial poder crear empleo formal y de buenos salarios.
El tercer gran problema es el desarrollo territorial. La Ciudad Autónoma de Buenos Aires tiene un PBI per cápita seis veces mayor al de provincias como Misiones o Formosa. Este desarrollo territorial desbalanceado, donde el grueso de las actividades productivas se concentra en la región pampeana, ha sido un común denominador a lo largo de nuestra historia. Debemos corregirlo.
El cuarto desafío es el desarrollo tecnológico. Todos los países desarrollados invierten mucho en investigación y desarrollo como porcentaje del PBI y esa es una de las claves de la prosperidad. Sin desarrollo tecnológico nacional, no hay nación. Las últimas dos dimensiones, que también resultan fundamentales, son: la importancia de reducir las enormes brechas de género que hay a lo largo y a lo ancho de la estructura productiva, y, por último, el desafío ambiental.
Particularmente, hablamos del hidrógeno verde o el hidrógeno rosa, el hidrógeno azul -quizás como una transición-, con la meta de poder descarbonizar la matriz energética y, de esa manera, minimizar el impacto ambiental que tiene el crecimiento económico. El hidrógeno es clave, también, para el desarrollo territorial: si el hidrógeno verde se basa mayormente en energías renovables, esto significa un gran impacto en el NOA, una zona muy rica para el tema de energía solar, y en la Patagonia, que tiene uno de los mejores vientos del mundo.
También resulta importante para la generación de empleo de calidad. Estimamos que el potencial puede ser de 50 mil empleos, si logramos desarrollar bien la cadena. En materia de divisas, podemos tener un gran potencial exportador y nuestras estimaciones arrojan que, de cara al 2050, podríamos exportar 15.000 millones de dólares ligados al hidrógeno. Para tomar dimensión: es el equivalente a lo que el año pasado exportó el complejo sojero. En los seis ejes que planteamos, en su mayoría, el hidrógeno es estratégic