JERÓNIMO CORREA *
La transición de energías provenientes de combustibles fósiles hacia una matriz eléctrica trae consigo diversos desafíos que los países están tratando de abordar. A medida que el mundo se vaya electrificando, la demanda por electricidad aumentará drásticamente, razón por la cual se están evaluando las distintas opciones para hacer frente a esta creciente demanda y, así, lograr la meta de cero emisiones netas para 2050.
Las energías renovables juegan un rol fundamental en este camino ¿Qué pasa con la energía nuclear? Su connotación es negativa y se suele asociar con armas y desastres catastróficos. Pero la energía nuclear representa tanto desafíos como oportunidades.
Si bien las emisiones de gases de efecto invernadero no son tan bajas como las de la energía solar y la eólica, a diferencia de estas renovables que requieren el apoyo de baterías, la nuclear ofrece una fuente de energía que está disponible las 24 horas del día.
Durante los últimos 50 años, el uso de energía nuclear ha evitado una cantidad de emisiones equivalentes a dos años de emisiones mundiales provenientes del sector energético. En la actualidad, la energía nuclear representa la mitad de la producción de electricidad con bajas emisiones de carbono en Europa y, de acuerdo con los datos de la Agencia Internacional de la Energía, la energía nuclear es la segunda fuente más importante de electricidad generada con bajas emisiones de carbono en el mundo.
En relación con el potencial de producción de energía, el de la energía nuclear es mucho mayor que otras: 1 kg de carbón produce 7 kWh de energía; 1 kg de petróleo, 13 kWh; y 1 kg de uranio-235, 23.000.000 kWh.
Su gran “pero”: la seguridad en el almacenamiento de residuos, lo que ha generado un gran debate en la Unión Europea y una división entre las distintas posturas.
Todavía nadie tiene la certeza de cómo almacenar los residuos nucleares de forma segura por varios cientos de miles de años. A pesar de reconocer que la situación de los residuos es menos concluyente que la de las emisiones GEI, la Comisión Europea plantea que la energía nuclear produce principalmente residuos radiactivos de baja actividad, para los que existen instalaciones de almacenamiento que llevan décadas funcionando, mientras que los residuos radiactivos de alta actividad sólo representan un 1% del total de los residuos nucleares.
Una postura similar tienen los diez países que en 2021 firmaron una declaración que apoya firmemente el uso de la energía nuclear, sin embargo, existen otros que se oponen. Durante la COP 26, cinco países europeos publicaron una declaración conjunta en la que argumentan que la energía nuclear es incompatible con el principio de “no hacer daño significativo” de la taxonomía de la UE. A principios de 2022, Austria y Alemania incluso plantearon la posibilidad de emprender acciones legales si la Comisión Europea seguía adelante con sus planes sobre la energía nuclear.
Todavía no hay claridad respecto del futuro de la energía nuclear. En el camino hacia la descarbonización, hay diferentes opciones, y esta representa una con varias ventajas, como la reducción de emisiones, pero, al mismo tiempo, trae consigo los riesgos asociados al almacenamiento de residuos. Es por eso que, si se desarrollan los mecanismos necesarios para transformarla en una fuente de energía segura, el sector podría tener interesantes oportunidades de inversión y la energía nuclear podría transformarse en un aporte importante para suplir la demanda energética.
* CEO y country manager de Credit Suisse Chile