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ANÁLISIS
Pensado: La generación de valor agregado como factor de desarrollo sostenible
LOS ANDES/MINING PRESS
27/09/2022

GUILLERMO PENSADO *

En las notas previas vimos la potencialidad intrínseca de Mendoza para vectorizar el desarrollo humano y económico en pos de una Mendoza sin pobres y pleno empleo. También se dijo que estos factores intrínsecos no generan valor agregado por sí mismo, sino que son necesarios para ser transformados en vectores de crecimiento sostenible, ayudando a diversificar la matriz económica mendocina que actualmente se fundamenta en servicios, y cuenta con limitado desarrollo industrial.

Una matriz económica que produce cada vez menos en relación con sus habitantes, cayendo desde hace unos 20 años respecto al promedio nacional en el llamado producto bruto interno per cápita. Mendoza muestra así valores 30% menores a los nacionales, pero de casi tres veces menos en relación con chilenos o uruguayos.

Mendoza podría enfocar su desarrollo hacia una industria moderna e integrada que genere encadenamiento de valor agregado y sostenible donde se desarrolla (ver figura 1). Tal encadenamiento debe desarrollarse e incentivarse con estrategias o políticas integradoras resultado de una visión tripartita Estado-Comunidad-Industria. Las estrategias no pueden ser fragmentarias, sino integrar los aspectos económicos, sociales, del conocimiento y ambientales.

El éxito del modelo de desarrollo industrial, con énfasis en la generación de un robusto desarrollo de empresas de bienes y servicios, debe basarse en la competitividad de todo el encadenamiento económico. Entendiendo como competitividad moderna lo propuesto por Porter (World Economic Forum, 2008), que lo define como la capacidad de producir bienes y servicios (o productividad) que generen prosperidad y puedan ser introducidos en el mercado internacional con eficiencia”.

Superando así la visión tradicional donde considerada competitividad como la capacidad de introducir productos en el mercado internacional, sin que ello implique prosperidad.

Porter dice que la prosperidad o potencialidad de una economía proviene de la productividad de su microeconomía, donde las compañías producen bienes y servicios que se venden con un margen de ganancia gracias a servicios de producción eficientes.

Siendo necesario para ello contar con un desarrollo industrial fuerte y sostenible que incentive la inversión y soporte el desarrollo e investigación por parte de esas empresas asociadas a su encadenamiento económico. Debiendo esas empresas brindar servicios competitivos localmente primero, pero con metas de competitividad que les permitan exportarlos a otras regiones.

Como ya fuera dicho en las notas anteriores, para que las empresas puedan ser eficientemente productivas precisan de un ambiente o marco macroeconómico positivo, pero también deben desarrollarse condiciones intrínsecas en la microeconomía del sector en que se desarrollan que le permita generar valor agregado. Las empresas precisan de recursos humanos, capacidad de innovación tecnológica, capacidad de financiamiento, acceso a bienes de capital, sistemas laborales constructivos, entre otros.

Existe en el mundo ejemplos de crecimiento sostenible en base a industrias con base en los recursos naturales. En la segunda nota vimos como Los Países Bajos consiguieron cuadruplicar su producto bruto per cápita en parte gracias al crecimiento del sector de empresas de bienes y servicios apalancados por la producción de gas en el Mar del Norte. Pero quizás Australia muestra, al menos para el autor, el mejor ejemplo de generación de políticas públicas enfocadas en el desarrollo competitivo y sostenible de todos sus sectores económicos.

Lo hace desde la Comisión de Productividad del Gobierno Australiano, ente que se autodefine como: Independiente, Transparente y con Amplia Perspectiva Comunitaria (pc.gov.au). Este ente autárquico provee investigación independiente y asesora al Gobierno en temas económicos, sociales y ambientales que afecten el bienestar de los australianos.

Con un fuerte desarrollo de la industria minera, el Gobierno de Australia ha desarrollado toda una rama del conocimiento específico de bienes y servicios mineros con alto desarrollo científico reconocido a nivel mundial. Se desarrollaron dos tipos específicos de empresas de servicios: las de servicios en actividades de conocimiento intensivo (KISA), y las de servicios mineros tecnológicos (MTS).

Este sector se convirtió así en una rama económica independiente que exporta servicios mineros de alto valor agregado científico y técnico, incluyendo softwares, equipos industriales, laboratorios de investigación y desarrollo; como también ofreciendo posgrados universitarios para especializaciones relacionadas a la industria minera.

El potencial del sector se ve en los números. En el período 2001-2002, las MTS facturaron US$2250 millones, de los cuales el 20% fueron exportaciones. La mayoría de las empresas MTS son pequeñas firmas de 5 o menos empleados y facturaciones menores a US$ 375,000 al año. Existen en Australia aproximadamente 500 empresas MTS (Australian Government, 2005).

Para el año 2012, sobre exportaciones mineras que rondaron los US$130,000 millones; las empresas de bienes y servicios facturaron US$90,000 millones, correspondiendo US$15,000 a exportaciones (Urzúa, 2020).

Tal desarrollo industrial y tecnológico se apoya en el Commonwealth Scientific and Industrial Research Organisation (CSIRO, www.csiro.au), equivalente a nuestro Conicet. Esta organización tiene como visión estratégica basar el crecimiento social y económico en la aplicación del conocimiento y la ciencia para resolver problemas que permitan dar un crecimiento sostenible y competitivo.

Hace poco tiempo vimos en nuestra provincia su capacidad de innovación y desarrollo con la presentación de una nueva técnica moderna y ambientalmente más sostenible para la extracción de oro, potencialmente reemplazando al cianuro en un futuro. La empresa de servicio que lo trajo adquirió esa tecnología de CSIRO, quien trabajo más de 15 años en programas de investigación y desarrollo para alcanzarlo.

En Chile existe un ente similar llamado CORFO, Corporación de Fomento de la Producción en un servicio público descentralizado, que trabaja en el apoyo al emprendimiento, la innovación y la competitividad fortaleciendo el capital humano y las capacidades tecnológicas (corfo.cl). Corfo apoya un centro de investigación entre la australiana Universidad de Queensland y la chilena Universidad de Concepción, cuyo objetivo es elevar la industria minera chilena a niveles de excelencia internacional.

En paralelo existe el programa “Proveedores de Clase Mundial” promovido por tres de las principales empresas mineras del país. Su objetivo es: “acelerar el desarrollo de proveedores hacia la clase mundial, que busca en el largo plazo ser una contribución de innovación tecnológica para el país, apalancado en desafíos del sector minero” (codelco.com). Para el año 2012, sobre exportaciones mineras que rondaron los US$30,000 millones; las empresas de bienes y servicios facturaron US$20,000 millones, correspondiendo US$500 a exportaciones (Urzúa, 2020).

Mendoza cuenta con factores propios, su riqueza natural, humana, científica e institucional, que podría convertirla en un modelo de desarrollo social, económico y ambiental integrado para el país y el mundo; y potencialmente alcanzar un meta de desarrollo del tipo australiano.

Para eso se requiere un plan integral de todos los sectores mendocinos que busquen transformar esas riquezas naturales endógenas en vectores de crecimiento social y económico sostenible, con una meta que alcance el pleno empleo y el ascenso social general, minimizando la pobreza. Mendoza cuenta con la capacidad humana y la riqueza natural para alcanzar altos niveles de desarrollo humano y ambiental para las futuras generaciones. Solo falta un plan.

Licenciado en Geología de la Universidad Nacional de La Plata, Argentina y Master of Science en Exploración Minera de Queen’s University, Canadá. VP Exploraciones en Blue Sky Uranium


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*La información y las opiniones aquí publicados no reflejan necesariamente la línea editorial de Mining Press y EnerNews

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