ELISA PASTRANA
Las baterías de los autos eléctricos necesitan litio, pero la escasez del metal ha disparado el precio. Y hasta se dice que Vladimir Putin invadió a Ucrania por los grandes yacimientos del Donbás. El empresario chino Li Liangbin, quien hizo del litio el corazón de su futuro, sabe tanto como Putin de su potencial.
La demanda ha aumentado 55% este año, ha disparado los precios 400%, y cotiza a US$ 35.000 por tonelada en los mercados internacionales. Li está muy bien parado con sus minas de América Latina en este momento de escasez y precios altos.
Entre los países en que se ha interesado está Argentina, un lugar, para él, tan lejos, en Sudamérica. Allí puso sus ojos y sus dólares en el llamado Triángulo del Litio, en los límites de Argentina, Bolivia y Chile –en un vuelo al sur del continente se ven claramente los lagos salares- donde se dice que está el 70% del litio del mundo. En Argentina se quedó en octubre pasado con la totalidad del proyecto Mariana en la provincia de Salta.
A través de su subsidiaria Ganfeng Lithium Netherlands le pagó US$ 13,16 millones en efectivo a la canadiense International Lithium por el 8,58% que le faltaba. Y anunció una inversión de US$ 580 millones para sacar adelante el proyecto que está en el Salar del Llullaillaco, al sudoeste del departamento Los Andes. A este se unirá el proyecto Cauchari-Olaroz, en la provincia de Jujuy.
Sin embargo, la compra más publicitada la hizo en México. En mayo del año pasado se quedó con el 100% del yacimiento más grande del país en Sonora, en Bacadéhuachi, cerca de la frontera con Estados Unidos.
A la anglocanadiense Bacanora Lithium que tenía el 77,5% le pagó US$ 264 millones, mientras la valoración de las empresas se disparaba en el mercado. Gangfeng ha comunicado que en Sonora existen reservas comprobadas por un poco más de tres millones y medio de toneladas de litio: más de 40 veces la cantidad que se consumió en todo el mundo en 2019.
Una cantidad tan rentable como para que la compañía, cuya concesión tiene 87.000 h, donde caben 100.000 campos de fútbol, y una duración de 50 años, esté planeando quedarse en México los próximos tres siglos, dice El País de España.
Quedarse en México es algo que está por verse. La Comisión Federal de Competencia Económica (COFECE) aprobó la transacción entre Bacanora y Ganfeng, pero el presidente Andrés Manuel López Obrador ha puesto sobre la mesa el plan de nacionalizar del litio reformando la Ley de Minería para que sea explotado "únicamente por el Estado".
AMLO no es el único que ha tenido estos sueños, en 2008 Evo Morales soñaba con hacer carros eléctricos "made in Bolivia" y nacionalizó la extracción y producción, con muy pobres resultados.
Bolivia tiene las reservas más grandes del mundo con 21 millones de toneladas en el salar de Uyuni, en la región de Potosí. Hoy hay espacio para las multinacionales y tras un proceso de selección quedaron seis: cuatro chinas – ninguna de Li-, una de EE.UU. y una de Rusia, Uranium One Group de la que se señala una relación cercana con el hijo del presidente Luis Arce.
Li Liangbin incursionó en Latinoamérica, con una fortuna ya consolidada con el llamado oro blanco. A sus 54 años, este self made man”, según Forbes está entre los 500 multimillonarios del planeta, con una fortuna de 5.200 millones en 2022 que triplicó en dos años. Su empresa Ganfeng Lithium, es la minera de litio más valiosa del mundo, con una capitalización bursátil de US$ 32.890 millones.
Li tiene inversiones en Australia, en la poderosa mina del Mont Marion, en Australia Occidental desarrolla el proyecto de litio-tántalo Pilbara Pilgangoora, en China, tiene la mina Ningdu Heyuan, en Irlanda el proyecto Avalonia, e invertirá US$ 130 millones por una participación en una mina en Mali.
Durante mucho tiempo la mayor cantidad de litio era producida por un oligopolio llamado “Big Three”: Albermale, Sociedad Química y Minera de Chile y FMC. Hoy son “Big 4”. Con Ganfeng, que nació en 2000 y del que Li es presidente d la junta directiva desde el 2020. Hace muchos años había hecho investigación científica sobre el litio. Porque Li es un hombre del litio. Lleva 30 años trasegando en su industria.
Tiene cinco yacimientos en Argentina, Australia, China y México, que la colocan como la principal productora de litio, contratos de suministro con Tesla, Panasonic, LG, VW, BMW y la empresa más valorada.
Ahora que el litio se volvió un “commodity caliente” para las baterías de los autos cuando el mundo busca cambiar el chip de la energía, Li está decidido doblar en el 2025 su producción frente al 2020, para satisfacer la demanda que se viene y que deberá multiplicarse por 40 en 2040 para lograr las cero emisiones que se busca con la transición energética de los combustibles fósiles a las energías limpias.
Esta es uno de los grades usos del litio, además de las baterías para los coches eléctricos y las baterías de los teléfonos móviles que crecen exponencialmente en el mundo. La batería de litio sirve también para almacenar la energía eléctrica producida por las placas solares y los molinos de energía eólica.
El precio de las baterías ya está en alza. Este año llegaría a US$ 135 por kilovatio hora, frente a los 132 de 2021, según Bloomberg, y Benchmark Mineral Intelligence predice que si se duplica el precio del litio podría encarecer las pilas un 10%. Los fabricantes intentarán cobrar más a los clientes, sobre todo a los más ricos, que compran gama alta. Tesla, por ejemplo ya no va a fabricar más el auto barato de US$ 25.000.
Li ha decidido entrar al negocio de las baterías. Hace un año firmó un acuerdo con el gobierno argentino para instalar una fábrica que utilizará el litio extraído en el norte de ese país y que 80% de la producción se destinará a vehículos eléctricos. El año entrante también las va a fabricar en Xinyu, su ciudad natal.
Desde el 2010 Ganfeng está en la Bolsa de Shenzhen, y hoy Li Liangbin en la cúspide de la ola del metal brillante y plateado. En los próximos años desempeñará un papel clave en la transición energética, algo que tiene muy en cuenta y Vladímir Putin dispuesto, como está, a convertirse en el príncipe del ‘oro blanco’.