Luego del anuncio de la ministra de Minas y Energía, Irene Vélez, sobre la posbilidad de abrir la importación de gas con el país vecino, se ha generado polémica ante esta situación
En una de los planteamientos por parte de la nueva ministra de Minas y Energía de Colombia, Irene Vélez, es la posbilidad de abrir la importación de gas desde Venezuela en un tiempo.
Frente a los posbiles faltantes en el mercado laboral con la llegada del nuevo gobierno, se llevarían un par de semanas para que las autoridades del país vecino abran la válvula para que entren a Colombia hasta 500 millones de pies cúbicos diarios (mpcd) del combustible, la cantidad inicial estimada sería de 307.
De acuerdo a la jefe de cartera, Colombia tiene reservas de gas para siete u ocho años, por lo que si se necesitara llenar la matriz energética, “se podría hacer la conexión de transporte de gas con Venezuela”, que tiene contemplado elevar la producción de hidrocarburos y de gas para los meses restantes del 2022.
Hay que tener en cuenta que hace poco se anunció desde Ecopetrol sobre dos hallazgos importantes de una posible provincia gasífera frente a la Costa Caribe colombiana.
La coyuntura política entre las dos naciones no ha permitido retornar el gas natural pactado, y la importación del combustible desde Venezuela sólo la ven como una opción de respaldo como un plan b, dependiendo de la normalización de las relaciones entre ambos países.
Cabe mencionar que, entre el 2008 y el 2015, las exportaciones de gas colombiano que se realizaban hacia Venezuela, cuyo uso principal era la producción de crudo, sumaron 2.272 millones de dólares (cerca de 4,4 billones de pesos en ese período).
Fueron pagados a los dos vendedores con dificultades en específico, según cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE).
Los siete años que duró el idilio energético, habría iniciado cuando se identificó que el país tenía excedentes de gas y que habrían posibilidades de vender, como efectivamente se hizo, pues en aquel entoces las reservas eran mayores y la demanda mucho menor. En su momento fue buen negocio para Ecopetrol y para Chevron, integrantes de la Asociación Guajira.
Así como lo asegura el expresidente de la Asociación Colombiana de Gas Natural (Naturgás), Eduardo Pizano, “Colombia lo vendió y a los mayores precios internacionales en ese momento. Venezuela no le ha robado nada a Colombia, pagó sus deudas, hubo unos momentos en que se demoraron en pagarlas, pero la plata la pagaron”.
Por su parte, Tomás González, ex viceministro de Energía dijo que el contrato con el que se iniciaron las exportaciones de gas al país veicno en el 2008 finalizaba en el 2015, se hizo con el compromiso de reversar el flujo hacia Colombia desde el 2016. Momento en el que la situación energética del país se encontraba complicada por el fenómeno del Niño y por una hidrología débil que hacía necesaria la generación térmica intensiva.
Situación que agravo cuando la planta de regasificación de Cartagena tuvo atrasos, no había gasoductos para conectar los campos de Córdoba y Sucre. Con lo anterior, un juez de Neiva ordenó en diciembre apagar la hidroeléctrica El Quimbo, en cumplimiento de un fallo de la Corte Constitucional.
Para finalizar, en el 2016, un incendio sacó de operación a la central hidroeléctrica Guatapé, lo que agravó la situación, y dejó al país ante una seria posibilidad de un apagón eléctrico.