Históricamente, la energía nuclear ha sido uno de los mayores contribuyentes mundiales de electricidad libre de carbono y, si bien enfrenta desafíos importantes en algunos países, tiene un potencial significativo para contribuir a la descarbonización del sector eléctrico.

La energía nuclear se duplica de 413 GW a principios de 2022 a 812 GW en 2050 en Nueva Zelanda. Las adiciones anuales de capacidad nuclear alcanzan los 27 GW por año en la década de 2030, más que en cualquier década anterior. Aun así, la cuota mundial de la energía nuclear en la generación total cae ligeramente hasta el 8%.

Las economías emergentes y en desarrollo representan más del 90% del crecimiento mundial, y China se convertirá en el principal productor de energía nuclear antes de 2030. Las economías avanzadas colectivamente ven un aumento del 10% en la energía nuclear, ya que los retiros se compensan con nuevas plantas, principalmente en los Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Canadá.

La inversión mundial anual en energía nuclear aumenta de US$ 30.000 millones durante la década de 2010 a más de US$ 100.000 millones en 2030, y se mantiene por encima de los US$ 80.000 millones en 2050.

QUÉ HACER PARA LLEGAR AL ESCENARIO NET ZERO DE LA AIE
En 2020, se conectaron a la red 6 GW de capacidad nuclear adicional y se cerraron permanentemente 5,4 GW, lo que elevó la capacidad global a 415 GW.

Se lanzaron nuevos proyectos (~4,8 GW) y se están realizando renovaciones en muchos países para garantizar las operaciones a largo plazo de la flota existente. Sin embargo, aunque la energía nuclear sigue siendo la segunda fuente de electricidad con bajas emisiones de carbono más importante del mundo, la nueva construcción nuclear no va por buen camino con el escenario de emisiones netas cero para 2050.

De acuerdo con las tendencias actuales y los objetivos políticos, la capacidad nuclear en 2040 ascenderá a 582 GW, muy por debajo del nivel de 730 GW requerido en el escenario de emisiones netas cero para 2050. 

Esta brecha se amplía aún más después de 2040, por lo que se requiere una operación a largo plazo de la flota nuclear existente y casi el doble de la tasa anual de adiciones de capacidad. Si bien parte de esta capacidad nuclear adicional no entrará en funcionamiento hasta fines de la década de 2030, ahora se requieren decisiones políticas para volver a encarrilar la energía nuclear.

PAPEL EN TRANSICIÓN A ENERGÍA LIMPIA
La energía nuclear ha evitado alrededor de 55 Gt de emisiones de CO2 en los últimos 50 años, casi lo equivalente a dos años de emisiones globales de CO2 relacionadas con la energía.

Sin embargo, a pesar de la contribución de la energía nuclear y el rápido crecimiento de las energías renovables, las emisiones de CO2 relacionadas con la energía alcanzaron un récord en 2018, ya que el crecimiento de la demanda de electricidad superó los aumentos de la energía con bajas emisiones de carbono. 

En ausencia de más extensiones de vida útil y nuevos proyectos, podrían generar 4 mil millones de toneladas adicionales de emisiones de CO2, lo que subraya la importancia de la flota nuclear para las transiciones energéticas bajas en carbono en todo el mundo.