LUCIANA PAZ
El Centro de Estudios para la Producción (CEP XXI), que conduce Daniel Schteingart, elaboró un informe en que analiza la experiencia de Chile con respecto a la minería, la contribución económica y social de la industria. El caso de estudio se muestra como un ejemplo para Argentina.
El documento hace foco en la contribución al crecimiento económico y social de Chile durante los últimos 20 años. La experiencia chilena –principal productor de cobre del mundo– demuestra que, a partir de un fuerte aumento en la producción de cobre, la economía del país comenzó una trayectoria de crecimiento con una mejora significativa de los principales indicadores sociales.
"Compartimos la misma cordillera con Chile, y sin embargo exportamos 17 veces menos minerales", definió Schteingart. En Chile, la minería representa el tercer sector económico con mayor participación en el PIB (11,9%), después de servicios financieros e industria manufacturera.
Actualmente el presidente Gabriel Boric prepara una nueva Constitución que conlleva una reforma tributaria y a su vez un cambio a favor del Estado en el cobro del royalty minero. Estas modificaciones generaron amplios debates y críticas de grupos empresarios y mineras ya que los unevos impuestos no harán más que desalentar la inversión en uno de los paises mejor posicionado en materias de recursos para ser líder de la transición energética. De que sirve el mineral sino hay inversiones
Para el período 2001-2020, el aporte de la minería como participación sobre el total de ingresos del Gobierno Central fue en promedio de un 13,5%. A diferencia de la estabilidad que muestra la participación de las exportaciones mineras sobre el total de las ventas externas, los aportes realizados por la minería al Estado tienen un comportamiento muy fluctuante, explicado en gran medida por el movimiento de los precios
De los 48 proyectos avanzados de cobre en el mundo (según los recursos y reservas probadas para el 2018-2020) Argentina es el tercer país a nivel internacional con la mayor capacidad para aumentar la escala de producción por un total de 27,2 millones de toneladas, por detrás de República Democrática del Congo (46,4 millones) y Estados Unidos (31,9 millones).
Los cuatro principales proyectos avanzados argentinos son El Pachón, Josemaría, Taca Taca y MARA (Minera Agua Rica-Alumbrera). Todo esto se da en un contexto en el que se proyecta una escasez de oferta mundial de cobre a partir de 2030, relacionado con las mayores dificultades que implican las actividades de exploración y explotación, y la peor calidad de los minerales extraídos.
El informe del CEP XXI propone mostrar la experiencia de Chile para entender como el país podría mejorar si se fomentase la minería, los aportes que generaría la industria para una Argentina deficitaria, donde un 37,2% de su población vive por debajo de la línea de pobreza.
Para el período 2001-2020, en promedio, la minería alcanzó los 204.000 trabajadores en Chile, aproximadamente. Es decir que en sociedades donde los niños crecen sabiendo que para tener un futuro hay que emigrar, a pesar de tener los recursos naturales disponibles para trabajarlos de manera sostenible, como la Meseta de Chubut, no faltan oportunidades sino entender los beneficios de manera global y consciente.
"Estas circunstancias, sumada a la centralidad que asume el cobre en la transición de la base energética de la economía internacional hacia las energías renovables, augura precios futuros por encima de la tendencia histórica", establece el informe según una cita a Rajzman (2021)
Otro de los estudios que profundiza sobre el vínculo entre minería y progreso social es el publicado por el Consejo Internacional de Minerales y Metales (ICMM, por sus siglas en inglés) (ICMM, 2021). A diferencia del Índice de Contribución Minera (MCI) elaborado por Ericsson y Loff (2018) que se construye a partir de variables económicas, este estudio elabora un índice de progreso social de la minería sobre la base de los ODS.
La muestra reúne 34 países que fueron seleccionados según si sus riquezas naturales (metales y minerales) representan al menos el 20% de sus exportaciones, o si la renta de estos recursos explica más del 10% de su PIB. Los principales resultados arrojaron que los 34 países experimentaron un mejoramiento significativo del 74% de las métricas socioeconómicas que constituyen el índice durante el período 1995-2018. Por las métricas que contempla el índice, se pudo concluir que estas sociedades mejoraron sus niveles de ingresos, salud y educación.
LA MINERÍA Y LOS APORTES ECONÓMICOS
El informe del CEP XXI plantea que, la producción de cobre en 1990 era de 1,5 millones de toneladas, mientras que en 2001 alcanzó los 4,7. Durante las siguientes dos décadas, la producción de cobre se ha mantenido en torno a los 5,4 millones de toneladas. A su vez, la participación extranjera en la producción de cobre, que hacia 1989 era de 23%, pasó a representar en el año 2001 el 64%.
Al 2020, alrededor del 70% de la producción de cobre es controlado por empresas privadas, mayormente extranjeras, mientras que el 30% se explica por la empresa estatal Codelco. Este aumento de la producción cuprífera significó también que Chile aumentará su participación en el mercado mundial del cobre.
En 1990 su participación era de 17,8% mientras que en 2001 llegó al 34,3%. Al año 2020, la economía chilena produjo el 27,8% de la producción mundial de cobre, y aunque fue menor a la participación de 2001, conservó su posición como primer productor de cobre del mundo (COCHILCO, 2021). Paralelamente, a partir de los años 90 los ingresos de IED que tenían como destino el sector minero aumentaron fuertemente, enmarcados en un importante crecimiento de los ingresos totales de IED hacia el país.
A partir de la cita de McMahon y Moreira, el estudio establece que la contribución que puede realizar la minería pasa principalmente por la distribución de los beneficios a partir de un buen manejo de los ingresos fiscales. En el caso de Chile cobra relevancia las diferentes políticas aplicadas para impulsar el desarrollo
Al 2020, de los US$ 73.000 millones que registraron las exportaciones totales de Chile, US$ 41.000 millones fueron exportaciones de cobre, lo que representó un 57% de participación. Si se considera la totalidad del período (2003-2020), la importancia de las exportaciones mineras promedió alrededor del 55% de las exportaciones totales.
Esta participación mostró una tendencia alcista desde 2003 hasta 2010, para iniciar luego un descenso que, igualmente, mantuvo la participación en valores cercanos al promedio. En efecto, la participación más alta se alcanzó en 2011 con un 63%, y la mínima en 2016 y 2019 con un 51%.
En cualquier caso, las exportaciones mineras le han permitido al país, entre otras cosas, aumentar sus ahorros, reducir su deuda externa, y aumentar sus reservas internacionales
En la actualidad, el registro del aporte que realiza la minería privada –dada su importancia– es informado en detalle por la Dirección de Presupuestos (DIPRES) dependiente del Ministerio de Hacienda, bajo el concepto de Gran Minería Privada (GMP). La GMP-10 la conforman las 10 principales empresas productoras de cobre que al año 2001 estaban acogidas al DL-600 y producían más del 90% de la producción total de cobre
El efecto multiplicador del sector minero tiene una importante incidencia en el aporte que realiza al PIB total del país. A modo de ejemplo, durante 2010, si no se cuenta el efecto multiplicador, el PIB minero representaba US$ 34.765 millones, mientras que si se considera el efecto multiplicador este asciende a US$ 46.996 millones. Por otro lado, para todo el período considerado la participación del PIB minero (contando el aporte tanto directo como indirecto) representó en promedio un 19%
LA BALANZA SOCIAL
La producción de cobre tiene presencia en siete regiones del país donde sólo dos regiones concentran más del 76% de la producción nacional, Antofagasta produce el 53,7% y Tarapacá el 12,4%
Al 2020, las patentes representan un 0,17% de la recaudación tributaria total, y un 0,0003% en relación con el PIB para el mismo año. En relación con los impuestos totales, la participación ha mostrado una tendencia descendente y, a su vez, respecto al PIB se ha mantenido estable. No obstante, la importancia de estos recursos se acrecienta cuando se los relaciona en función de los ingresos regionales.
Según el estudio de la consultora Plusmining (2017), entre los años 2008 y 2016, las regiones de Antofagasta y Atacama concentraron más del 30% de los ingresos totales por concepto de patentes, y durante el año 2017 los ingresos por patentes representaron el 44% del total de los ingresos del Gobierno Regional de Antofagasta (Balbontín et al., 2017).
En cuanto al impacto social de la minería en las principales regiones mineras, una manera habitual de aproximarse es comparar los niveles de pobreza y pobreza extrema (indigencia) en estas regiones en relación con el promedio nacional y otras regiones no mineras, según afirma el documento.
Es decir que existe una base real que permite afirmar que el desarrollo de la minería genera un gran aporte económico y social en los países donde se desarrolla a lo largo del tiempo. La tasa de empleo en zonas mineras es potencialmente mayor y el efecto multiplicador se destaca por sobre las zonas donde no hay proyectos o minas en desarrollo.
Chile tiene y aprovecha la oportunidadad. Argentina debería tomar a la nación trasandina como ejemplo para poder avanzar en el desarrollo de proyectos atrasados, impulsar la llegada de inversiones y dejar de apretar la soga.
La transición energética está ocurriendo y serán el litio y el cobre los materiales más necesarios para que esta suceda, Argentina, al igual que Chile cuenta con los recursos pero no sabe aprovechar las oportunidades ¿Qué se está esperando?