Este fin de semana se inauguró el “Abaucán Hotel & Spa” en Fiambalá, un complejo clave para la proyección de la zona, largamente esperado. Se trata de un hotel cinco estrellas con el que la firma Hotel Casino Tandil SA cumple la primera parte del compromiso que asumió en junio de 2018, cuando el Gobierno le prorrogó el monopolio de la explotación de los juegos de azar en la provincia por diez años. Faltaría otro hotel en Antofagasta de la Sierra.

El Abaucán está localizado en medio de los viñedos de la bodega Tizac, a solo 10 kilómetros del centro de Fiambalá. Tiene 2.300 metros cuadrados cubiertos, 590 semicubiertos y 2.850 descubiertos y de parquización exterior, todo ubicado dentro las 12.400 hectáreas totales de predio.

Cuenta con 20 habitaciones, un espacio semicubierto equipado para reuniones, seguido por otro descubierto que balconea hacia los viñedos y las montañas del sector este. Restaurante para 80 comensales, salón de usos Múltiples para 60 personas, piscinas y jacuzzi a metros de los viñedos, spa, sauna, baño finlandés y gimnasio con vestuarios y disponibilidad de servicios de masajes. En síntesis: un servicio de alojamiento de primera categoría pegado a la cordillera y con las termas a un paso.

En el acto de inauguración, el gobernador Raúl Jalil celebró que empresarios apuesten a la infraestructura turística y consideró que esta actitud “es la evidencia de que todas las acciones de gobierno que realizamos para promover el turismo están dando sus frutos”.

La senadora nacional Lucía Corpacci, durante cuyo mandato se celebró el convenio para la edificación del complejo, expresó su felicidad por “el crecimiento del turismo en Catamarca, porque es ver concretado el sueño que iniciamos cuando asumimos como gobierno”, dijo.

“En Fiambalá vivimos un desarrollo histórico de la mano del turismo y la minería. Hoy tenemos índices de desocupación ínfimos y eso es gracias al trabajo en conjunto de todos”, señaló por su parte la intendenta Roxana Paulón.

Horas después de este acontecimiento, una pareja cordobesa y su hija de 11 años fueron rescatadas por trabajadores de la minera Liex en el camino hacia el Piscis, tras cuatro días a angustia atrapados en la nieve en los que pudieron sobrevivir a temperaturas de hasta 30º bajo cero racionando el combustible de la camioneta Fiat Toro en la que se trasladaban.

Fue un milagro que los mineros pudieran verlos en medio del viento blanco y salvarlos.

Poco puede reprochársele a las autoridades sobre el episodio. El desenlace fue afortunado, pero será útil tomar nota para ajustar detalles sobre los nuevos desafíos y responsabilidades que conlleva el “boom” turístico.

Uno de ellos es justamente el de adecuar los mecanismos de prevención para reducir al máximo las chances de que ocurran hechos como el de esta familia. No debieron intentar el viaje en las condiciones climáticas que había y, de todos modos, alguien debería haber tenido conocimiento de la expedición para activar de inmediato los protocolos de rescate.

Fue una omisión de los turistas y hay que tenerlo en cuenta para el futuro. También es de buen anfitrión cubrir tales omisiones con un registro cuidadoso del tránsito y las advertencias necesarias en cada caso.