Petrolera estatal habría incrementado hasta en cinco veces sus márgenes de ganancia por la venta de combustibles para financiar Talara y sus ineficiencias
ASOCIACIÓN DE CONTRIBUYENTES
Hace poco el presidente Pedro Castillo afirmó que Petroperú compraría grifos de comercialización directa al consumidor, supuestamente para reducir el precio de la gasolina.
El experto en temas de hidrocarburos, César Gutiérrez, ex presidente de Petroperú, sostuvo que era una medida absurda que la petrolera estatal ingrese a la venta minorista de combustibles. No solo no tiene recursos para hacerlo, sino que además está sumida en un crisis financiera y reputacional nunca vista en su historia, producto de cinco meses de pésima gestión de Hugo Chávez, designado por el actual gobierno.
Gutiérrez explicó que para implementar un grifo se necesitan entre US$ 800.000 y US$ 1 millón, por lo que veía inviable el anuncio del mandatario, ya que se requeriría mucho dinero y tiempo para lograr una posición de dominio en un mercado muy grande de estaciones de servicio.
Está claro que el presidente no sabe qué hacer para mitigar la subida de precios de combustibles, dado que Petroperú en este momento es la entidad menos confiable del país en términos de eficiencia y transparencia en el uso de recursos.
El 15 de marzo, la agencia Standard & Poor’s (S&P) bajó la calificación de las deudas de largo plazo de la empresa estatal porque el riesgo de incumplimiento de pago es más que moderado ahora. La fallida auditoría de sus estados financieros de 2021 provocó la rebaja.
Por si fuera poco, Petroperú es la principal responsable de que los peruanos paguemos una de las gasolinas más caras de América Latina, porque el alza internacional del precio del petróleo no explica ni justifica el costo de los combustibles en el país.
Al tener Petroperú el monopolio de la refinería de combustibles en el país, y por lo tanto su distribución, la empresa estatal fija precios y puede manejar sus márgenes de ganancias para tener más caja y así financiar la deuda de US$5,000 millones que asumió para modernizar la Refinería de Talara.
Esta, además de presentar retrasos y sobrecostos, cuando entre en funcionamiento, solo producirá 95 mil barriles diarios de petróleo, que equivalen a un tercio de la demanda interna. Es decir, seguiremos importando crudo y estaremos, por tanto, expuestos a los choques externos.
Para varios expertos, Petroperú ha multiplicado por cinco sus ganancias en la venta de combustibles a los distribuidores y grifos. En 2008 su ganancia era de 33.6 soles por barril. En 2014 ganaba 34.2 soles por barril. Este 2022, gana 206.25 soles por barril. ¿Alguna justificación? Ninguna. Esa es la explicación de porqué pagamos un sobrecosto de 4 o 5 soles por galón de gasolina.
¿QUÉ HACEMOS CON PETROPERÚ?
Aunque el petróleo es un recurso estratégico, Perú se volvió un país poco atractivo para la inversión en este rubro. Tanto la exploración como la explotación de hidrocarburos vienen cayendo año a año, con lo que se hace más urgente preguntarse: ¿para qué sirve tener una empresa petrolera estatal en un sector económico que se achica y que mantiene al doble de trabajadores que en 2010 y que casi no refina petróleo porque lo compra refinado?
Según Anthony Laub, experto en temas energéticos, “el fijador natural de los precios de los combustibles en Perú es Petroperú”, por lo cual las empresas privadas que tienen la mayor cantidad de grifos se alinean a ese precio y lo igualan ganando algo menos.
En este sentido, la Asociación de Contribuyentes plantea modificar la regulación de precios de combustibles en Perú, quizás imitando algunas reglas aplicadas en Chile, donde sin producción de petróleo y sin empresas estatales, la gasolina está más barata.
Petroperú no debería fijar un precio sin un tope, ni cargar márgenes de refinamiento cuando no refina. Además, debería reducir sus gastos administrativos y corrientes (planilla) para mejorar su estado financiero.