Las dos caras del impacto que la invasión de Rusia en Ucrania genera en América Latina. Por un lado, los productores de petroleo se ven beneficiados por las restricciones de compra a Rusia, pero al mismo tiempo la escasez de fertilizantes arrastra a la región a una crisis alimentaria.

Se comenta que en las guerras todos salen perdiendo, pero aún queda por ver. Existen eventos que potencian que algunos saquen provecho de las circunstancias, y tal es el caso de los productores de petróleo, cuyas acciones se han visto aupadas en lo que va del año.

Pero también lo son los productores de aquellos granos o cereales producidos en Ucrania y que están en peligro debido a una guerra que alcanza su cuarto mes.

Si bien, los huracanes que asotaron las principales refinerias en América en 2021 hizo que el suministró ruso de petróleo alcanzara nivel récord en 2021, habiendo suministrado alrededor de 135.000 barriles por día (bpd), equivalente al 5,5% de las importaciones totales de crudo de EE.UU. en 2021, con el embargo a las importaciones rusas otros proveedores toman parte del relevo.

En este sentido, América Latina sigue siendo una de las regiones que han sacado provecho de las circunstancias. Los productores de petróleo (y sus sustitutos) de América Latina se han visto beneficiados por la decisión impuesta por Estados Unidos de no comprar más crudo ruso. Una medida que se anunció en marzo aunque se fijó el 22 de abril como fecha límite para las compras, pero los resultados ya se pueden palpar.

Tan solo en el cuarto mes, las refinerías estadounidenses importaron alrededor de 1,34 millones bpd de crudo y combustóleo de América Latina, el nivel más alto desde septiembre, que sumando los dos meses, el alza es de casi 50% respecto al año anterior (según datos de la Aduana estadounidense).  Las importaciones de combustóleo de América Latina promediaron los 200.000 bpd en marzo y abril, un 49 % más que en los 12 meses anteriores, según informó Asset Managers y Estrategias de Inversión.

Cabe decir que la participación de México en las importaciones de fuel oil de EE.UU. subió a alrededor de 27 % en marzo y abril, desde 19 % del año anterior. Así las cosas, se reportaron que unas 15 embarcaciones descargaron 159.000 bpd de fuel oil mexicano en Luisiana, California, Texas y Florida, abasteciendo a Exxon Mobil, Chevron y Marathon Petroleum, entre otras.

En cuanto a Colombia, otro de los productores latinoamericanos, las importaciones estadounidenses también subieron en abril a 1,34 millones de bpd, nivel más alto desde septiembre. Además, se han suministrado alrededor de 1,8 millones de barriles de petróleo colombiano a los procesadores, incluidas las refinerías Delaware City de PBF Energy y St Charles de Valero.

Incluso, el gobierno de Colombia manifestó en días pasados que podría aumentar las exportaciones de petróleo a Estados Unidos en unos 40.000 bpd para fin de año.

Las compras de Argentina aumentaron a un máximo de cuatro años, mientras que las importaciones de Colombia alcanzaron su nivel más alto desde septiembre de 2020. Los cargamentos del ligero argentino Medanito llegaron a la refinería Benicia de Valero Energy en California ya la refinería Ferndale de Phillips 66 en Washington.

De acuerdo con Reuters, alrededor de un millón de barriles de crudo mediano Escalante de Argentina también se descargaron en la planta de Honolulu de Par Hawaii Refining.

Pero la cosa no queda aquí, ya que Washington le da el OK a la petrolera Chevron para un posible reinicio de operaciones en Venezuela. Cabe recordar que Venezuela cuenta con la mayor reserva petrolera, aunque no cuenta con capacidad de producción debido tanto a las sanciones impuestas por norteamérica (y que esta semana se conoció que comenzaría a levantar) como por la situación propia del país.

De este modo, EE.UU. vuelve a mirar al "patio trasero" que es Latam, después de varios años de olvido. ¿Será una carrera a largo plazo? Por ahora hay que prestar atención a la evolución de los mercados financieros en América Latina, que en lo que va del año se anotan ganancias de doble dígito, con Brasil a la cabeza, a pesar de los últimos acontecimientos entre Bolsonaro y directivos de Petrobras:

Cabe comentar el comportamiento en bolsa de las compañías petroleras en Latinoamérica. La petrolera brasileña Petrobras consigue una rentabilidad en lo que va del año cercana al 40% en reales, seguida de 3R Petroleum Oleo e Gas del 30,4% y de 26,6% en Petro Rio.

Por su parte, Ecopetrol de Colombia sube un 7,7% en dólares, mientras que la argentina Tenaris (lider mundial en la producción de tubos de acero sin costura para la industria del petróleo) sube un 58,2% en euros en lo que va del año.

Entre los fondos que invierten en Latam y que este año van liderando las ganancias destacan:

EFECTO DOMINÓ PROFUNDIZA  PROBLEMAS DE LA PANDEMIA Y EMPEORA EL HAMBRE EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE
La cantidad de personas con inseguridad alimentaria severa se ha disparado en más de medio millón entre diciembre de 2021 y marzo de 2022 en América Latina y el Caribe, mientras la región lucha para hacer frente a las consecuencias del COVID-19, ahora junto con las consecuencias del conflicto en Ucrania, advierte el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas.

La inseguridad alimentaria afecta ahora a 9,3 millones de personas en los países donde WFP tiene presencia en la región, según encuestas recientes realizadas por la organización. En el peor de los casos, donde el conflicto en Ucrania continúa sin cesar, la cifra podría ascender a 13,3 millones.

“Millones de personas podrían verse empujadas a la pobreza y el hambre si continúa el conflicto en Ucrania. La región ya está lidiando con el COVID-19, el aumento de los costos y los extremos climáticos”, dijo Lola Castro, directora regional de WFP para América Latina y el Caribe. “Podríamos volver a los picos de inseguridad alimentaria observados durante el punto álgido de la pandemia, ya que la pérdida de empleos e ingresos, la inflación alimentaria y otros factores impulsores golpean a las personas más vulnerables”.

Los precios de las materias primas y la energía han aumentado desde el conflicto en Ucrania. El aumento de la inflación alimentaria amenaza a la región, con varios países altamente dependientes de las importaciones de cereales. Las islas del Caribe que importan una gran parte de sus alimentos se verán afectadas a medida que se dispare el costo del flete marítimo.

Los aumentos en los precios de los alimentos y el petróleo también están elevando los costos operativos del PMA. Los costos asociados con la compra y el envío de alimentos ya estaban aumentando debido a las interrupciones en la cadena de suministro relacionadas con el COVID-19. 

El PMA compra arroz, frijoles negros, lentejas y aceite vegetal en la región. Los costos promedio por tonelada métrica de estos cuatro productos básicos aumentaron un 27 % entre enero y abril de 2022, y un 111 % entre enero de 2019 y abril de 2022. Las transferencias de efectivo del PMA a las poblaciones vulnerables también se han visto afectadas.

“En este año de necesidades sin precedentes, nuestro dólar humanitario está al límite. Si bien la cantidad de personas que padecen hambre sigue aumentando, la brecha entre nuestras necesidades de financiamiento y los recursos disponibles continúa ampliándose”, dijo Castro.

El PMA requiere urgentemente US$ 315 millones para cubrir sus costos operativos en toda la región durante los próximos seis meses.

En medio de una creciente inseguridad alimentaria, la región se prepara para una tercera temporada de huracanes en el Atlántico por encima del promedio a partir de junio, que tiene el potencial de empujar a más personas al hambre.