El responsable de la Pastoral Social de Catamarca, Luis Segura, expresó la preocupación de la Iglesia de Catamarca en relación con el conflicto minero. En ese sentido, ratificó el ofrecimiento de la Pastoral de ser un nexo entre las distintas partes involucradas para ponerle fin al pleito.
Para Segura, es necesario hacerle frente a la situación, ya que de lo contrario este conflicto podría afectar las relaciones sociales de los catamarqueños en general.
“En abril del año pasado hubo otros problemas en relación con la minería y un año después vuelve a repetirse. Es por eso que nosotros consideramos que el problema subsiste y no son hechos aislados que surgen de muy en tanto. Son fases de un mismo problema que ya lleva casi una década o más”, dijo en diálogo con la prensa.
Segura afirmó que si el tema minero “no se soluciona definitivamente o por lo menos se llega a un gran acuerdo entre las partes involucradas”, no solo se verá afectada la cuestión minera “sino el aspecto social, el de las relaciones de la comunidad, interpersonales y familiares”.
“Es un tema que hay que abordarlo por más difícil que se presente y tratar de solucionarlo. Todos tienen que poner algo a favor de la paz social”, dijo, para luego cuestionar que en este conflicto “las posiciones están muy atrincheradas” y que “nadie quiere ceder nada para buscar una solución”.
“Contamos con 31 párrocos dentro de la provincia. Nosotros elaboramos una encuesta con alrededor de 30 preguntas a todos los párrocos que tienen jurisdicción, específicamente en zonas mineras para conocer su opinión y por supuesto suponemos que habrán consultado a su gente más allegada”, explicó.
Según relató en base a la información recabada, “para los párrocos, la situación es compleja y preocupante al igual que la cuestión social. Aparte de que ellos también quedan en el medio de los grupos en disputa”.
Finalmente, Segura afirmó que si las partes no responden al llamado, desde la Pastoral Social no tienen problemas en salir a buscar a los actores para concretar el diálogo. “Nosotros intentamos el año pasado acercarnos a la parte estatal. Incluso hicimos algunas visitas al Ministerio de Minería buscando información y explicando cuáles son nuestras preocupaciones. Lamentablemente no pudimos llegar todavía al otro sector, tal vez porque se encuentran concentrados en las zonas de conflicto”, dijo y añadió: “Nosotros no tendríamos problemas de ofrecerles, cara a cara, concretar este posible diálogo”.
DOCUMENTO
Días atrás, la Pastoral Social de Catamarca emitió un documento donde expresó su postura en relación con este nuevo episodio del conflicto minero.
“Los últimos hechos de violencia sucedidos en Andalgalá, y que son de público conocimiento, han puesto de nuevo sobre el tapete lo que podríamos ya denominar la cuestión minera. Se trata de una situación social que aparece como problemática porque suscita muchos interrogantes y porque a la hora de dar respuestas los actores involucrados, sea por la razón que fuere, no logran ponerse de acuerdo convergiendo todo en un conflicto de intereses que algunos no ven otra salida que dirimirlo por la fuerza”, dice el instrumento.
Posteriormente, afirmó que “es evidente que nadie quiere escuchar a nadie, porque si existiera la voluntad de escuchar, ya todos se hubiesen puesto de acuerdo para dialogar”. En ese marco se preguntó “¿Quién tiene la razón? ¿Quién, la verdad? ¿La tienen los que impulsan la minería? ¿La tienen los que se oponen a la minería a gran escala? ¿No será más bien que todos tienen algo de razón y todos tienen parte de verdad?”, entre otros interrogantes.
Para la Pastoral Social existen elementos para intentar solucionar el conflicto. En este sentido, destaca la Encíclica Laudato Si del Papa Francisco, y el Documento “Discípulos misioneros, custodios de la casa común” del Episcopado Latinoamericano.
“Una conversación a la luz de los principios que allí se nos ofrecen podrá emanar claridad sobre los obstáculos que impiden escuchar y recibir orientaciones para destrabar el conflicto por medio del diálogo”, resalta.
Pero la Pastoral no solo se queda con el conflicto en Andalgalá sino que también se refiere al boom del litio. “No nos podemos quedar solamente con lo que, con esfuerzo periodístico y hasta donde tienen acceso, publican los medios de comunicación. Todos escuchamos hablar del litio. ¿Sabemos qué es? ¿Para qué sirve? ¿Cómo se utiliza? ¿Cómo se lo extrae? ¿En qué zonas de Catamarca se concentran? ¿Quiénes lo van extraer? ¿Cómo? ¿Quiénes controlarán su extracción y producción?”, se preguntó entre otras cosas.
“Hace un año lo dijimos. Ahora nos parece conveniente repetirlo: ‘Conversando se entiende la gente’. Si hace falta nuestra colaboración para que pueda darse ese diálogo, estamos a disposición de dar lo que desde la Iglesia podemos ofrecer”, cerró.