Grupos políticos coinciden con en reactivar Midcat, pero con fondos europeos y gas renovable
Desde que estalló la guerra en Ucrania, España reclama recuperar el proyecto del gasoducto MidCat con Francia, para reducir así la independencia energética europea de Rusia, una idea ambiciosa pero llena de obstáculos.
Lanzado en 2003, el proyecto MidCat (regiones francesa de Midi y española de Cataluña) pretende unir las redes gasísticas de Francia y España mediante un gasoducto de 190 kilómetros entre Hostalric, al norte de Barcelona, y Barbaira, cerca de Carcassonne, atravesando los Pirineos.
Su objetivo es conducir el gas de Argelia al resto de Europa y poner fin al aislamiento energético de la Península Ibérica, que sólo está unida a Francia, y al resto de la Unión Europea, por dos gasoductos de poca capacidad.
Tras años de obras, el proyecto, rebautizado STEP (South Transit East Pyrenees), fue finalmente abandonado a principios de 2019 tras el dictamen desfavorable de los organismos reguladores francés y español.
¿La causa? Su impacto medioambiental, denunciado por los ecologistas, así como su escaso interés económico. Un estudio encargado por la Comisión Europea llegó en 2018 a la conclusión de que no podría ser rentable.
Desde la guerra de Ucrania, la UE ha apostado por acabar con su dependencia del gas ruso, que supone casi el 40% de su consumo, y eso ha reavivado el interés estratégico por una interconexión entre España y Francia.
España está unida a Argelia por un gasoducto submarino de 750 kilómetros, el Medgaz, así como por un segundo gasoducto, el GME, vía Marruecos, que fue puesto fuera de servicio en otoño por Argel en el marco de una crisis diplomática con Rabat, pero que no ha sido desmantelado.
Además, España también cuenta con seis terminales de regasificación de gas natural licuado (GNL), más que cualquier otro país europeo.
Esta red, junto con un puerto de gas en Portugal, podría convertir a la península en una de las principales puertas de entrada de gas a la UE.
MidCat es "crucial" para "librarnos de las amenazas rusas" y "del chantaje del Kremlin", insistió el viernes en Barcelona la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
OBSTÁCULOS
La realización del MidCat topa con varios obstáculos, empezando por su coste -evaluado en 2018 en 440 millones de euros (464 millones de dólares)- y la duración de las obras, estimada en tres o cuatro años.
"El Midcat no se puede enfocar como solución a corto plazo", recordó a mediados de marzo el embajador de Francia en España, Jean-Michel Casa, en el diario barcelonés La Vanguardia.
A este problema se le une la falta de conexiones entre Francia y Alemania, principal país interesado en el gas que pudiera llegar de España, lo que obligaría a más obras.
Es "más fácil llevar el gas directamente por barco a Alemania" que "construir una tubería entre España y Francia", aseguró Thierry Bros, profesor en el Instituto de Estudios Políticos de París (Sciences Po).
"Por supuesto, ello implicaría construir terminales de gas en Alemania", pero su coste "no sería superior" al del Midcat, aseguró a la AFP.
¿QUÉ APOYOS TIENE?
Pese a que el debate sobre su necesidad no está zanjado, el MidCat cuenta con importantes apoyos, sobre todo en España, donde las autoridades regionales catalanas y el gobierno central presionan para que Bruselas declare el proyecto de "interés comunitario".
Francia se ha mostrado hasta ahora más reservada, pero, según Madrid, esta posición está cambiando: "Las circunstancias han cambiado" y "la percepción de riesgos y oportunidades" también, dijo el miércoles la ministra de Transición Ecológica española, Teresa Ribera, que cree que en París "entienden que tienen que hacerlo".
Sin embargo, el proyecto podría tropezar con la financiación. Para España, el coste debería ser asumido por Bruselas y no por los contribuyentes españoles, ya que el proyecto beneficiaría a toda la UE, pero la Comisión aún no se ha comprometido a financiarlo.
Todo dependerá, sin duda, de los contornos exactos del proyecto: ansiosa por defender su viabilidad, Madrid ha abogado en las últimas semanas por un gasoducto compatible con el transporte de hidrógeno verde. Un cambio para convencer a Bruselas, que desea dar prioridad a la financiación de las energías renovables.
PARTIDOS POLÍTICOS DE ESPAÑA COINCIDEN EN REACTIVACIÓN
El PSOE, Esquerra Republicana y el PNV han coincidido con el PP en reactivar el gasoducto Midcat con Francia, pero siempre y cuando el proyecto cuente con el visto bueno del país vecino, disponga de financiación europea y sea compatible con el gas renovable, mientras que Unidas Podemos se ha desmarcado y ha avanzado que votará en contra, según informó Europa Press.
La reactivación de esta infraestructura gasística es una de las propuestas de la proposición no de ley defendida este martes en el Pleno del Congreso por el PP, dirigida a aumentar la capacidad de España para suministrar gas a Europa y absorber gas natural licuado, con una nueva regasificadora en El Musel (Gijón).
"Estamos ante una oportunidad única como país para que España se convierta en un país clave", ha esgrimido José Alberto Herrero Bono (PP), que ha acusado al Gobierno de "falta de previsión y liderazgo" por no ampliar las interconexiones con los países vecinos, lo que habría facilitado a la Unión Europea cortar relaciones energéticas con Rusia.
¿Y FRANCIA QUÉ DICE?
Por el PSOE, Esther Padilla ha señalado que el gobierno ya trabaja con la CNMC en la reactivación del Musel, pero para que no suponga un coste adicional, y ha instado al PP a aceptar en su propuesta las condiciones planteadas ya que, en caso contrario, la propuesta "iría en contra de los intereses del país".
"También deberíamos conocer qué dice Francia", ha dicho Idoia Sagastizabal, portavoz económica del PNV, que junto con su homólogo en ERC, Joan Capdevila, ha condicionado su respaldo a que sea compatible con hidrógeno verde, y que sea reciba financiación comunitaria. "La recuperación del proyecto merece un 'sí', pero condicionado", ha dicho.
PODEMOS: EL GAS NO ES VERDE Y MIDCAT ENCARECERÍA LA ENERGÍA
Unidas Podemos ha sido la única fuerza en oponerse a la propuesta, sosteniendo su diputada Laura Domínguez que el gas no es una energía verde --"Sus emisiones en la extracción y el transporte emiten un gas invernadero peor que el CO2"-- y poniendo en duda las bondades económicas del proyecto.
Así, ha señalado que el análisis de este proyecto antes de ser descartado mostró que, lejos de rebajar la factura, la aumentaría por su coste, pero que tampoco reduciría la dependencia energética, incluso tras simular un corte del suministro ruso o de la conexión con el Magreb.
VOX, Cs, PDeCAT Y JUNTS TAMBIÉN AVALAN LA INTERCONEXIÓN
Además del PP, PSOE, ERC y PNV, se han posicionado a favor de potenciar las interconexiones gasísticas Vox, Ciudadanos, PDeCAT, Junts y Foro Asturias. La diputada de Vox Mireia Borrás ha defendido el proyecto para mejorar la eficiencia y seguridad de suministro del sistema gasística, así como la garantía de suministro.
Mari Carmen Martínez Granados, de Cs, ha defendido que se garantice la compatibilidad del gasoducto con el hidrógeno, al igual que lo ha hecho Ferran Bel (PDeCAT), mientras que Pilar Calvo, de Junts, se ha felicitado que la opinión contraria de los reguladores haya quedado desfasada por la actual crisis energética, a raíz de la invasión rusa de Ucrania.