Venezuela no está en condiciones de suplir el crudo que Estados Unidos dejó de comprar a Rusia desde el viernes 22 de abril como sanción por la guerra en Ucrania
La recuperación de la producción petrolera de Venezuela, que de 3.2 millones de barriles por día (bpd) en 1998 pasó a no superar ahora el millón, es una de las principales metas del ilegítimo presidente Nicolás Maduro en medio de la crisis energética mundial, pero, a juicio de expertos, difícil de alcanzar sin una resolución del conflicto político interno y con las sanciones aún vigentes.
Las medidas internacionales contra la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) fueron la estocada final a una industria que, de ser una de las más poderosas del mundo, se ha venido abajo en los últimos años por la falta de inversión, la reducción del recurso humano calificado, la errónea gestión y la corrupción, según especialistas.
La producción cerró el primer trimestre del año en un promedio de 756,000 bpd después de haber logrado sobrepasar los 800,000 bpd en los últimos tres meses del 2021, según el reporte de las autoridades venezolanas a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), aunque Maduro había asegurado que se alcanzó el millón.
Las fuentes secundarias, en cambio, reportan una producción más baja de una media de 682,000 bdp de enero a marzo del 2022.
Con estos niveles, afirmó el economista Rafael Quiroz, Venezuela no está en condiciones de suplir el crudo que Estados Unidos dejó de comprar a Rusia desde el viernes 22 de abril como sanción por la guerra en Ucrania en un escenario en el que el gobierno de Joe Biden flexibilice sus medidas contra PDVSA y permita la venta de crudo venezolano en su país.
“Nosotros no tenemos cómo suministrar un barril de petróleo ni a Estados Unidos ni a ningún otro país, sea vecino, amigo, enemigo, empresario o no empresario”, dijo.
VANAS PROMESAS
En un intento por ser optimista, consideró que, con un levantamiento de las sanciones y una inversión inicial de más de US$ 2,000 millones por parte del capital extranjero, la producción pudiera alcanzar, en el mejor de los casos, un nivel de 1.1 millones de bpd a finales de este año, pero no los dos millones que Maduro ha prometido en lo que va del 2022, según informó EFE.
“No creo que la producción petrolera venezolana vaya a recuperarse tan significativamente como lo dijo el presidente Maduro y su ministro (de Petróleo) Tareck El Aissami, que para el cierre de diciembre íbamos a tener dos millones de barriles. Estos señores no conocen nada de petróleo o simplemente son unos irresponsables”, expresó Quiroz.
De hecho, señaló que el mayor crecimiento interanual que registró PDVSA en sus mejores tiempos, tanto en el periodo de 1976-1984 como en el de 2000-2005, fue de 470,000 bpd de crudo.
Explicó que la suspensión de las sanciones pudiera aliviar las restricciones de las operaciones de la estadounidense Chevron, que tiene un 30% de participación en la empresa Petropiar, ubicada en la Faja Petrolífera del Orinoco “Hugo Chávez”, donde, según datos de PDVSA, la reserva asciende a 279,117 millones de barriles.
DIÁLOGO NACIONAL E INVERSIÓN EXTRANJERA
Para el economista Rodrigo Cabezas, profesor activo de la Escuela de Economía de la Universidad del Zulia (LUZ), un levantamiento de las sanciones se puede dar sólo si se llega a una solución del conflicto político. Para eso, aboga por el diálogo entre el gobierno y la oposición, suspendido desde octubre.
“No hay posibilidad de recuperación de la producción de crudo si no se resuelve el conflicto político que ha conducido a sanciones económicas que afecta a la actividad productiva de la industria petrolera. Las grandes transnacionales petroleras no van a venir a arriesgarse mientras haya una situación de desestabilización política”, dijo.
Cabezas, quien fue ministro de Finanzas en el gobierno de Hugo Chávez, calcula que, en un plazo de entre seis y ocho años, la nación podría aumentar su producción a 2.6 millones de bpd de crudo si se invierten entre US$ 100,000 millones y US$ 110,000 millones, recursos “que no tiene la economía venezolana”, sino los inversionistas internacionales.
Para atraer capital extranjero, explicó, es necesario un programa que contemple “arreglos jurídicos” para mejorar la presión fiscal petrolera y ampliar el margen de ganancia, una nueva modalidad de negocio en la que los privados manejen las operaciones de las compañías mixtas, y la reestructuración de la deuda de PDVSA, que supera “los US$ 70,000 millones”.
Sin embargo, no ve en el corto plazo “ninguna posibilidad de que haya un incremento de producción petrolera con inversión en Venezuela mientras que siga el actual estatus político y económico con el señor Maduro”.
El bajo bombeo de PDVSA, los descuentos que aplica para vender su crudo, los problemas para cobrar tras las sanciones al sistema financiero ruso y la competencia de este país en el mercado asiático tras la prohibición de Estados Unidos, dificultan que Venezuela pueda aprovechar, de distintas formas, la crisis energética mundial, que disparó el barril por encima de los US$ 100.