YAN CARRIERE-SWALLOW, PRAGYAN DEB, DAVIDE FURCERI, DANIEL JIMENEZ Y JONATHAN D. OSTRY
El mar transporta más del 80% de las mercancías comerciadas en el mundo, la mayor parte de las cuales navegan dentro de contenedores de acero de 40 pies de largo con miles de ellos apilados en algunos de los buques más grandes jamás construidos.
La conmoción de la pandemia puso de manifiesto lo crucial que es el comercio marítimo de contenedores para la economía mundial. De Shanghai a Rotterdam y a Los Ángeles, el coronavirus puso en jaque las cadenas de suministro. Los puertos carecían de trabajadores por estar enfermos en casa.
Los conductores de camiones y las tripulaciones de los barcos no podían cruzar las fronteras debido a las restricciones de salud pública. La demanda acumulada por los enormes programas de estímulo durante los prolongados cierres abrumó la capacidad de las cadenas de suministro.
Además de provocar retrasos en la llegada de los productos a los clientes, el coste de su transporte se disparó.
Como muestra el gráfico correspondiente, el resultado de estos problemas fue que el coste de envío de un contenedor en las rutas comerciales transoceánicas del mundo se multiplicó por siete en los 18 meses posteriores a marzo de 2020, mientras que el coste de envío de productos básicos a granel se disparó aún más.
Un nuevo estudio realizado por el FMI (Fondo Monetario Internacional) muestra que el impacto inflacionista de estos costes más elevados va a seguir aumentando hasta finales de este año. El análisis es anterior a la guerra de Ucrania, pero no está aislado de ella: el conflicto probablemente exacerbará la inflación mundial.
La crisis del transporte de mercancías. Los costes del transporte marítimo mundial se dispararon durante la pandemia, y es probable que sigan impulsando la inflación hasta finales de año.
Al estudiar los datos de 143 países durante los últimos 30 años, el estuio descubrió que los costes de transporte son un importante motor para aumentar la inflación en todo el mundo: cuando las tarifas de los fletes se duplican, la inflación aumenta en aproximadamente 0,7 puntos porcentuales.
Y lo que es más importante, los efectos son bastante persistentes, alcanzando un máximo al cabo de un año y durando hasta 18 meses. Esto implica que el aumento de los costes de transporte marítimo observado en 2021 podría aumentar la inflación en unos 1,5 puntos porcentuales en 2022.
Aunque la repercusión en la inflación es menor que la asociada a los precios de los carburantes o los alimentos -que representan una mayor proporción de las compras de los consumidores-, los costes de transporte son mucho más volátiles.
En consecuencia, la contribución a la variación de la inflación debida a las variaciones de los precios mundiales del transporte marítimo es cuantitativamente similar a la variación generada por las perturbaciones de los precios mundiales del petróleo y los alimentos.
Las conclusiones también revelan algunos mecanismos en juego. Se demuestra que el aumento de los costes del transporte marítimo afecta a los precios de los bienes importados en el muelle en un plazo de dos meses y repercute rápidamente en los precios de los productores, muchos de los cuales dependen de insumos importados para fabricar sus productos.
Pero el impacto en los precios que los consumidores pagan en la caja registradora se acumula más gradualmente, alcanzando su punto máximo al cabo de 12 meses. Se trata de un proceso mucho más lento que el que se observa tras una subida de los precios mundiales del petróleo, que los conductores notan en el surtidor en un par de meses.
El aumento de los costes de transporte afecta a la inflación en algunos países más que en otros. En primer lugar, la investigación muestra que las características estructurales de una economía son importantes. Los países que importan más de lo que consumen registran mayores aumentos de la inflación, al igual que los que están más integrados en las cadenas de suministro mundiales.
Del mismo modo, los países que suelen pagar costes de transporte más elevados -países sin litoral, países de renta baja y, especialmente, Estados insulares- ven aumentar la inflación cuando éstos suben.
Los países que importan más de lo que consumen registran mayores aumentos de la inflación
En segundo lugar, un marco de política monetaria sólido y creíble puede contribuir a mitigar los efectos secundarios de los precios de las importaciones y la inflación. El análisis muestra que mantener las expectativas de inflación bien ancladas es fundamental para contener el efecto de la subida de los costes de transporte en los precios de consumo, especialmente en las medidas básicas que excluyen el combustible y los alimentos.
Estos resultados sugieren que el impacto inflacionista de los costes del transporte marítimo seguirá aumentando hasta finales de 2022. Esto creará complicadas compensaciones para muchos banqueros centrales que se enfrentan a una inflación creciente y a una holgura todavía amplia en la actividad económica.
Además, es probable que la guerra en Ucrania provoque nuevas interrupciones en las cadenas de suministro, lo que podría mantener los costes de transporte mundial -y sus efectos inflacionistas- más altos durante más tiempo.