Las sanciones impuestas recientemente a Rusia tras la invasión a Ucrania reafirman la necesidad de diversificar las fuentes de bienes y servicios esenciales y privilegiar a los mercados que no representan un alto riesgo geopolítico.
A los altos costos del gas y el petróleo se suma el incremento en los precios de productos básicos para la agricultura. Rusia y Bielorrusia son el segundo y tercer país productor de potasa, que es la base para la fabricación de ciertos fertilizantes, cuyos precios se han duplicado en comparación con los registrados en el 2021. 80% de la producción mundial de potasa está concentrada en cuatro países, donde también se encuentran China y Canadá.
Infografía: La República
PESADILLA DE PRECIOS
Los fertilizantes son fundamentales para mantener un alto rendimiento del maíz, la soja, el arroz y el trigo, y los agricultores se esfuerzan por adaptarse.
Los precios de la urea, la potasa y el fosfato se han disparado entre un 30 y 40% desde el inicio de la guerra en Ucrania, habiendo alcanzado ya máximos históricos a finales de 2021. A esto hay que añadir el aumento del precio del gas, que se utiliza para fabricar los abonos nitrogenados.
La tensión en el mercado procede del cese de las exportaciones de Ucrania y, sobre todo, de Rusia, que es un importante proveedor tanto de insumos como de materias primas utilizadas en su fabricación, como el azufre y el amoníaco, cuyo oleoducto hacia el Mar Negro ha tenido que ser cerrado.
Moscú ha pedido a los productores de fertilizantes rusos que dejen de exportar. Una directiva que se suma a la imposibilidad de vender al exterior: Tres de los cuatro principales propietarios de empresas rusas de fertilizantes han sido objeto de sanciones, lo que hace que los bancos sean más cautelosos.
LOS MÁS VULNERABLES
La crisis está penalizando a los fabricantes de fertilizantes como la Office Chérifien des Phosphates (OCP) de Marruecos y, a su vez, a sus clientes. La OCP suele abastecerse de potasa rusa y bielorrusa para fabricar NPK, un abono que se vende sobre todo a varios países de África Occidental (Benín, Togo, Malí, Senegal). Por lo tanto, la OCP puede verse obligada a concentrarse en la producción de abonos fosfatados en detrimento de los NPK.
Brasil, que importa 12 millones de toneladas de potasa al año, suele obtener la mitad de sus suministros de Rusia. De ahí la desesperación de los importadores que ya no saben a quién recurrir.
Brasil, una potencia del sector, ilustra la situación. Algunos agricultores están aplicando menos fertilizantes a su maíz y algunos legisladores federales están presionando para abrir tierras indígenas protegidas para la extracción de potasa. En Zimbabue y Kenia, los pequeños granjeros están volviendo a usar estiércol para nutrir sus cultivos. En Canadá, un agricultor de colza ya ha almacenado fertilizante para la temporada de 2023 en previsión de que los precios sean aún más altos.
La misma preocupación tiene India, el otro gran importador de fertilizantes, que acaba de aumentar sus compras a Canadá, Israel y Jordania para satisfacer sus necesidades, que el gobierno estima en 30 millones de toneladas.
En menor medida, Europa también está preocupada. Sólo Estados Unidos, que se autoabastece de fertilizantes, no debería sufrir la crisis actual. China también podría salir mejor parada que los demás, gracias a sus buenas relaciones con Rusia.
DOBLE AMENAZA
Los precios internacionales de los fertilizantes ya eran altos antes de la invasión rusa del 24 de febrero, ya que los precios récord del gas natural y el carbón obligaron a algunos fabricantes a reducir la producción en un sector de gran consumo energético. Las ciudades ucranianas han sido asediadas por misiles, tanques y tropas en lo que Moscú ha denominado una "operación especial" para desmilitarizar el país. Rusia niega haber atacado a civiles en el conflicto.
Países occidentales respondieron con duras sanciones económicas a Rusia, mientras que Estados Unidos y la Unión Europea impusieron nuevas sanciones al presidente bielorruso Alexander Lukashenko, que ha prestado apoyo a la ofensiva rusa.
En conjunto, Rusia y Bielorrusia representaron el año pasado más del 40% de las exportaciones mundiales de potasa, uno de los tres nutrientes fundamentales usados para aumentar el rendimiento de los cultivos, informó este mes el banco neerlandés Rabobank. Además, Rusia representó cerca del 22% de las exportaciones mundiales de amoníaco, el 14% de las de urea y cerca del 14% de las de fosfato monoamónico (MAP), todos ellos abonos importantes.
Las sanciones han interrumpido las ventas de fertilizantes y cultivos procedentes de Rusia. Muchos bancos y comerciantes occidentales evitan los suministros rusos por temor a entrar en conflicto con las cambiantes normas, mientras que las navieras no se acercan a la región del Mar Negro por motivos de seguridad.
Todo ello supone un doble golpe para el suministro mundial de alimentos.
Rusia y Ucrania son grandes productores de cereales. Juntos representan alrededor del 30% de las exportaciones mundiales de trigo y el 20% de las de maíz. Los envíos de grano a través del Mar Negro ya se han visto interrumpidos. La paralización de las entregas de estos dos países ha contribuido a estimular la galopante inflación alimentaria mundial. El Banco Mundial dijo la semana pasada que varios países en desarrollo se enfrentan a una escasez de trigo a corto plazo debido a su gran dependencia de las exportaciones ucranianas.
Pero la crisis de los fertilizantes es, en cierto modo, más preocupante, porque podría inhibir la producción de alimentos en el resto del mundo, algo que podría ayudar a compensar la escasez, dijo Máximo Torero, economista jefe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
"Si no se resuelve el problema de los fertilizantes, y el comercio de los mismos no continúa, entonces tendremos un problema muy serio de suministro de el próximo año", dijo Torero a Reuters.
CHINA LIBERA RESERVAS
El organismo estatal de planificación de China solicitó a las principales empresas que liberaran 1 millón de toneladas de reservas de potasa del país.
La agencia está coordinando la liberación oportuna de fertilizante potásico importado al mercado para cumplir con la demanda durante la siembra de primavera boreal, según un aviso publicado en la cuenta oficial de WeChat de la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma.
La comisión trabajará con otros departamentos y tomará medidas para promover la producción nacional, aumentar las importaciones y liberar reservas de fertilizantes para garantizar el suministro en el mercado, según el comunicado.
RALLY AGRÍCOLA
El grano que lideró la subas durante estos últimos 30 días fue el trigo, al acumular un incremento de 25,83% en el mercado de Chicago hasta alcanzar los 405,01 dólares la tonelada, tras sumar 83,13 dólares en ese período, informó El Ciudadano.
También el maíz exhibió incrementos de consideración, con un salto del 10,28% en su contrato de vencimiento más corto, en US$ 296,84 la tonelada, US$ 27,66 más que la cotización del 23 de febrero pasado, antes de que se produzca la invasión rusa a Ucrania.
El complejo oleaginoso también tuvo su rally alcista, aunque de menor magnitud.
En los 30 días que van de guerra, la soja, cuya cotización fue muy volátil durante este período, obtuvo una mejora de 2,1% hasta los US$ 628,41 la tonelada; mientras que la harina de soja ganó 3,57%, en US$ 537,81 la tonelada, y el aceite de soja trepó 5,7%, en US$ 1.647,93 la tonelada.
Para el analista del Departamento de Informaciones y Estudios Económicos de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), Bruno Ferrari, el incremento en los precios, sobre todo del trigo y del maíz, se explica por la fuerte participación que tienen Rusia y Ucrania en el comercio internacional de granos y por la paralización de la logística de embarques en el Mar Negro, punto de salida de los cargamentos.
Ferrari dijo que Rusia y Ucrania explican el 29% de las exportaciones de trigo a nivel mundial, el 19% de las de maíz y 78% de las de aceite de girasol.
Es por esto que el especialista aseguró que “el conflicto está afectando los embarques del Mar Negro tiene un impacto concreto sobre la posibilidad de abastecer la demanda internacional de los principales commodities”.
“En este contexto se configura un escenario donde se plantean precios internacionales relativamente altos para los cultivos”, marcó Ferrari y proyectó que “en cuanto a las perspectivas futuras se pueden dar diversos escenarios, los cuales van a depender exclusivamente de lo que suceda en el Mar Negro, si se logra alcanzar una mayor fluidez de las exportaciones de la región”.
“Hasta que no suceda eso, es probable que al menos los precios se mantengan estables, sumado a que ahora el mercado está poniendo el foco de cómo evoluciona la siembra de trigo en Ucrania donde ya se prevé un recorte en la superficie”, sostuvo Ferrari.
La guerra no solo imprimió una fuerte volatilidad en los precios de los granos: también afectó al mercado de insumos agrícolas, más puntualmente al de los fertilizantes.
Rusia es un jugador importante en la elaboración de fertilizantes y exporta a Argentina el 10% del total de las 4,4 millones de toneladas que importa el país, según un informe elaborado por la Cámara de la Industria Argentina de Fertilizantes y Agroquímicos (Ciafa).
La entidad empresaria puntualizó que del total de los fertilizantes fosfatados importados por Argentina, estimados en aproximadamente 1,75 millones de toneladas, Rusia explica el 15% de las compras.
“Si bien en valores porcentuales el actual conflicto que involucra a Rusia y Ucrania parecería no ser relevante, otros países importantes en la provisión de fertilizantes, como Estados Unidos y China, están abasteciendo sus mercados locales y no están abriendo sus ventanas de exportación”, explicaron desde Ciafa.
Es por esto que “hay preocupación por el abastecimiento de fertilizantes para la campaña de cultivos de fina que esta próxima a sembrarse”, ya que “la productividad de los cereales de invierno es altamente dependiente de la tecnología de fertilización, requiriendo aproximadamente 1,7 millones de toneladas, es decir, cerca de un 30% del total del consumo anual”.