VICENTE NIEVES
El mercado de petróleo se enfrenta a una situación totalmente inesperada y que no tiene parangón en la historia moderna. En poco más de un año, este mercado ha sufrido un vuelco absoluto y radical. Si a mediados de 2020 el problema era la falta de espacio para almacenar todo el petróleo que sobraba (el consumo se hundió con la pandemia), ahora el crudo se ha convertido en un bien escaso.
El mundo se enfrenta a un shock sin precedentes comparables por la naturaleza del mismo. Este problema de oferta puede llegar incluso a generar escasez o racionamiento de algunos derivados del petróleo como el diésel, según han advertido recientemente varios traders del mercado.
El barril de petróleo Brent cotiza a finales de esta semana en la zona de los 120 dólares, multiplicando por más de seis su precio desde lo peor de la pandemia en 2020. Sin embargo, el crudo aún podría estar lejos de su pico. El recrudecimiento de la guerra en Ucrania puede forzar a los países occidentales a imponer nuevas sanciones que incluyan el petróleo, lo que sin duda presionaría aún más al alza los precios del Brent y el West Texas (y nos llevaría a la recesión, según el equipo de research de Commerzbank).
Los expertos del banco alemán comentan en una nota publicada este viernes que un embargo total al crudo ruso "no está de ninguna manera fuera de la mesa (Alemania ya ha presentado su hoja de ruta para reducir a cero las importaciones de petróleo ruso). En particular, si la situación en Ucrania continúa deteriorándose, es probable que aumenten nuevamente las presiones a detener las importaciones de petróleo en la UE". Es un arma de doble filo. Herir a Rusia con un embargo supone también herir (y mucho) la economía europea: el gas y el crudo ruso son clave para el Viejo Continente.
Teniendo en cuenta todo lo anterior y que nadie sabe con certeza hacia dónde se dirige el conflicto en Ucrania, se puede concluir que este shock del petróleo no tiene comparación a lo largo de la historia por su propia naturaleza (sanciones y repudio al petróleo del segundo mayor productor del mundo), aseguran desde el equipo de materias primas de la Reserva Federal de Dallas en un análisis publicado esta semana.
"Tradicionalmente, los shocks de oferta en el petróleo han surgido por conflictos internos o sociales en los países productores de crudo o porque un conflicto militar ha destruido las instalaciones y la industria de producción de petróleo, como fue el caso de la invasión de Kuwait por Irak en 1990", explican los economistas de la Fed de Dallas.
Por el contrario, el shock de oferta esta vez es diferente y su duración es un enigma: "La razón principal por la que las exportaciones rusas de petróleo crudo y productos refinados están sufriendo desde la invasión de Rusia es por la negativa de las instituciones financieras para respaldar tales transacciones". El mundo desarrollado ha dado la espalda al petróleo ruso casi por completo (el diferencial entre el Brent y el crudo de los Urales ya supera los 30 dólares). Más tarde, EEUU y Reino Unido decidieron vetar el petróleo ruso de forma oficial, pero el daño a las exportaciones ya estaba hecho previamente.
El petróleo fuera de Rusia
A ello hay que sumarle algunos acontecimientos puntuales que están acercando al lado de la oferta a una tormenta perfecta. Desde Julius Baer comentan en una nota que "debido a supuestos daños causados por tormentas se ha cerrado una terminal de exportación clave de petróleo de Kazajistán, lo que está privando al mercado de los suministros que tanto necesita".
Kazajistán es un importante productor de petróleo que depende de un oleoducto que une los campos petroleros del Mar Caspio con las terminales petroleras del Mar Negro en Rusia para realizar sus importaciones. A principios de esta semana, el operador del puerto aseguró que los daños causados por las tormentas, la terminal cerraría para realizar trabajos de reparación y mantenimiento.
"Obviamente, esta interrupción llega en un momento muy desafortunado para los compradores de petróleo... Existen rutas comerciales alternativas, como a través del Cáucaso, pero estas rutas solo pueden compensar marginalmente el déficit. Los riesgos de un aumento del precio del petróleo de mayor duración se están incrementando considerablemente", aseguran desde Julius Baer. Esto hace que los países occidentales aceleren la búsqueda de alternativas al petróleo ruso y de sus aliados (Kazajistán es un país muy cercano a Moscú), aunque por ahora esta búsqueda no ha dado frutos.
¿Hay alternativas reales?
Las alternativas para sustituir el petróleo ruso son deficientes cuando menos. Por un lado, la OPEP se ha mostrado reacia a intentar siquiera sustituir el crudo ruso con producción propia (sobre todo de Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos) en caso de que pudiesen hacerlo. Por otro lado aparecen Irán y Venezuela, cuyo petróleo se encuentra también bajo sanciones. Incluso en un escenario de rápido levantamiento de estas sanciones, estos países no pueden multiplicar su producción de crudo de la noche a la mañana. Ni usando todo su potencial pueden suplir los más de 3-4 millones de barriles diarios de crudo y derivados rusos que calcula la Agencia Internacional de la Energía que desaparecerán.
De este modo, la única solución rápida y real es la liberación de reservas estratégicas, aunque su impacto será limitado también. Según los cálculos de la Reserva Federal de Dallas, EEUU podría liberar hasta 4,4 millones de barriles de crudo por día de su Reserva Estratégica de Petróleo (SPR), pero solo durante unos tres meses (la AIE está estudiando otra posible liberación de reservas de forma coordinada). Se podrían lanzar volúmenes adicionales después de ese período, pero a un ritmo mucho más lento". De modo que no hay alternativa real a corto plazo si la guerra se mantiene y las sanciones se prolongan.
"Por lo tanto, a menos que se pueda contener el déficit de suministro de petróleo ruso, parece necesario que el precio del petróleo aumente sustancialmente y permanezca elevado durante un largo período para eliminar el exceso de demanda de petróleo (destrucción de demanda). El pico del precio dependería de la magnitud del déficit de suministro de petróleo. Es probable que esta destrucción de la demanda se vea favorecida por el efecto recesivo de los precios más altos del gas natural y de otros productos básicos, especialmente en Europa", aseguran desde la Fed de Dallas.
También el gas
"Otra dimensión en la que el evento actual difiere de los precedentes históricos es que la reducción de las exportaciones rusas de petróleo ha venido precedida por un recorte en las exportaciones rusas de gas natural a Europa. El gas natural se utiliza para la calefacción del hogar, para la generación de energía y en la producción industrial. Por ejemplo, juega un papel central en la producción de fertilizantes. Los aumentos de precios resultantes en diversos grados se han extendido por todo el mundo a través del comercio de gas natural licuado", comentan los expertos de la Fed de Dallas.
Esto, a su vez, deja a la Unión Europea acorralada en cierta forma. A primera vista se podría pensar que Europa tiene la capacidad de amortiguar el impacto de la escasez de gas natural y petróleo usando de forma más intensiva las plantas de energía nuclear y de carbón, pero lo cierto es que "Europa también depende de Rusia para el 40% de sus suministros de carbón y, lo que es más importante, para el carbón natural y el uranio enriquecido", sostiene el informe de la Fed de Dallas.
Por ejemplo, España cuenta con grandes reservas de Uranio, pero las trabas a su explotación impiden su uso y nos hacen dependientes de las importaciones de uranio ruso (el 38% de las importaciones) para mantener en funcionamiento las centrales nucleares del país.
Finalmente y para completar la panorámica, también resulta relevante estudiar el impacto sobre los alimentos, lo que da a este shock otro aire diferenciador respecto a los sufridos en el pasado. El efecto de la invasión rusa no se limita a los mercados energéticos. Rusia y Ucrania juntos representan el 29% de las exportaciones mundiales de trigo.
La interrupción de las exportaciones del Mar Negro junto con las sanciones financieras a Rusia significan que es más que probable que el suministro de trigo y otros granos se reduzca en 2022 y más allá. La disminución de la oferta, junto con la escasez de fertilizantes producidos a partir del gas natural, hará subir los precios mundiales de los alimentos y reforzará los efectos inflacionarios. Desde la Fed de Dallas creen que la inflación 'mala' ha llegado para quedarse por culpa, en buena parte, de este shock de la oferta que no tiene comparación en la historia.